La crisis de los grandes hoteles redefine el perfil turístico de Paraná

Pablo Albamonte (Howard Johnson); Marcelo Svetliza (Maran S&T) y Lila Yañez (Hoteles Paraná) piensan el futuro desde su drama actual.

Pablo Albamonte (Howard Johnson); Marcelo Svetliza (Maran S&T) y Lila Yañez (Hoteles Paraná) piensan el futuro desde su drama actual.

-Si las actuales condiciones se mantienen; ¿Su empresa está para volver o se retira del mercado tras la pandemia?- le preguntó en dos oportunidades Dos Florines a Lila Yañez, titular del Grupo Yañez Martín, con dos hoteles tradicionales y más de 50 años en la ciudad.

Deliberada y capciosa, fue la primera y la última pregunta de una larga entrevista realizada el viernes pasado. 

“Estoy para volver, pero con ciertas condiciones, y sino prefiero no volver porque podría ser mucho más dañino”, respondió al comienzo.

En el medio se sucedió un dilatado cuestionario donde la empresaria describió la dramática situación que vive tras 60 días de cuarentena de sus dos hoteles (Gran Paraná y Paraná Jardín) que se encuentran cerrados, generando gastos y deudas y sin posibilidad de facturación.

Tras describir catárticamente un rosario de contratiempos, infortunios y sangrías financieras que produjo en el sector la expansión del Coronavirus, la pregunta volvió sobre la mesa. 

Esta vez la empresaria dudó, titubeó, pero dio un paso más allá, describiendo con crudeza el espíritu que hoy día abraza como un oso al sector hotelero gastronómico y que podría definir el futuro turístico de nuestra ciudad.

“… Estoy para volver, pero con las condiciones que dije; caso contrario estoy para salirme, pero no me puedo ir. Quisiera irme, pero no se puede por el personal. Para nosotros el personal es prioritario y el hecho de cumplir con ellos es lo que nos obliga a seguir estando. Lo que sí puedo afirmar es que, si esto se sigue dilatando y los establecimientos no pueden abrir, en breve lapso Paraná va a perder muchas plazas hoteleras y ya no podrá convocar a congresos y convenciones, y como consecuencia perderemos ingresos genuinos que genera el turismo para la ciudad”, sentenció.

Los hoteles de Lila Yañez y su familia son un ejemplo del infortunio de una empresa tradicional de Entre Ríos que se pone como ejemplo en las reuniones entre pares y ante las autoridades toda vez que se quiere ejemplificar el derrotero de una nave que indefectiblemente navega hacia aguas indescifrables. Pero no es la única. El Howard Johnson Mayorazgo -único hotel cinco estrellas de Paraná- advierte horizontes similares y el CEO de la franquicia, Pablo Albamonte, es algo más optimista sobre el futuro,, Compartió el sentimiento de su colega y dijo que “la hotelería fue la primera industria en entrar en este torbellino y seguramente será la última, y no hay ninguna posibilidad de vaticinar el corto y mediano plazo porque si algo define este momento es la total incertidumbre acerca de cuándo y cómo volveremos a trabajar; pero especialmente cuál será el comportamiento del mercado”.

Marcelo Svetliza, que acompaña a sus padres en el management del Maran Suites & Towers, en los altos del Parque Urquiza, no le va en saga y su criterio parece más atildado, pero no menos atribulado.

“Hablo desde el Maran y como empresario cualquiera del país porque nunca en la historia se vivieron dos meses como estos, ni siquiera en la Gripe A, el año 2001 o la crisis del campo (2008). Nunca tuvimos dos meses a cero: cero de facturación y cero visitantes. La verdad que fueron 60 días dramáticos y una realidad totalmente singular porque estamos con los hoteles cerrados. En los hoteles suele pasar al revés que, en otros sectores, y son los únicos que no cierran nunca. Ahora nos tocó cerrar y no tenemos ninguna idea de hasta cuándo”, describió, publicó Dos Florines.

Las posiciones de los empresarios no varían demasiado entre sí. Quizá las expectativas parecen más o menos influidas por el respaldo para afrontar esto. Allí reside el secreto de cómo quedará la oferta turística de la ciudad una vez que se morigere la presencia del virus.

