El dominio de River fue total en un partido emocionante. Obligado por el 3-0 en contra de Tucumán, pero también tocado en su orgullo por una producción pobre en cancha del Decano, el último campeón de América arrinconó a su rival con un ataque permanente.
El regreso del mariagrandense Milton Casco a la titularidad le otorgó mayor profundidad y las tareas correctas de Enzo Pérez y Exequiel Palacios fueron el equilibrio para un equipo lanzado en proyección permanente.
Los desbordes de Matías Suárez, Casco y Nicolás De La Cruz fueron un problema mayúsculo para Atlético Tucumán, que apostó a la resistencia y una contra salvadora.
Las llegadas de River se multiplicaron tanto en jugadas colectivas como de pelota parada y remates de media distancia. La impericia en la definición demoró el grito de gol, que llegó con la conexión entre Camilo Mayada, Suárez y Lucas Pratto, que derivó en el taco de Ignacio Fernández para la apertura del marcador.
El público, entusiasmado desde el inicio, apoyó aún más al equipo, con recuerdos permanentes a Boca, a cuatro años del Superclásico del gas pimienta que se jugó el 14 de mayo de 2015.
La única llegada de los tucumanos (37 minutos) se produjo con una escapada mano a mano de Rodrigo Aliendro que Franco Armani desbarató con una buena tapada.
El posterior gol de Pratto le puso más justicia al marcador (un remate de Palacios pegó en el palo previamente y el árbitro Ariel Penel no sancionó penal en una mano de Mathías Abero) y a su insistencia en el área luego de una falla de los centrales de Atlético.
El ritmo que River impuso fue frenético. Atlético aguantó todo lo que pudo a la espera de una situación clara que llegó a los cinco minutos del segundo tiempo, cuando River bajó un cambio y Javier Toledo aprovechó tras un anticipo en un córner.
El descuento fue un balde de agua fría para River, porque estiró la ventaja que debía llegar a un 5-1 para pasar en la serie, pero no se dio por vencido y logró el tercero con Suárez tras otro remate en el palo de Pratto y la asistencia de De La Cruz.
El cansancio hizo mella en River, pero el segundo en su cuenta personal de Pratto, de cabeza tras un tiro de esquina, lo puso a un gol de la hazaña que merodeó Núñez cuando faltaban cinco minutos más otros tantos de descuento, pero no se quedó.