El ex gobernador y ex intendente de Paraná, Mario Moine, se refirió a la polémica que generó el fin de semana con sus críticas por los incumplimientos de las medidas de prevención en un bar de la capital provincial y analizó la difícil situación económica que se vive por la pandemia y el aislamiento.

En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), Moine se manifestó “angustiado” y comentó que “desde hace varias semanas” viene “peleando por los hoteles, los restaurantes y los bares porque es muchísima la ocupación que generamos”.

Contó que “al presentarse en el local habló con el propietario, Julián Abramor” y con quien “no hubo ningún inconveniente” y describió que “cuando entré estaba sin barbijo, más allá del porcentaje de ocupación, había mesas de seis personas a ocho personas y naturalmente se cometieron errores”.

Reconoció que durante el fin de semana dudó “si no había sido injusto porque es una empresa que anda bien y que marca rumbo, pero por otro lado también está la preocupación profunda porque he puesto la cara pidiendo que había que seguir adelante y no seguir en el miedo”.

Resumió que en el bar que cuestionó “es verdad que habían instrumentado las medidas y es verdad que fue la Municipalidad” pero reiteró el pedido al intendente Adán Bahl: “Teniendo 9.000 empleados, forme a no menos de 25 personas y todos estos días tienen estar en 25 lugares para que controlen”. También advirtió que “hay que estar en la hora pico, porque sin dudas la gente presiona”.

Asimismo, dijo que “hay que terminar con las incoherencias, porque en los comercios hay que hacer largas filas para esperar afuera del local con el frío que hace” y planteó: “No podemos impedir que las familias se junten, si hay un local habilitado necesariamente porque hay que seguir trabajando, cómo nos vamos reunir a las escondidas en la familia”.

Por otra parte, celebró que “es muy bueno el control que se está haciendo en Ceibas porque es Buenos Aires es el que nos va a contagiar” pero criticó que “no está bien lo del Túnel porque paso diariamente a mi hotel en Santa Fe y solamente en dos días me midieron la temperatura” y reclamó que “debe ser acá el mismo control que hay en Ceibas, Zárate-Brazo Largo”.

Con la voz quebrada, Moine relató: “Durante los meses que el hotel estuvo cerrado, mi hijo y mis dos yernos durmieron en el hotel para cuidarlo, y cada vez que voy les digo cuídate. Ahora, abrimos el día 11, el 7 mandamos 300 mails a todas las empresas, tuvimos una reserva para el primer día, pero no vino la reserva, en la primera semana tuvimos una sola y en la segunda semana tuvimos dos días con tres personas, y el fin de semana no hubo nadie. Y la realidad es que de la angustia de estar cerrados pasamos a la angustia de que no hay movimiento, y esto les va a pasar a todos los hoteles”.

Por otra parte, criticó que “el gobernador sale con todos los intendentes justicialistas respaldándose y en contra de los intendentes de Crespo y de aquellos que habilitaron actividades, a quienes apoyé porque tenemos que normalizar la vida porque hay un virus que se llama pobreza que se viene comiendo poco a poco a todas las pequeñas y medianas empresas de la provincia”.

Refirió que “en el centro de Paraná hay 60 locales cerrados y se irán incrementando; y en el hotel, con tres habitaciones utilizadas en mayo facturamos 400.000 pesos y la factura de la luz es de 450.000 pesos, cuando la previsión de facturación habitual para el mes de mayo es de 12 millones de pesos, y creemos que recién en abril del año que viene se comenzará a normalizar”.

Ante ello, afirmó que “la angustia es porque el hotel está sin nadie, teniendo a los empleados que están a la expectativa; la angustia mía es la angustia de 50 familias que saben que el negocio está abierto y no hay nadie, no viene nadie”. En tal sentido, se preguntó “cómo vamos a aguantar hasta septiembre” y valoró que “por ahora el Estado nos está pagando parte de los sueldos”. “Y ahora me van a dar supuestamente un crédito de 2,5 millones para ver si puedo llegar a abrir el año que viene y evitar el cierre definitivo”.

“Este es el drama de muchos comerciantes y la administración pública debe saber que somos los que sostenemos con nuestros impuestos. Necesitamos trabajar, necesitamos normalizar; creen que no vamos a tener 100 o 200 casos más de acá a septiembre, creen que no se van a filtrar algunos porteños, porque aunque les midamos la temperatura quizás en ese momento el virus no fue efectivo con síntomas y nos van a contagiar”, analizó.

También señaló que “cuando se dio el nuevo caso cundió la desesperación, se viralizó el comunicado del Sanatorio, pero aunque tengamos 100 o 200 casos estamos re contra preparados en la provincia” y apuntó que “psicológicamente está pasando que la muerte siempre le pasa a los demás, pero como Buenos Aires transmite en directo la muerte, la gente de 40 a 50 años descubrió que la muerte no es algo que le pasa a los demás sino que también nos puede pasar, y de ahí la desesperación”.

En este escenario, volvió a plantear que “no puede seguir siendo la administración pública una agencia de empleo, y aunque el gobernador Bordet ha hecho bastante para frenar esta historia, el drama sigue porque había 45.000 empleados y ahora hay 90.000”.

“Hoy hay 3.600.000 se empleados públicos en Argentina y se agregaron 3.500.000 más de la actividad privada que son sostenidos por la actividad pública, y cuantos meses seguirá esto. Porque yo no quiero que el Estado me siga pagando los sueldos, y si no tengo que despedir y encima no tengo un mango para indemnizar, y van a rematar la empresa. Por todo esto es la angustia”, reflexionó.

“En buena hora que el Estado haya salido a sostener, pero no puede ir más allá de octubre o noviembre. Sabe que lo que se está emitiendo, que vamos a caer el 10 o el 12% del Producto Bruto, sabe que se está emitiendo para que el dólar esté en 150 o 160 pesos; siempre nos quejamos que el dólar paralelo es de unos pocos pero siempre terminamos con la economía en el valor del dólar paralelo”, analizó.

“No comparto con el intendente de Federación que por un caso cerca diera todo marcha atrás, porque el 80% de la economía de Federación va por las aguas termales. Corremos riesgo pero abramos la economía, cuidémonos, ayudemos al gobierno provincial pero tenemos que seguir viviendo porque la pobreza está en el 45%, pero van a venir los despidos y las suspensiones, y vamos a una pobreza del 60%”, concluyó.