Una investigación del periodista Germán de los Santos llegó al Washington Post

evangelistas cárcel Piñero

La agencia de noticias The Associated Press publicó un artículo del periodista santafesino Germán de los Santos sobre el creciente poder de las iglesias evangélicas dentro de las cárceles. La nota fue replicada por The Washington Post, uno de los diarios más influyentes del mundo.

La agencia de noticias The Associated Press publicó un artículo del periodista santafesino Germán de los Santos sobre el creciente poder de las iglesias evangélicas dentro de las cárceles. La nota fue replicada por The Washington Post, uno de los diarios más influyentes del mundo.

“Evangélicos, una fuerza creciente en las cárceles argentinas”, es el título del artículo de Germán de los Santos publicado por AP con fotografías de Rodrigo Abd.

La nota comienza así: “El fuerte ruido que hace al abrir una puerta de hierro avisa la salida de Jorge Anguilante del penal de Piñero todos los sábados. Se dirige a casa durante 24 horas para ministrar en una pequeña iglesia evangélica que comenzó en un garaje en la ciudad más violenta de Argentina.

“Antes de atravesar la puerta, los guardias le quitan las esposas a “Tachuela”, como se le conocía en el mundo criminal. En silencio, miran al asesino a sueldo convertido en pastor que los saluda con una sola palabra: “Bendiciones”.

“El hombre corpulento de 1,85 metros cuyos tatuajes son vestigios de otra época de su vida, cuando dice que solía matar, debe regresar a las 8 a.m. a un pabellón de la prisión conocido por los reclusos como “la iglesia”.

“Su historia, de un asesino convicto que abraza una fe evangélica tras las rejas, es común en los calabozos de la provincia argentina de Santa Fe y su ciudad más grande, Rosario. Muchos aquí comenzaron a vender drogas cuando eran adolescentes y quedaron atrapados en una espiral de violencia que llevó a algunos a sus tumbas y a otros a cárceles superpobladas divididas entre dos fuerzas: los evangélicos y los narcotraficantes”.

Este artículo publicado por AP fue replicado por The Washington Post, uno de los diarios más influyentes del mundo. En su versión en inglés, la nota lleva como título la traducción literal del original: “Evangelicals a rising force inside Argentina prisions”.

Dos meses atrás, el 7 de noviembre, Germán de los Santos había publicado en Aire de Santa Fe una primera versión de su investigación que tiene como epicentro el crecimiento del movimiento evangélico en la cárcel de Piñero, provincia de Santa Fe.

La nota fue titulada “El poder creciente de los evangelistas dentro de las cárceles santafesinas” y allí se afirma que “en medio de la sobrepoblación carcelaria y la crisis por el accionar de las bandas narco dentro de los penales, los religiosos dicen que son los que garantizan la paz dentro de los penales. Casi la mitad de la cárcel de Piñero está bajo influjo de las iglesias, que tiene influencia en cinco pabellones de la cárcel de Coronda”.

El que sigue, es el artículo completo de Germán de los Santos publicado el 7 de noviembre en Aire de Santa Fe: “Nosotros garantizamos la paz”, advierte Sergio Prada, pastor de Puerta del Cielo. Se seca la transpiración bajo un sol abrasador, frente a una puerta de hierro gigante que dice portón Nº2. Detrás de esa entrada está la cárcel de Piñero, uno de los penales más complicadas del país, por el perfil de sus habitantes, que –como detectaron decenas de investigaciones judiciales- ordenan crímenes, manejan la venta de drogas y extorsiones desde dentro. Casi un 40% del penal está bajo influencia de los evangelistas.

Prada espera entrar a ese “infierno” junto a su esposa y su hijo, y otros cuatro pastores. Viajan a la cárcel desde Venado Tuerto dos veces por semana. Pertenecen a la congregación Puerta del Cielo, que encabeza el pastor Eduardo Rivello, conocido como Teddy, por estos días de viaje en Estados Unidos, quien fue candidato a concejal de Cambiemos en Funes.

El jueves a la mañana, a unos 20 kilómetros de Piñero, en el Centro de Justicia Penal de Rosario se revela otro entramado que se anudó desde ese penal. Brian Sánchez, de 21 años, preso allí, del clan Ungaro, ordenó el año pasado a otro sicario: “Pegale al que salga. Si sale un chico pegale igual”. Según la investigación, Sánchez usó un teléfono celular para enviarle a través de Whatsapp la orden al tirador, al que le pagó 80.000 pesos por balear el año pasado a un joven en el Fonavi de Hipócrates al 4600.

A simple vista parecen dos universos diferentes. Por un lado, la cárcel dominada por los evangelistas, que tienen control en siete pabellones –tres son “iglesias”-, y donde a simple vista no hay conflictos y en el resto, donde manda la mafia y los narcos. De 2.109 internos que tiene Piñero casi la mitad están bajo influencia del evangelio. “Sin los evangelistas esto explota”, admite un guardiacárcel.

Hay internos que desconfían de los pastores. “Como en todos lados, para estar en un pabellón evangelista hay que pagar. La cárcel es un negocio”, señala un preso veterano. Los pastores niegan que exista ese manejo. El diezmo es extramuros, según ellos. Prada señala que hay internos que “hablan mal porque no están dispuestos a cambiar y vivir de otra manera. Para ellos también la cárcel es un negocio”.

