Falsa alarma

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In situ

J. P.

Me imaginé que existía una división tajante. Una separación entre anoréxicos y bulímicos, una oposición entre castos y promiscuos, una barrera entre predicadores y canallas, un enfrentamiento entre mediocres y obsesivos. Dormía de día y desesperaba de noche, para no enfriar los extremos de mis proyecciones, pero sin desesperar en serio. Era insano y feliz, tan consciente de mis prejuicios como poco interesado en combatirlos, tan rebelde como puede resultar un conservador en los tiempos del mono de la superficie. Fumaba dos atados y odiaba los pájaros que anticipaban un día más de verano, el fin de la madrugada, el grito chueco del canilla de la esquina. El dos de las cinco y media que nunca pasaba a las cinco y media. No tenía soga ni escopeta, ni veneno para ratas. No tenía desilusión ni esperanzas. Tenía caña paraguaya, mis amigos dormían, la muerte estaba lejos, el futuro no existía. Era feliz, un romántico tardío, como les contaba, con un puñado de escándalos privados que por sentirlos disfrazaba de tragedias. No tenía importancia: la vida contemplativa es la pasión por los vicios. Tenía la culpa de no sentirme responsable, el cinismo del inimputable que conoce de cerca demasiadas estrellas del elenco estelar del basural de la esquina, y no podría hacerlo peor ni aunque quisiera. Un auténtico actor de reparto que se limitaba a poner por escrito lo que creía que escuchaba, aunque creía y escuchaba resulten términos tan endebles como para decir algo. Por ejemplo: que mi intención era poner la palabra de uno sobre la de otro de tal modo que permitiera leer el discurso general en el sentido de la infamia, del absurdo o de la farsa. Eso por lo menos me imaginaba: como mucho, no servía de nada. Hay poco riesgo en las actividades de riesgo. Hay poco vértigo en la cordura. Hay pocos cadáveres en el freezer. Poner un disco, mirar el techo, describir paso por paso el complejo programa de exterminio de cucarachas que aplica el gato por los pasillos de esta casa son actividades. Punto. Son actividades. Sólo una cosa es clara, como dice el antipoeta: que la carne se llena de gusanos.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)

Deportes

Matías Russo y Vittoria Piria

El piloto entrerriano Matías Russo, junto a su compañera Vittoria Piria, conducen un Porsche.

Unión

Lucas Gamba estableció el empate para el Tatengue en retorno de Leonardo Madelón.

Patronato

El Santo se impuso 2 a 1 en el clásico ante el Decano en el predio La Capillita.

Racing

La Academia festejó gracias a un agónico gol en contra y eliminó a la Lepra del Torneo Apertura.

Unión

Unión de Crespo fue uno de los que ganó este jueves, fue frente a San Martín de Gazzano.

Argentina

Argentina tiene confirmadas días y sedes para la doble jornada de Eliminatorias Sudamericanas.

Opinión

Por Claudio Jacquelin (*)

Dibujo de Alfredo Sábat para La Nación.

Judiciales