Las bandas de narcomenudeo de Paraná están adoptando cada vez más la modalidad del búnker para la venta de drogas: espacios prácticamente ciegos, con una puerta fortificada, un hueco para los pasamanos, un baño y sistema de desagüe para el descarte de la droga en caso de la irrupción policial. Esta vez, la Dirección Toxicología lo detectó y desactivó en la Villa 351, un lugar históricamente caliente de la venta de marihuana y cocaína en la ciudad. Además, se destacó el hallazgo en su interior de una picana eléctrica.
Según se informó, el procedimiento se llevó adelante en horas de la noche de este miércoles, en la Cortada Juan Wirth, que une calles Paracao y Avenida de las Américas, y estuvo a cargo del personal de Toxicología con el apoyo de los grupos especiales G.I.A. y C.O.E..
Previamente, la División Inteligencia del área que en un futuro se denominará Drogas Peligrosas, había recabado las evidencias de la actividad de narcomenudeo en ese sitio. Por ello, el Juzgado de Garantías N° 1 a cargo de Marina E. Barbagelata, tras la solicitud de la fiscal Paola Farinó, autorizó el allanamiento.
En el lugar se hallaron diversos elementos que guardan relación con la actividad delictiva: pequeñas dosis de cocaína, dinero, celulares y la puerta fortificada que se extrajo del lugar para poder ingresar.
Asimismo, se registró que el búnker tiene diferentes cañerías en el piso hacia distintos sentidos, que fueron utilizadas por el hombre que se encontraba adentro vendiendo drogas habría descartado la sustancia.
Además, se encontró dentro del lugar una imagen del Gauchito Gil, un reproductor de música y una picana eléctrica. Este último elemento recuerda un episodio ocurrido hace dos años, cuando jóvenes vendedores de droga torturaron a un consumidor por alguna deuda con ellos. Asimismo, es una situación que revela una crueldad y violencia en el accionar de estas bandas que hace años se viene constatando en la ciudad de Rosario.
La persona que estaba dentro del búnker quedó detenida y fue alojada en la Alcaidía de Tribunales.
Se informó desde Toxicología que hasta la fecha se han allanado tres búnkers de iguales dimensiones y características en Paraná: uno en el corazón del barrio Lomas del Mirador II, otro en el barrio Belgrano, más precisamente sobre el entubado del arroyo Antoñico, y el reciente de la Villa 351.