
Su apellido es reconocido en la ciudad. Tiene un negocio que cuando se ingresa, parece estar detenido en el tiempo. La Preferida está en calle Perú de Paraná, sigue abierta y según Bejar, ya tiene 85 años de existencia. Esta es la historia de un personaje que tiene la ciudad y que se niega a dejar de trabajar.
Claudia Martinez
Don Carlos Bejar es un personaje. ¿Quién no se acuerda de aquel paranaense sentado frente a una vidriera, solito, viendo los partidos de la Scaloneta en el mundial de Qatar?. En ese momento generó una revolución que terminó con un megatelevisor como obsequio.
Hoy, a varios años de ese momento, Don Carlos Bejar sigue sosteniendo su negocio: La preferida.
El frente pasa casi desapercibido, con un toldo a rayas que tiene sus años, y que tapa casi toda la vidriera, llena de ropa de años, con precios marcados a fibra.
Al entrar en el local, con la puerta entornada, casi a oscuras, se lo puede ver sentado en su viejo sillón de playa, casi perdido en unos mostradores que pueden ser la envidia de cualquier negocio donde lo vintage sea lo destacado.
Sobre las estanterías, cajas y cajas con rótulos: “bombachas, medias, corpiños”, detallando la marca y las características de cada producto.
En otros repasadores, servilletas, pañuelos y sobre otro mostrador, calzados, botas, zapatillas, con un papel pequeño indicando el talle correspondiente. La vidriera casi sin cambios en años, tiene una explicación que Don Carlos, la cuenta.
-Don Bejar, me llama la atención su negocio...
-Para que sepa, es la tienda más vieja de la ciudad. Tengo la tienda en Paraná, que empezó mi padre, hace 85 años, que es mi edad.
- Y ¿viene gente a comprarle o no?
-Claro, ¿cómo no va a venir? En este momento la situación es difícil para todos. ¿Cómo no van a venir? –repite-Tengo todo lo que pida. Fuera de eso, tengo todas esas cajas que son de zapatos de otros negocios que teníamos y que trajimos acá. Eso por un lado. Y por el otro lado es un negocio que tenemos de todo. Y muy barato y de buena calidad. Lo digo no porque es mío, sino porque es así.
- ¿Tiene hijos?
-Tengo hijos.
- ¿Y qué le dicen sus hijos, por ejemplo?
- Mis hijos son profesionales. No viven acá. Viven en Buenos Aires. Y yo vivo en Buenos Aires. También. En mi casa.
- ¿Su casa está en Buenos Aires?
.-. Tengo dos casas acá y en Buenos Aires. Y tengo una playa de estacionamiento también. Y yo solito trabajando para todo. Incluso trabajando para un negocio en Buenos Aires.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1159, del día 24 de abril de 2025)