El basquetbolista paranaense llegó hace menos de un año al Flamengo y ganó todo: el Carioca, el Súper 8, la Liga de Brasil y la Champions League Américas. Vivir en Río de Janeiro, jugar en el mejor equipo del continente y ser parte de un de los clubes más importantes del mundo. “Es un desafío y una exigencia muy grande, pero también un placer y un tremendo orgullo”, dijo. “Estoy en una de las ciudades más lindas del mundo, que te sorprende permanentemente. Salgo a pasear el perro a la noche y detrás mío tengo el Cristo Redentor”, agregó
Pablo Rochi
Tarde noche en Río de Janeiro. Luciano Chuzito González cumple con la requisitoria y 19.45 se conecta al zoom. Lo hizo con cierto temor porque la tecnología no es su fuerte. Acaba de bajar la aplicación en su celular y por primera vez accede a un mano a mano a través de esta herramienta.
Antes lo había hecho por su Tablet, pero nunca por celular. Él cree que es mucho más complicado, aunque después se da cuenta que no hace falta tanta burocracia como para tener una charla en su móvil. Esa satisfacción de lograrlo se nota en su buena onda.
Arranca junio y hasta acá, el 2021 para él es perfecto. Chuzito González disfruta de un presente único y con sabor a glorioso. Juega en el Flamengo de Brasil, un peso pesado del continente, vive en Río de Janeiro y junto a su equipo no para de ganar títulos: ganó el Carioca, el Súper 8, la Liga de Brasil y la Champions League Américas, algo así como la copa Libertadores del fútbol.
"Son días de mucho disfrute después de una temporada muy buena. Ganamos otra final y así cerramos un gran año para el Flamengo. Ahora me encontrás descansando y disfrutando. Desde que llegué al club conseguimos ganar los torneos que nos propusimos. Desde ya que la Champions de las Américas era lo más deseado por los hinchas y por todos nosotros porque se trata del certamen más importante del continente. Volver a salir campeón de América era el objetivo más fuerte para este club y por suerte se logró con un gran rendimiento", dijo el basquetbolista, haciendo un resumen de su año de competencia.
-Todo jugador disfruta de los triunfos y el estar en un equipo ganador. Ahora bien, ¿qué es jugar y ser parte del mejor equipo del continente?.
-Primero es un desafío y una exigencia muy grande porque hay que estar muy bien preparado como jugador. No podés regalar nada, tenés que ser constante y rendir bien todo el tiempo. No solo en los partidos sino también en los entrenamientos. Este tipo de equipos te demanda salir campeones en todos los torneos que jugás, entonces, hay que estar listos para ir por esos objetivos. Y en segundo lugar es un placer y un orgullo muy grande el estar en un equipo así. Flamengo es un club muy grande, con muchísimos seguidores. Si bien la gente no puede ir a la cancha, por redes sociales te das cuenta que son muchos y que el fanatismo por el equipo es impresionante. Acá en Brasil nuestra temporada ha tenido grandes repercusiones. Además de los títulos hemos logrado ganar 34 partidos seguidos, una marca muy importante. Algunos reconocen que el actual plantel de Flamengo de básquet es el mejor de la historia. Bueno, si es así, ser parte es un orgullo muy grande.
-Al margen de las consagraciones, ¿cómo definirías tu temporada en la faz personal?.
-Quedé muy conforme y considero que mi temporada fue muy buena. Lo digo porque llegué a un plantel nuevo y de mucha calidad, estoy en otro país y en un equipo con pretensiones muy altas. Entonces, esa adaptación ante las exigencias fue muy buena. De entrada tuve buenos rendimientos. Después, me sentí muy cómodo y muy a gusto con el equipo y su forma de jugar.
(Más información en la edición gráfica número 1121 de la revista ANALISIS del jueves 10 de junio de 2021)