V Congreso de la SADE, 1964, Paraná: porteños vs. Provincianos(Segunda y última parte)
En el número de noviembre 2025 de ANÁLISIS comenzamos a recorrer la semana de fines de noviembre de 1964 en que Paraná recibió a escritores de todo el país para debatir alrededor de la literatura en el V Congreso de la SADE y cómo algunas discusiones llegaron a amenazas entre autores. Sigamos recorriendo estos días que dieron que hablar a los medios de todo el país.
Por Ferny Kosiak
Martes 24 de noviembre
A la mañana los congresistas visitan el Museo Histórico Martiniano Leguizamón y de allí atraviesan la ciudad hasta la Escuela Hogar para seguir con los trabajos en comisiones y almorzar.
A la noche, en el Colegio de Escribanos, el doctor Juan Nasio da la única conferencia de todo el Congreso: El médico y los escritores. El mal más recurrente de los escritores es la colitis y la irritabilidad intestinal. El abdomen del escritor es la caja de Pandora de sus sentimientos, expone Nasio.
Más tarde se realiza, a sala llena, la mesa redonda sobre novela que comienza con un homenaje a Alberto Gerchunoff realizado por Elio Leyes. La Razón llama a esta noche la revolución de Paraná. Después de exponer sobre la novela argentina, Silvina Bullrich habla de sus problemas creacionales pero el escritor santafesino Saer, evidente portavoz de un grupo disensionista, inició una larga serie de interrupciones. Saer dijo cosas fuertes. Ataca la literatura de best seller de Manuel “Manucho” Mujica Láinez a quien Bullrich defiende hasta que explota: Observo que existe una “barra” orquestada para zaherirnos. No lo vamos a tolerar. Así no podemos continuar, por eso me retiro… El público comienza a discutir a los gritos mientras Saer acusa a Bullrich de recibir premios por acomodo: los autores premiados por complacencia no son los que interpretan al hombre argentino, el país necesita a esos escritores… y esos no son ustedes, remata el joven Saer de 27 años y los acusa de monstruos sagrados. Nunca he visto una cosa igualdice Silvina mientras abandona la sala violentamente enfadada. Las discusiones sobre los premios siguen y Nalé Roxlo sale en defensa de Mujica Láinez a lo que Saer responde: Mujica no nos merece respeto como autor. Manucho llega a la mesa en plena discusión:Me asomé cuando hablaba ese muchacho Saer. ¿Quién es? Pregunté. Me lo dijeron y entendí “Sáenz”. Creí que era Dalmiro Sáenz. ¡Qué raro! Me dije. ¿Ha cambiado Sáenz su opinión? Después me aclararon el apellido. No lo había oído nunca. Después me lo presentaron. La crónica no cuenta sobre qué hablaron el consagrado Mujica Láinez y el veinteañeroSaer, pero sí de la mano derecha hinchada de Manuel, quizás por el cambio del clima seco de su Córdoba a la humedad litoraleña.
Al día siguiente el corresponsal de La Razón se acerca a Silvina Bullrich que va con un vestido claro, zapatos blancos, sombrero de paja y un bolso de playa,lista para ir al balneario municipal en compañía de amigos. La autora declara al periodista: Soy violenta pero sé conservar la serenidad. Cuando comenzaron a atacarme no perdí el dominio sobre mí misma en ningún momento. Yo no temo a nada, salvo a las fallas de interpretación de los demás. La Bullrich redobla y retoma las acusaciones de que su literatura no es nacional: Vivo en la Argentina porque es mi país y lo considero un deber como escritora. Es fácil fijar residencia en el extranjero y golpear desde afuera, como Cortázar. Va un paso más allá y critica la realidad política actual mientras la apuran para ir a la playa: Hay sensación de desamparo en la población. Perón nos acostumbró a las explicaciones sobre lo que hace el gobierno. Sí: digo Perón. No estoy con los timoratos que dicen “el depuesto” o “el de Madrid”. Eso es escapismo y propaganda para Perón.
Cuando un mes más tarde la revista Atlántida le pide declaraciones sobre lo ocurrido en Paraná, Mujica Láinez se niega; cuando se las solicitan a Bullrich, ella responde: Mis declaraciones valen dinero. Si quiere hago yo la nota pero, eso sí, si me pagan.
Miércoles 25 de noviembre
En el Colegio Adventista del Plata de Puiggari se realiza la primera sesión plenaria a las 9 de la mañana. Esta forzada movilidad del Congreso, que para trabajar y deliberar debió hacerlo en medio del campo, aislado además de la gente potencialmente interesada en sus decisiones, aislado del pueblo, fue un factor que conspiró para la profundización de los temas abordados, apunta una crónica. Más allá del viajecito de 45 kilómetros, también se señala que el Congreso funcionó con espíritu gremial y unitario.
En Puiggari son recibidos y agasajados por el rector del colegio, el pastor José Tabuenca. Trabajan en sesiones, pero antes del almuerzo (con música de coro y cuarteto en vivo) Juan Manuel Villarreal, vicepresidente del Congreso, anuncia que debe asumir la presidencia luego de que Beatriz Bosch recibiera la noticia de la muerte de su hermana María Luisa Bosch de Longo.
Por la tarde viajan a Diamante.Son recibidos por las autoridades locales y vecinos caracterizados. Al anochecer rinden homenaje al Ejército Grande de Urquiza en Punta Gorda, el punto del Paraná por donde cruzó Urquiza hacia la batalla de Caseros. En el Círculo Diamantino se sirve un vino de honor y más tarde cenan en el Prado Español.
Jueves 26 de noviembre
Por la mañana y la tarde continúa el trabajo en comisiones en la Escuela Hogar, solo interrumpido por el almuerzo en el establecimiento educativo que al día siguiente será bautizado oficialmente como Rita Latallada de Victoria.