A Walter Gálvez, subsecretario de Asuntos Penitenciarios, le quedó una imagen grabada en su cabeza. El 27 de junio pasado, horas después del golpe comando desde fuera del penal para liberar a ocho reclusos, la cárcel estaba atravesada por el pánico y el miedo. Esa tarde, mientras el caos se apoderaba del penal, en los pabellones evangélicos se escuchaba las voces de los presos que oraban y cantaban.

Prada cuenta que los pabellones “se toman”. Mandan 10 líderes evangélicos, internos que “tienen una fe fortalecida”, y empieza la tarea más dura. “En vez de facas usan la “palabra”. Muchas veces se logra, pero es una tarea complicada. Puerta del Cielo tiene tres pabellones llamados Iglesia, que son el 18, 19, 20 y también tiene control en el 17 donde están los presos federales, muchos de los cuales están detenidos por tráfico de drogas. También hacen tareas en las áreas que alojan a los presos por delitos sexuales y en un lugar clave, como es el “ingreso”. “Allí vamos a pescar”, reseña.

En el pabellón 20 la música es ensordecedora. Un interno toca la guitarra eléctrica, otro una batería electrónica y hay varios que agitan las panderetas, mientras el hijo de Prada entona las canciones religiosas. El rito dura una hora y media. Nadie fuera de la cárcel podría resistir tanto. La mayoría de los 82 internos se prenden en la ceremonia. Agitan banderas de colores y bailan. Tres presos están arrodillados con el evangelio en sus manos y lloran. “Al principio te tapas los oídos. Después los soportás y a las semanas te ponés a cantar”, admite uno de los más jóvenes del pabellón.

David es uno de los líderes del pabellón. Es la segunda vez que está preso. Tiene 37 años, la cabeza rapada y su cuerpo es musculoso, donde le entraron 11 balas. “No quiero más tiros. Me cansé de esa vida. Cuando una vez me di cuenta que mi hermano de 18 años compartía celda conmigo y me di cuenta que le estaba arruinando la vida a él también, me hizo clic la cabeza. Dije basta”, cuenta. David quiere ser pastor y tener su propia iglesia cuando salga de la cárcel. Este interno es coordinador de los tres pabellones iglesia. Todos parecen tenerle respeto.

Jorge Anguilante empezó a salir con salidas transitorias hace unos meses. Está preso por un homicidio. Tachuela dice que quiere instalar una carpintería cuando salga, un oficio que aprendió en la cárcel. Las causas judiciales lo describen como un hombre duro que mató sin miramientos. Ahora dice haber cambiado. En setiembre pasado sufrió una tragedia. En una salida transitoria un camión arrolló el auto en el que iba su hermana y su cuñado. Ambos murieron y él se salvó de milagro.

“Yo era lo que ahora se dice como un sicario. Desde chico anduve drogado y con armas. Vendía falopa. Pero no quiero más volver a estar acá. Porque acá perdés todo. No sólo tu libertad sino todo lo que tenés afuera. Todo lo que fui antes me hizo una nueva persona al transformarme en evangelista”, cuenta en su pequeña ceda en el pabellón 20.

En ese pabellón estuvo Ariel Maximiliano Cantero, conocido como “Chanchón”, uno de los criminales más pesados, hermanastro de Guille Cantero, de la banda narco Los Monos. “Estuvo un tiempo pero no quiso cambiar”, contó Prada. Se fue a otro pabellón. Ahora está en el sector de alto perfil, donde hay 35 internos alojados en un sector donde hay personal especializado que controla el área que se reacomodó tras la fuga y el traslado de los líderes narcos a los penales federales.

Prada contó que antes de la pandemia un grupo había intentado tomar uno de los pabellones iglesia. “Acá tenés un 40% de los internos que está convencido en cambiar, otro tanto que está por conveniencia, porque está tranquilo y cumple las reglas y un 20% que los líderes (evangelistas) deben controlar todo el tiempo porque te pueden hacer un desastre”, explica el pastor.

Oscar Sensini, es el pastor de Redil de Cristo, una de las iglesias más importantes. Trabaja en las cárceles desde hace más de 30 años. “Tenemos cuatro pabellones en Coronda, donde hay más de 500 internos”, señala. Sensini cuenta que uno de los ex presidiarios que lo quiso secuestrar hoy es pastor.

“Hay gente que puede salir. Hay que tocarle no sólo el corazón sino la mente”, advierte. “Los líderes van al ingreso a convencer a los internos para que vayan a los pabellones evangelistas. Hay un periodo de prueba de 30 días. Tienen que cumplir todas las reglas. Si uno no ve que hicieron un cambio se van a otro pabellón. Es simple”, explica Sensini, que en las próximas semanas inaugurará un taller de talabartería en Coronda y un auditorio edificado por los propios internos. “Es muy fuerte que muchos agentes del Servicio Penitenciario se hacen evangelistas porque ven lo que pasa con los presos”, apunta.

La Unidad Nº3, la nueva cárcel que va a empezar a albergar a unos 320 internos en los próximos días, estará bajo control evangelista en un 70%. De los seis pabellones, dos serán para Portal del Cielo, otros dos para Redil de Cristo y dos del Servicio Penitenciario. Se trasladarán 200 presos de Piñero y 100 de Coronda. Casi todos serán evangelistas. Primero van los líderes evangélicos, que son unos 10 por pabellón, y luego los empiezan a poblar para evitar problemas y que no lo tome ninguna banda. “Es la única forma que haya paz en la cárcel”, afirma Prada.

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