Rincón de Urquiza: el buen inversor y los “desconfianzudos”

El inversor de un proyecto rechazado por incumplir normas ambientales demanda al municipio por no permitirle llevar adelante su proyecto: un barrio privado sobre una zona de humedales. Pero el supuesto “buen inversor” está embargado e inhibido en una causa por estafas en el sur del país. Aquí se narra esa historia y se explica cómo se conectan esas estafas con la iniciativa inmobiliaria.
Por Américo Schvartzman
“Los uruguayenses somos así: desconfiados con quienes no hay que serlo, confianzudos con quienes no lo merecen. No aprendemos. Somos desconfianzudos”, dice y sonríe con su ocurrencia, una docente que escucha la historia de José Alberto Segovia.
El neologismo es excelente: define de una sola vez los dos extremos de las actitudes que, tantas veces, mostramos en nuestras comunidades ante las iniciativas que se presentan en la polis, en la ciudad en la que vivimos. Cuando la iniciativa es de un local, desconfianza: qué se traerá entre manos, seguro hay una segunda intención que no es visible. Ahí somos desconfiados. Quizás por aquello de “nadie es profeta en su tierra”.
Pero cuando la iniciativa es de un “buen inversor” venido de afuera, se abren mágicamente puertas cansadas de cerrarse en la cara de los locales. “Desconfianzudos”. No hay menor manera de definirlo.
Segovia, el inversor salvador
José Alberto Segovia impulsó el controvertido proyecto “Rincón de Urquiza”, un fideicomiso que se proponía construir un barrio náutico en la zona de humedales lindera al balneario Banco Pelay, en Concepción del Uruguay. Si bien la iniciativa tiene varios años, se encuentra detenida porque la municipalidad uruguayense la rechazó, por razones de protección ambiental.
El proyecto venia con apoyos políticos, supuestamente, desde el sur: se asegura que estaba detrás del negocio el uruguayense Walter Claudio Raúl Vuoto, dos veces intendente de Ushuaia. Como sea, “Rincón de Urquiza” había conseguido algunos avales en el gobierno provincial del PJ, pero el municipio uruguayense, en la gestión de Martin Oliva (también del PJ) lo rechazó negándole la autorización para uso de suelos. El Concejo actuó por unanimidad. En consecuencia, el empresario demandó al Estado municipal por no permitirle llevar adelante su iniciativa.
Segovia es oriundo de Villaguay, pero estuvo radicado durante años en Tierra del Fuego, y aparece como titular o corresponsable en diferentes empresas vinculadas a negocios inmobiliarios o a obras públicas, en Tierra del Fuego y en Entre Ríos.
Lo que no se conocía públicamente hasta estos días es que Segovia y su empresa se encuentran embargados e inhibidos en la justicia fueguina, en una causa judicial por “estafas”.
Estafas en el fin del mundo
La decisión judicial fue a fines de 2021, es decir cuando ya la Municipalidad uruguayense había recibido y frenado el proyecto. El empresario y la sociedad anónima que encabeza, de rimbombante nombre (Development y Schedulling S.A., en español: “Desarrollo y planificación”) sufrieron la “inhibición general de bienes” dictada por la justicia en Ushuaia, capital de Tierra del Fuego.
La actuación judicial se tramitó bajo la denuncia de “Estafa”, en base a dos acusaciones promovidas por una abogada llamada Romina Lammic en un caso, que lleva el número 34739, y por Sylvina Edith Luna en el otro caso, número 35543. Fueron denunciadas la empresa, Segovia y otras personas vinculadas (Natalia Zoratto, Marcela Barona, María Victoria Segovia, Luis Nemesio Fernández y otros).
A Segovia se lo investigó por haber defraudado a Lammic y a Luna “con nombre supuesto, calidad simulada, falsos títulos, influencia mentida, abuso de confianza, aparentando bienes, crédito, comisión, empresa o negociación o valiéndose de cualquier otro ardid o engaño”. Todo ello en un emprendimiento titulado como “Fideicomiso Residencial Fernández”, que construiría un edificio céntrico en Ushuaia.
Las denunciantes pagaron mucho dinero en cuotas que se iban actualizando por el índice de la construcción, para adquirir departamentos en ese edificio. Supuestamente se construirían 26 unidades funcionales para vivienda y 4 locales comerciales. Pero cumplido el plazo de entrega (en mayo de 2019) no hubo entrega ni respuestas claras.
La abogada Lammic decidió investigar por su cuenta y encontró que el fideicomiso era vaciado y sus fondos derivados a otros rumbos. ¿Cuáles? ¿Adivinó ya, lector, lectora? Sí: el fideicomiso “Rincón de Urquiza”, en Entre Ríos.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1163, del día 21 de agosto de 2025)