El delegado argentino en la Comisión Técnica Mixta (CTM) de Salto Grande, Juan Carlos Chagas, visitó la localidad de Puerto Yeruá, en el departamento Concordia.
Allí observó el grave deterioro del borde costero, el eventual cierre de la escuela rural N° 30 Alina de Matheron y el acceso de 16 kilómetros desde la Autovía 14.
“A veces, es tan importante la información que uno recoge cuando visita un lugar, como los aportes y ayuda al medio regional que se puedan hacer”, comentó el funcionario en una reunión informal con medios de prensa de la zona.
Chagas destacó el rescate arqueológico que se puede realizar de las construcciones del lugar y su puesta en valor y visitó la antiquísima Iglesia San Isidro Labrador, que data de 1906.
Erosión de la costa
Chagas calificó como "dramática" la situación cuando el intendente, Daniel Benítez, le informó sobre el mismo borde de la barranca, que en veinte años el río Uruguay “se llevó puestos diez metros de costa a lo largo de un kilómetro y medio”.
“A este ritmo el agua va a llegar hasta la mismísima Municipalidad”, ironizó Chagas, aunque aclaró que hasta hoy hay una distancia considerable con el edificio.
Una escuela de 107 años
Otro tema que el funcionario calificó de “alarmante” fue el posible cierre de la escuela rural. El establecimiento supo tener 90 alumnos y actualmente asisten apenas 12 estudiantes.
Todos ellos, según informó Chagas, son hijos de trabajadores rurales “que en otra época conocieron una mejor calidad de vida, pero al ir desapareciendo la citricultura en favor de la forestación tuvieron que emigrar a otras poblaciones de la zona en la busca de trabajo”.
“Por lo tanto, los hijos dejaron de asistir a ese establecimiento que hoy corre serios riesgos de cerrar debido a que su mantenimiento es altamente costoso para el erario público”, acotó.
El transporte de esos pocos alumnos desde las quintas o de los montes de eucaliptos vecinos se encuentra interrumpido por la nula rentabilidad del servicio.
La citricultura, según recordó Chagas, fue una actividad altamente demandante de mano de obra pero, en cambio, la atención de la actividad forestal requiere mucha menor atención. “Su correlato es el éxodo de las familias y sus hijos al perderse esas fuentes de trabajo”, señaló.
Un acceso intransitable
Los 16 kilómetros distantes desde la Autovía 14 al centro de Puerto Yeruá continúan en un estado “deplorable casi históricamente”, según indicó el funcionario de Salto Grande. Comentó también que las autoridades locales le informaron que las empresas que explotan las canteras de basalto y, en menor medida, las que sacan la madera para su tratamiento en aserraderos aledaños, debido al peso de sus cargas, rompen la cinta asfáltica sin solución de continuidad.
"Me llamó la atención que los que rompen no pagan, aunque sea a través de un peaje local que beneficiaría al municipio para que pueda con esos ingresos, brindar mejor prestación”, indicó en diálogo con la prensa.
Ese tramo es transitado los fines de semana por unos 800 visitantes en vehículos de menor porte.
En las reuniones que mantuvo con el intendente y luego en su visita al Concejo Deliberante con los ediles Ángel Alfaro, Nancy Delaloye y Fabián Álvarez, Chagas sugirió que “busquen en la inversión privada el destino turístico que impostergablemente debe encontrar Puerto Yeruá, a través de desarrolladores inmobiliarios y turísticos que le den la potencialidad que eventualmente encierra”.
“Esos inversores -dijo- funcionan a nivel nacional, en donde además están los turistas que el porteño llama a Puerto el Balcón al Rio”.
Por último, y luego de dos horas de recorrida, visitó al padre Pablo, custodio de la "parroquia-reliquia" -como la denominó- que ha sido noticia por haberse radicado de manera permanente luego de muchos años de ausencia de un sacerdote.