Defensoría del Pueblo y Consejo Económico Social: sin tiempo para excusas

El ciudadano de a pie, con o sin conciencia,observa y transita una deriva institucional. Afectado en sus derechos, aturdido, desconfiando de los procesos formales, se siente a la intemperie.La ciudadanía se aísla. Masculla impotencia. Acumula enojos y, lamentablemente, deja de participar. ¿Qué hacer cuando nos afectan acciones de particulares o del Estado? ¿Cuál es la mejor vía para canalizar un reclamo? ¿Qué hacer frente a la insatisfacción que provocan respuestas incompletas? Si la queja no encuentra eco en alguno de los Poderes del Estado, ¿todo termina ahí? Una encrucijada. Es momento de barajar y dar de nuevo, la época indica que ya estamos sin tiempo para excusas.
Por Néstor Banega
Repasarfiguras incluidas en la Constitución Provincial que, aunque elogiadas, no se ponen en marcha, es una obligación. Una forma de sostener la democracia, bregar por la transparencia, buscar compromiso para construir ciudadanía, o por lo menos intentarlo.
Hay tensión en la superficie, pero no se traduce en protesta desenfrenada. Es lo que llama la atención. Situaciones enojosas no son prólogo de estallido social. La quietud lleva lo que se resquebraja para adentro. Al interior de nuestras casas, al sentir de cada uno. Por ahí anda rondando la insatisfacción, indican los expertos.Implosionar en paz social.
En Entre Ríos, cuando se reformó la Constitución de 1933, se incorporó la figura del Defensor del Pueblo (DP) y, profundizando, para registrar voces y amplificar la mirada que permita el surgimiento de ideas transformadoras, se estableció la necesidad de contar con un Consejo Económico y Social (CES). Éste último, pensado para asesorar en políticas de Estado, esas de las que tanto se habla, pero no aparecen.
El Defensor se constituye como protector del ciudadano en materias sensibles, imaginado como un organismo independiente que no recibe instrucciones de otra autoridad. Interesante.
Se avanzó parcialmente, lo que, a la luz de la coyuntura, es -siendo respetuosos- lamentable. Una pausa que atrasa.
Que sistemáticamente se dejen de lado estos temas, con variadas excusas, es llamativo. ¿Habrá algún interés en que no se activen?¿Abriga algún sector temores? ¿El poder rechaza los controles? ¿No quiere reparar lo que pudiera haber dañado?
Cuando en 2008 los convencionales avanzaron en la incorporación de estas figuras, lo hicieron para modernizar, para viabilizar lo que ya era parte del derecho. Buscaban que los reclamos tuvieran contención.
Aportaron para que haya un espacio del que puedan surgir políticas que, por su origen consensual, echaran raíces, se hicieran fuertes y pudieran crecer para el bien de la comunidad.
Una recomendación bien fundada o la debida canalización de un reclamo constituyen el inicio de un proceso virtuoso que puede generar o modificar normas y conductas. Un virtuosismo soñado pero que quizá quien detenta el poder no ve con buenos ojos.
Queda claro que los constituyentes, desde su representación, buscaron que los reclamos no cayeran en saco roto.Despojados de mezquindad cavilaron una instancia de construcción. Eso debería ser el Consejo Económico y Social.
La Defensoría del Pueblo, además, fue concebida como herramienta para la cohesión social y un modo de poner freno a los posibles abusos. Por eso su trabajo, vale reiterarlo, no puede ser influido ni orientado.
Resulta más que interesante esforzarse para hacer entrar en la conversación estos temas, renovarlos. No se puede dejar que caigan. El olvido es destructivo.
La Constitución se reformó en 2008. Pasaron 17 años y siguen esperando. Podría decirse que no hay tiempo para excusas.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1163, del día 21 de agosto de 2025)