“Las voces eran de él, de Luis Alberto Pauletti (Gringo), su hermano Miguel Pauletti, y yo. Después hicimos un desprendimiento. No es que perdimos la amistad, para nada, sino que con el Zurdo hicimos un dúo, él hacía primera guitarra, y yo segunda, y a la vez, yo hacía primera voz y el Zurdo segunda, por el grave que tenía él”, relató.

“Las preferencias eran cantarle a Salta, venía todo de Salta: Los Fronterizos, Los Chalchaleros, Los Quilla Huasi, Los Andariegos, la guitarra de Falu… Aquel dúo nuestro ha sido en 1958, éramos Vera Martínez nomás, sin nombre, y ensayábamos en la casa del Polo, el padre del Zurdo, en calle Azcuénaga”, detalló el cantante.

“En el 62, LT 14 lanzó un concurso buscando la voz del folclore entrerriano, yo me inscribí como solista acompañado por el Zurdo, que en parte me hacía segunda voz, con temas preferentemente litoraleños. Le cantábamos a Ramón Ayala. Y ganamos buen dinero, nos fuimos treinta días a Salta con Linares Cardozo”, narró.

“Hacíamos El Mensú, El cosechero… todos temas de Ramón Ayala que andaba en la cúspide. Se iniciaba una etapa con fuerza en el litoral, por el mismo Ramón Ayala, y ya Linares había compuesto la Canción de cuna costera y la habían grabado Los Fronterizos”, agregó.

“Recuerdo que en Salta estuvimos en la casa de Eduardo Amadeo, uno de los integrantes de Los Fronterizos, y lo fue a conocer don Linares. Él no estaba, nos atendió la mamá de Eduardo y nos dijo que se sentía muy orgullosa de conocer al autor de la canción de cuna costera que tenía tanta repercusión en Salta”, contó en declaraciones a Uno.

“Con Linares andábamos porque ganamos el concurso de la radio, entonces una de las cláusulas de LT14, era que cuando cobráramos el premio debíamos elegir una de las provincias más folclóricas. Y que viajáramos con uno de los jurados. (Eran Linares, Mirko Antelo, y Raúl Borruat). Ahí conocimos a Tutú Campo (Los de Salta), asistimos a la peña Los gauchos de Güemes. Siempre recuerdo que en Salta, la persona que llegaba vestida de gaucho se lo consideraba estar vestida de gala”, rememoró.

El dúo se agranda

“Luego se incorporó al Dúo Abel Schaller (el Negro). Formamos un trío. Y de ahí se inicia el ciclo de Los Jangaderos. Sumamos a otra persona fundamental, este entrañable amigo Walter Heinze. Anduvimos mucho tiempo los cuatro cantando. Y nos llamábamos Los Jangaderos… Ganamos concursos, cantamos mucho tiempo. Recorrimos parte de la provincia. Recuerdo que participamos en el primer festival de la música del litoral en 1963 en Posadas, Misiones. Después ingresó un quinto integrante, el colorado Polo Valentinuz”, señaló.

Las voces se organizaban de la siguiente manera: “La primera Horacio Vera y Abel Schaller. La segunda Walter Heinze. La tercera Zurdo Martínez. Y una tercera grave Hipólito Valentinuz”, precisó.

“Interpretábamos cosas del litoral. Eran los años 61, 62, 63. Teníamos un gran conductor, un excelente músico, Juan José Echayre. Era el arreglador de las voces”, apuntó.

Guitarra en silencio

Horacio Vera tituló una composición que entregó a los medios como “Guitarra en silencio. A la memoria del Zurdo Miguel A. Martínez”.

“Cincuenta años de amistad y canto compartí con el Zurdo”, dijo el artista y pidió disculpas por sus versos. “Tómelos como si fuera un vecino nomás, un amigo, yo no soy poeta”, aclaró.

El aporte de Vera, textual

“El dicho relata que veinte años no son nada, qué podría decir yo, más de cincuenta y dos años de amistad con este buscador de ideas isleras para volcarlas en ritmos con olor a costa, y de esta manera aquilatar ese mensaje quimérico y paisajista, solito con sus espíritu y su guitarra, ni siquiera un perro lo acompañaba, y era comprensible, se fijó una meta, aromar el vuelo de seis cuerdas al modo entrerriano y cumplir un legado de amigos poetas que antes que él abrieron páginas memorables en el repertorio y abanicaron con sus versos las distintas bellezas de los verdes enramajes que existen en las islas: caso Aníbal Sampayo, Chacho Muller, Linares Cardoso, su padre Polo y la lista es larga”.

“Pido perdón, no soy escritor ni periodista, sólo me anima preguntarle al Señor si no cabía la posibilidad de alargarle su tiempo de vida y dejarlo que rescatara a través de su convicción todo el caudal histórico y bello de nuestra región, pero ya está, sus cuerdas volaron hacia el cielo y desde algún recóndito lugar nos estará diciendo ‘mientras surco el ancho río, en la madrugada clara’.. y en estas costas que el Zurdo amó tanto, quedarán sus huesos y algunos cantos para que el viento y el silencio se aúnen trayendo su voz, matizando nuestros sueños”.

De su amigo Jangadero
Horacio Vera.

El río siente tu ausencia
y llora Dominga Almada
no pasará tu canoa
guapeando con sus remadas
tempranito en las mañanas
recostao al camalote
aprovechando la fresca
salías para el islote

Silbando un chamamecito
y castigando los remos
una calandria acompaña
tu bogar alzando vuelo
tu compañera te espera
encordada y soñadora
debajo de un arbolito
siempre vivaz y cantora.

La llama de tu poesía
quedará por siempre aquí
río y verde te recuerdan
trenzado en un curupí
la mesa ya está tendida
debajo de un saucedal
una silla está vacía
el Zurdo ya no vendrá.