
En un momento de gran tensión en el mundo por conflictos como el de Israel-Hamas y el de Ucrania-Rusia pero no solo, además de millones de personas que padecen y mueren de hambre en el mundo, el Vaticano difundió este jueves la primera Exhortación Apostólica del Papa León XIV, titulada “Dilexi te” (Te he amado), en la que destacó la importancia del amor y el respeto de los pobres y su importancia para la Iglesia.
El texto de la exhortación de León XIV, en sus 121 puntos, hace referencia a graves problemas de la actualidad como la pobreza creciente, la economía que mata, la falta de equidad en la población, las injusticias contra las mujeres y los migrantes.
El Papa León XIV firmó la Exhortación el 4 de octubre, día de San Francisco, sin duda para darle mayor importancia dado que San Francisco es considerado el santo de los pobres.
El Pontífice “sigue los pasos de sus predecesores” -subrayó el Vaticano-. De Juan XXIII, con su llamamiento a los países ricos en su encíclica Mater et Magistra de 1961, para que no permanecieran indiferentes ante los países oprimidos por el hambre y la miseria; y de Pablo VI, con la encíclica Populorum Progressio de 1967 y su intervención ante la ONU “como abogado de los pueblos pobres”. Ambos Papas cambiaron profundamente la Iglesia luego del Concilio Vaticano II (1962-1965) como en la celebración de las misas en las lenguas locales y no en latín y con el surgimiento de la Teología de la Liberación nacida en América latina, entre otras cosas.
Por su parte Juan Pablo II consolidó doctrinalmente, según el Vaticano, “la relación preferencial de la Iglesia con los pobres”; Benedicto XVI y su encíclica Caritas in Veritate dio una lectura “marcadamente política” de las crisis del tercer milenio, y finalmente Francisco hizo del “cuidado de los pobres y con los pobres” uno de los conceptos fundamentales de su pontificado.
América Latina presente
Un detalle muy importante para los latinoamericanos fue que León XIV mencionó en el texto la “opción preferencial” por los pobres nacida en América Latina que, según el Papa, no es para indicar “un exclusivismo o una discriminación hacia otros grupos”, sino “la acción de Dios que se compadece ante la pobreza y la debilidad de toda la humanidad”.
El Pontífice analizó asimismo los “rostros” de la pobreza. La pobreza de “los que no tienen medios de sustento material”, “del que está marginado socialmente y no tiene instrumentos para dar voz a su dignidad y a sus capacidades”, la pobreza “moral”, “espiritual”, “cultural”; la pobreza “del que no tiene derechos, ni espacio, ni libertad”. Y ante este panorama considera “insuficiente” el compromiso para eliminar las causas estructurales de la pobreza en sociedades marcadas “por numerosas desigualdades”, por la aparición de nuevas formas de pobreza “más sutiles y peligrosas”, por normas económicas que han aumentado la riqueza, “pero sin equidad”.
La economía que mata y las mujeres
Sin embargo, el camino es largo, especialmente en una época en la que sigue vigente la “dictadura de una economía que mata”, en la que las ganancias de unos pocos “crecen exponencialmente”, mientras que las de la mayoría están “cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz” y en la que se difunden “ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera”, escribió.
“Cuando dicen que el mundo moderno redujo la pobreza, lo hacen midiéndola con criterios de otras épocas, no comparables con la realidad actual”, subrayó León XIV, quien destacó además el hecho de que la ONU haya puesto “la erradicación de la pobreza como uno de los objetivos del Milenio”.
El Pontífice se refirió asimismo a la actualidad marcada por miles de personas que mueren cada día “por causas vinculadas a la malnutrición”. “Doblemente pobres”, añade, son “las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque frecentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos”.
Y condenó los “criterios pseudocientíficos” según los cuales será “la libertad de mercado” la que llevará a la “solución” del problema de la pobreza.
Recordó a los cartoneros
Entre los pobres “hay alguno que no quiere trabajar”, recordó el Papa, pero hay muchos hombres y mujeres que recogen cartones desde la mañana hasta la noche solo para “sobrevivir” y nunca para “mejorar verdaderamente” su vida.
“No podemos decir -añadió- que la mayor parte de los pobres lo son porque no han obtenido ‘méritos’, según esa falsa visión de la meritocracia en la que parecería que sólo tienen méritos aquellos que han tenido éxito en la vida”, es decir que saben ganar más dinero que otras personas.
Los pobres de todas maneras deben estar en el centro de la atención de la Iglesia, según León XIV. Si una comunidad eclesial no coopera “en la inclusión de todos”, advirtió, “también correrá el riesgo de la disolución, aunque hable de temas sociales o critique a los gobiernos”.
Los migrantes
Lamentablemente, dijo el Papa, las noticias referidas a los migrantes son cada vez más “irrelevantes como noticias marginales” en la prensa. Y por eso insistió en el rol de la Iglesia para ayudar a todos los que se ven obligados a dejar sus países. La Iglesia, como madre, camina con los que caminan. Donde el mundo ve amenazas, ella ve hijos. Donde se construyen muros, ella construye puentes, creando por ejemplo centros de recepción para recibirlos. León XIV recordó en este sentido las cuatro palabras que el Papa Francisco siempre destacaba sobre los migrantes: “Recibir, proteger, promover, integrar”. Y en las últimas páginas del documento hizo un llamado a todo el pueblo de Dios para en favor de los pobres, “hacerse sentir, expresar una voz que despierte, que denuncie, que se exponga, aún a costo de parecer estúpidos”.
Página12