No hay mal que dure 100 días, ni ministra que lo resista

Por Gustavo Sánchez Romero (*)

Los humanos tenemos una irresistible pulsión a los números redondos. Cualesquiera sean los motivos de esta inclinación atávica, no deja de ser una tentación a la cábala, la mística o cierto esoterismo. No hay motivo, aunque sí reflejo. Como  sea, esta cuarantena -como dicen los italianos- ya superó por 10 días la centena; pero para los argentinos da lo mismo estar en el día 92, 99 o 114. Nada cambia. Sin embargo, nos gustan los números redondos. “Ya pasamos los cien, qué lo parió”, se pudo escuchar.

Somos hijos de esta fascinación y nos sometemos inocentes a un ritual simbólico cada vez que mencionamos la cifra para sustentar las posiciones políticas sobre la cuarentena. Y eso es más trágico que fantástico.

Jorge Luis Borges, al respecto, alguna vez ha contado con su magistral ironía una anécdota que en la sencillez del relato define el gran temor de los hombres al devenir del tiempo. Precisó que estando él en la postrera ceremonia de las exequias de su madre, el 8 de julio de 1975, se le acercó una mujer a abrazarlo. Leonor Acevedo de Borges fue clave en la vida del escritor y había fallecido a pocos días de cumplir los 100 años. Junto al féretro, la plañidera tomó las manos de Georgie y le espetó: “Pobre Leonorcita, morirse tan poquito antes de cumplir los 100 años. Si hubiera esperado un poquito más”.

Borges la miró fijamente y le contestó sin ruborizarse: -Veo, señora, que es usted devota del sistema métrico decimal.

Nadie podría definir mejor esta paradoja de contar los días. Pero, ciertamente, este proceso ya constituye una discontinuidad. Si a alguien se le preguntara por los hechos clave de su vida, seguramente remitirá las ocasiones en que estuvo muy enfermo, sufrió algún accidente o las circunstancias lo pusieron en situación límite. Sin dudas que cuando esta pandemia pase, si es que alguna vez lo hace, se convertirá en una profunda discontinuidad para todos, y nos referiremos a ella como un proceso cargado de zozobra y desilusión. El hartazgo es el signo de estos días que juegan en la rayuela donde el cielito sigue siendo el miedo.

Hartazago

En el medio de una pandemia inasible y variable, la cuarentena comenzó a resquebrajarse y fueron  notorias las dificultades que tuvieron en la región AMBA para volver a la fase I, donde se advierte que la legitimidad misma del presidente Fernández pierde sustento, y su imagen que había alcanzado niveles de adhesión inéditos, hoy ve una  curva que exhibe un descenso leve pero constante. Las barreras son cada vez mayores y administrar la cuarentena se ha vuelto una acción titánica para el Presidente, especialmente en esta fase agónica donde ni siquiera parece haber llegado lo peor.

La depresión económica ya empieza a encarnarse en situaciones tan dramáticas como reales, y la ayuda del Estado se hace nimia y es cada vez más selectiva, lo que hace que para millones de personas que se agolpan en el barco de la desesperación, la cuarentena se convierte en su principal enemigo.

Los empresarios que quedaron excluidos de las actividades esenciales fueron quienes se manifestaron en principio, lo que fue in crescendo con los días. Los de la hotelería y la gastronomía se han convertido en el tótem maldito de este proceso, y la estimación acerca de su aciago futuro es todavía incalculable, pero las pérdidas en establecimientos, personal y valor económico serán cuantiosas. Todo esto sin perjuicio de todos los sectores que han sufrido y hoy se encuentran en situación de inanición camino al concurso o quebranto.

Para muchos la cuarentena oficial ha sido una estrategia sanitaria que ha debido anclar en una visión política para sostenerse, y eso hoy puede volverse en contra a los oficialismos.

La oposición política se vuelve cada vez más refractaria y los gobiernos -en Entre Ríos ha quedado claro en estas semanas- ya no pueden convocar a los gremios y corporaciones para habilitar medidas restrictivas del gasto público que le permita capear el temporal de la caída de la recaudación y el menor flujo en Coparticipación de impuestos nacionales.

Los cien días de la cuarentena le han dado a Gustavo Bordet los primeros reveses y comienza a sentir las señales de desgaste social. Y él lo sabe. Busca como pegar el volantazo, aun cuando se encuentra en el medio del río y quizá ya el tiempo no esté jugando a su favor.

El gobernador nunca se inclinó por formar una mesa amplia para debatir la implementación de la estrategia de la cuarentena y cómo abordar sus efectos y los daños de la pandemia. Caminó rengo una centuria de días sólo apoyado en el comité sanitario.

Este sábado se escribió el primer capítulo de lo que puede ser el futuro de la estrategia oficial contra el Corona virus, que tendrá su continuidad el lunes a las 9.00, cuando el Ejecutivo provincial se nuclee en reunión de Gabinete, donde el intendente de Paraná ya tiene reservada una silla.