La cena es en la Fábrica de Cemento Portland y el cierre de la noche esla representación teatral en el salón de actos de la Escuela Normal José M. Torres de la obra El precio de Pedro Salinas, interpretada por alumnos de la institución.
Viernes 27 de noviembre
Por la mañana la sesión plenaria es en la Legislatura. Se leen las palabras del saludo enviado por el Vicepresidente de la República, Doctor Carlos Perette.
Como un último coletazo de escándalo, el escritor Weinberg señala que el doctor Nasio apareció en los periódicos diciendo que su conferencia sobre las enfermedades del escritor había sido aprobada por unanimidad por el Congreso, algo que no fue así porque la charla ya figuraba en el programa. Weinberg juzgainadmisible dicha autopromoción y el autor Barreiro señala la falta de ética. El Congreso decide realizar un comunicado donde la SADE expresa su sorpresa y desagrado por la actitud del médico. Silvina Bullrich se queja por lo que dijo Petit de Murat en la televisión y se crea una comisión para investigar la denuncia. Algunos escritores reclaman la falta de organización y otros proponen (y se aprueba) una manifestación de desagravio a Sarmiento. Sí, a Sarmiento, que llevaba casi 80 años muerto.
El almuerzo es servido en la colonia de vacaciones Enrique Berduc y por la tarde se realiza el acto de clausura a cargo de Beatriz Bosch. El Ministro de Gobierno, Justicia y Educación de Entre Ríos, Benjamín Stubrin, da el discurso de despedida y se entregan certificados a asistentes y periodistas.
Por la noche, el Gobernador agasaja a los escritores en el Salón Blanco de Casa de Gobierno con un banquete.
Sábado 28
A las 9 de la mañana del puerto de Paraná parte una lancha con los congresistas porteños. Los despiden Beatriz Bosch y Adolfo Golz. La crónica no menciona la partida de los demás escritores de otras provincias.
Parecía terminado todo, pero durante el mes siguiente se publican noticias que se hacen eco de diferentes controversias aparecidas durante el Congreso. La filial de la SADE de Paraná recién publica un comunicado a fines de enero de 1965, asegurando que creyeron oportuno guardar hasta ahora silencio para oír todas las voces. Veamos algunas de esas voces que aparecieron en medios de fines de 1964.
En el periódico El Pueblo de Villaguay aparece una nota titulada La rebelión de los escritores jóvenes del país se desató en la capital de Entre Ríos. El mismo día en el medio La Nota Santafesina bajo el título Turismo con iracundia leemos: Iban a ser jornadas vividas a pleno pulmón, promocionales y publicitarias. Pero los escritores propusieron y Dios dispuso, valiéndose en la emergencia de la iracundia iconoclasta de los jóvenes y de los ayunos de fama. Y fue el escándalo. En Clarín se publica una solicitada de la Asociación Santafesina de Escritores en la que, después de los lamentables episodios que ocurrieron en el congreso, acusa a la SADE de centralista y de que realiza una obra intranscendente con una actuación que solo tiene vigencia en la letra muerta de sus estatutos.En la revista Todoun comunicado firmado por escritores como Enrique Molina, Francisco Urondo, Francisco Madariaga, César Fernández Moreno, da su apoyo a Saer: Es usted un escritor de talento, serio, y no un muchachito exaltado, como se pretende dar a entender. La nota señala dos hechos que irritaron a los concurrentes del Congreso: que Carlos Mastronardi no había sido invitado y que figuras de tercera categoría asumían actitudes vedettistas. Una noticia del Crisol de Victoria califica al Congreso de espectáculo desoladorque a través de enfrentamientos tumultuosos evidenció las diferencias entre los escritores de la metrópoli y la restante parte geográfica, espiritual y económica del territorio.
Más allá de todos los debates, peleas y análisis de la realidad de ese momento cultural que se generaron a partir del V Congreso de la SADE, es interesante considerar cómo funcionan los círculos artísticos. ¿Cuál de todos los autores y autoras tiene una obra perdurable hasta la actualidad? Si lo pensamos en términos de reediciones y circulación de algunos de los libros de los autores que en 1964 se pelearon por el canon, solo podemos rescatar dos nombres: Juan José Saer y, a otro nivel, Juanele Ortiz.
El viejito del que se burlaron la primera noche del Congreso y que después no aparece mencionado en (casi) ninguna crónica más, es el único nombre que ha perdurado y que se ha vuelto ícono de nuestra literatura nacional. El único medio que supo ver esta realidad fue Primera Plana que el 1º de diciembre, apenas unos días después de terminado el Congreso, publica la nota titulada Juan L. Ortiz, el magnífico. El cronista toma nota de la presencia de Juanele en el puerto de Paraná, recibiendo a los escritores porteños. Su descripción sirve para cerrar estos días con ramalazos de sainete, como dice la nota; sirve para volver al inicio de los días, para ver a Ortiz parado en el puerto, para verlo así:
En medio del grupo, un hombre de 88 años se sacó el sombrero de paja y lo agitó, alborozado.Estaba vestido con un traje demasiadogrande para su cuerpo demasiado flaco, un traje demasiado blanco para el pergamino reseco de su rostro curtido.No tardó mucho tiempo en ordenarse, con un peine, unas mechas largas y grises que le nacen de los costados de su inquieta cabeza, y que él acomoda hacia arriba para disimular una avanzada calvicie. Juan L. Ortiz, el mayor poeta argentino viviente, cruzó saludos, estrechó manos, repartió abrazos. Pocos sabían que Juanele iba a convertirse en la única personalidad trascendente del V Congreso, en el oasis de un vasto desierto concluido el viernes último.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1167, del día 18 de diciembre de 2025)