Diferencias internas

El hartazgo social y empresario saltó la valla y se coló en el gobierno, abriendo una brecha técnica que tendrá, sin dudas, implicancias políticas. En este marco deben leerse las declaraciones de este viernes de la ministra de Salud Sonia Velázquez donde pedía un retroceso de fase en Paraná, para evitar la propagación del virus y que se no se produzca un brote que vuelva ingobernable la situación en la ciudad.

Ayer, sábado en la mañana, estaba prevista una reunión entre el gobernador Bordet, el intendente Bahl y la ministra Velázquez. Según fuentes muy cercanas a este meeting, fue el intendente de Paraná que desistió del encuentro, ya que considera que la ministra tiene una ponderación irreductible sobre la pandemia y se ha cerrado sobre sus argumentos.

Ella encabeza la estrategia sanitaria oficial y posee la posición más jacobina sobre cómo reaccionar ante la cuarentena; temiendo que un brote desborde la oferta que la ciudad posee.

La relación con entre el intendente y Velázquez no es buena, y se ha vuelto tirante en las últimas semanas. De un lado y otro dicen que las conversaciones rondan el límite que permite el decoro. Bordet saldó la situación de tensión invitando al intendente a la reunión de Gabinete, donde la ministra sentirá el invernal frío de la soledad.

Muchos dicen que “Sonia se ha vuelto muy dura y está llevando esto a niveles que no le conviene a nadie”.

El ministro de Producción Juan José Bahillo tiene una posición más cercana a la de Bahl, ya que siente en carne propia el reclamo permanente y angustioso de la producción y el empresariado. Más aun. Mientras Bahl desistía de la reunión con Velázquez, este sábado, su secretario de Hacienda, Eduardo Macri, debió intervenir ante la ministra de Gobierno, Rosario Romero, -de quien depende la Policía- ya que un llamado de una empresaria que produce alimentos esenciales estaba enfurecida porque en las ciudades de La Paz y Victoria le bloquearon el paso a dos de sus camiones para distribuir los alimentos. Romero debió dar la orden de paso libre, en honor a lo que reza el decreto, ya que las autoridades no se lo permitían con el argumento que no podían pasar “siendo de Paraná, donde hay un brote de Coronavirus”.

Con precauciones y medidas extremas, la situación se saldó pero quedaron sensaciones amargas en todos.

La reunión de Gabinete, que seguramente se realizará en el Centro de Convenciones, comenzará a las 9. Una hora después que pierda vigencia el decreto emitido por el gobierno municipal hace una semana, por el que se prohíbe la apertura de los negocios.

Sonia Velázquez quiere que la ciudad retroceda en los permisos. Bahl y Macri quieren liberar. Toda contradicción tiende a resolverse, aunque para desgracia de Hegel, no siempre en síntesis.

Todo parece indicar hacia dónde saltará la liebre, ya que este cronista pudo saber que quien tiene la acción de oro del gobierno, Gustavo Bordet, está más cerca de los deseos del tándem Bahl-Bahillo-Romero, que de las aspiraciones sanitarias de Sonia, por quien guarda un especial cariño. El gobernador siente que el momento es complejo para su gestión, pero avizora que el futuro más crudo que lo pueden encontrar en alguno de los círculos del averno.

Costo político

Sonia Velázquez acompaña a Bordet desde la tumultuosa salida de Ariel de la Rosa, médico vinculado a José Ángel Allende, el sempiterno e indecoroso dirigente de UPCN.

Su ingreso al Gabinete fue leído como un acierto político por casi todos, reconociéndose a la ministra dos valores insoslayables: su honestidad y la victoriana contrición al trabajo.

Licenciada en Trabajo Social y con una larga militancia en la cuestión social de la provincia, la funcionaria es lo que se denomina una workaholic.

Su gestión le permitió ordenar en los tres años anteriores un ministerio conflictivo y Bordet siempre le agradeció que haya sido una de las pocas carteras donde se resolvían los problemas sin llegar a él. Tanto es así que ella pidió al gobernador ser sustituida para esta segunda gestión y Bordet le insistió en su lograda permanencia.  Ni en sus más irracionales sueños se imaginó esta coyuntura para su carrera profesional.

Sin filtro muchas veces e incapaz de medir alcances de sus palabras en ocasiones, desde el comienzo de la pandemia, Velázquez se ha mostrado firme en sus decisiones sanitarias y su equipo habló siempre de evitar el desborde y preparar la infraestructura y el sistema para lo peor. Alberto Fernández, Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta comparten un miedo común con Bordet y Velázquez. Una foto de personas muriendo sin poder ser atendidas en el sistema público de salud es el equivalente al helicóptero de De La Rúa escapando de Casa Rosada.

En definitiva, todo se reduce a la tensión que se genera entre salud pública y economía, y nadie quiere pagar el costo político de cualquier decisión que se tome. Por este carril rondan hoy los avatares de los funcionarios.

En este punto, en la reunión de Gabinete de este lunes, el intendente de Paraná espera llevarse una definición del gobierno provincial acerca de cómo siguen los hechos; con la presión de los comerciantes, empresarios y ciudadanos paranaenses que le respiran en la nuca para que abra las puertas. Si no logra lo que espera y vence la posición sanitarista de más confinamiento, Bahl se parará ante todos y les preguntará: ¿A mí por qué me miran?

La discusión volverá a centrarse en los fundamentos de Velázquez que dirá que Paraná está en riesgo y ella se opondrá a rajatablas. Dirá que hoy se está en una situación de contagio por conglomerado; pero el riesgo es mayor si entramos en la etapa de circulación viral comunitaria.

Fuentes de Salud aseguran que la ministra busca ralentizar el contagio siempre con el temor que el sistema colapse. Claramente chocará con la posición del grueso de los ministros, especialmente del Bahl, a quien Sonia considera un aperturista sin control, y le adjudica situaciones extremas como las que denunció el ex gobernador Mario Moine por las redes sociales con un pub de calle Alameda de la Federación, al día siguiente de la primera apertura.

-¿Estamos realmente en situación en que Paraná tenga circulación viral comunitaria con riesgo que desborde el sistema o es una apelación al miedo? Preguntó Dos Florines a una altísima fuente del Ministerio.

-No tenga dudas, la provincia ha tenido suerte en que los casos que se dieron en Paraná o la Ruta 14 han sido de personas jóvenes. Si por desgracia ingresa el virus en un geriátrico o lugar similar, no podremos dar cuenta de lo que viene- expresó ante la requisitoria.

De seguro, uno de los dos saldrá lastimado de la reunión de Gabinete el lunes. Pero nadie deberá desconocer el dato que la ministra es, antes que nada, una de las técnicas más cercanas al corazón del titular de la Cartera nacional, Ginés González García.

La pregunta del millón es qué decisión tomará Bordet, que ya no quiere más tu tía con los costos de la cuarentena; pero por otro lado no puede desautorizar a su ministra estrella, especialmente porque Salud es hoy una bomba de tiempo que nadie estará dispuesto a ponerse al hombro, garantizado la paz que Sonia Velázquez le dio en todo este tiempo. Agotada, estresada, casi sin dormir; la lupa también debe ponerse en sus decisiones sobre su futuro.

Amparos

Cualesquiera sean las resoluciones que se tomen el lunes, el intendente Bahl tendrá una mañana movidita. Si se impone el ala aperturista del gobierno, el titular del Ejecutivo municipal podrá exhibir a los empresarios y los ciudadanos ansiosos que su posición a favor de la apertura, fue eficiente y se abre una nueva etapa.

Lo estarán esperando los empresarios hoteleros gastronómicos, con las puertas abiertas, literalmente, porque el decreto que bloqueó la ciudad por una semana culmina el lunes a las 8.

Muchos de ellos hablan de rebelión.

Los empresarios locales se asesoraron con el abogado de la Federación en Buenos Aires y si se posterga el confinamiento o los multan por estar abiertos evalúan acudir en masa a la Justicia con amparos individuales porque dicen que la situación es ya insostenible. "Actuaremos legalmente contra la Municipalidad que es quién emite el decreto por el cual nos prohíben trabajar, mientras toda la ciudad funciona normalmente”, advirtió un dirigente de la Filial Paraná de la Asociación Hoteleros Gastronómicos.

Esta misma fuente enumeró una serie de bares, restaurant y hoteles que ya confirmaron que no volverán a abrir en Paraná cuando esto acabe.

El malestar de estos empresarios se hizo notar esta semana en la reunión del Ente Mixto de Turismo de la ciudad, que de parte de la Municipalidad contó con la presencia de Camila Farías, secretaria de Coordinación Estratégica de la Comuna.

La funcionaria no sólo debió afrontar el profundo malestar de los empresarios sino que hasta Hugo Permayú, el histórico dirigente gremial del sector, la fustigó por las decisiones de la Ciudad -y de la provincia- que según especuló ante Dos Florines, le harán caer entre 4 mil y 5 mil de los 9 mil trabajadores que tiene el sector en Entre Ríos.

En fin… como se ve, la cuarentena ha entrado en una etapa de definiciones y las variables parecen desmadradas. Un prestigioso abogado con conocimientos profundos de la Constitución envió un mensaje a este cronista en la tarde de ayer describiendo una situación que bien vale reproducir.

“Estimado: no me lo contó nadie. Acabo de ver a la Policía de la provincia, motorizada, patrullando la zona del Rosedal, corriendo y pidiendo a la gente que vuelva a sus casas. Están pulverizando el principio de proporcionalidad”.

-¿En qué consiste ese principio?- interrogué.

-La restricción, en este caso la persecución, debe condecirse con el bien jurídico a proteger a la luz, siempre, de datos objetivos, no de especulaciones personales. Los tribunales aplican el test de razonabilidad (o proporcionalidad) para merituar las restricciones y las declaran contrarias al Art. 28 de la Constitución y por tanto inconstitucionales si no hay relación entre la restricción y lo que se busca proteger. En definitiva, si los jueces deciden intervenir, deberán abordar ese test.

-¿Algo así como un efecto Nerón?

-Sí, algo así.

(*) Editor de Dos Florines

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