Los tres entienden que no se puede medir cuál será el escenario post pandemia, pero que dependerá de un puñado de variables clave: hasta cuándo permanecerán cerradas las fronteras; cuáles serán las condiciones que se permita trabajar; cómo afectarán los cambios culturales que se produjeron en la cuarentena en los sectores corporativos y turísticos, y la espalda que tenga cada empresa para sostener el flujo de pérdidas que implique la combinación de las tres anteriores.

Los tres hoteles más importantes de la ciudad tienen una cifra en común: todos tienen entre 60 y 70 empleos en forma directa.

Perspectivas

 

-¿Cómo evalúa las decisiones que tomó el Estado durante la pandemia?

-Yañez: Lo que yo percibo es que, teniendo esta condición de estar libre de circulación del virus, debería estar abierta la hotelería, la gastronomía y todas las actividades que aún no han abierto. Por otro lado, veo que el Estado provincial está alineado con la Nación y no se mueve de ahí, y no considera este beneficio que tiene la provincia y podríamos ser muchos más los que estemos trabajando y en ese sentido no comparto esta decisión. Si el Estado se ocupa de hacer los controles para cuidar a la población en los accesos para identificar a los posibles infectados, se podrían abrir las fronteras de la provincia y los hoteles podríamos trabajar con gente que necesita viajar por trabajo. Nosotros estamos en condiciones de cumplir protocolos en cada hotel y en el ingreso le tomaríamos la temperatura a cada visitante y pediríamos la declaración jurada de rigor. Más de eso no podemos hacer; y los testeos quedarían a cargo del Estado.

 

-Svetliza: Esto es muy difícil. Desde un punto personal no estoy seguro cuál es la medida correcta que debería tomar el gobierno. Desde el punto de vista empresario digo que sí, que debería abrir fronteras con los controles y todo el esfuerzo puesto en cuidar a la gente. Pero también está el punto de vista sanitario y no sé qué podría pasar si se abren las fronteras indiscriminadamente e ingresa el virus en forma masiva y la provincia se contagia. No quiero tener doble moral y reconozco mis dudas al respecto porque nuestro cliente es mayormente de Buenos Aires, donde está el foco del contagio. Lo que puedo decir es que habiendo tantas actividades que ya están autorizadas en la ciudad, los hoteles pueden ofrecer un servicio a esta gente que no es de Paraná y viene a trabajar, con los controles necesarios. Porque también es cierto que hoy está entrando mucha gente a Entre Ríos mucha gente sin esos controles que pedimos. Nosotros tenemos los protocolos, hemos hecho la capacitación interna y las instalaciones están aptas.

 

-Albamonte: Creo que fue un error grande plantearlo como antinomia, una cosa o la otra. No es salud o economía. En nuestro país la disyuntiva está presente en todo. Yo creo que son las dos cosas. Muchos no se van a poder levantar de esto y muchas empresas y hasta muchas actividades no podrán volver. En Entre Ríos, donde hay tan baja circulación debería volver a abrirse la actividad hotelera, tomando todos los recaudos necesarios. Yo no tengo autoridad sanitaria alguna, pero sí puedo decir que con una desocupación del 30 por ciento, el remedio es peor que la enfermedad. Fue muy acertado que se haya hecho la cuarentena, porque tuvimos la suerte que la pandemia empezó en el este y cuando nos llegó teníamos mucha información de Asia y Europa y tuvimos mucho tiempo para ver qué pasa en otras regiones. Hubo muy pocos contagios comparados con Brasil, pero esto lo digo con el diario del lunes.

 

Los empresarios concuerdan en que es necesario una apertura en Entre Ríos para el sector hotelero gastronómico, con el norte puesto en cuidar las fuentes laborales. En los tres casos (Albamonte tenía dudas cómo se estableció en el Mayorazgo porque el juego de casino es parte de la oferta) la ayuda del Estado nacional llegó con el ATP para poder cubrir el 50 por ciento de los salarios del personal -exceptuando los jerarquizados-. Además, contaron con el acuerdo nacional entre la Fehgra y el sindicato para descontar el 25 por ciento del salario de los meses de abril y mayo, aunque no tienen certezas que el acuerdo continúe cuando haya que pagar junio.

Sin embargo, dicen, al unísono, que la ayuda no alcanza porque son estructuras grandes, con muchos costos fijos que un hotel tiene y que generalmente la gente y las autoridades desconocen. Lila Yañez arriesgó una opinión más dirigida y se mostró extrañada de la reacción de la Comuna. “Fuera de este beneficio de Nación no hemos tenido ningún beneficio de parte del municipio de Paraná, lo cual a mí me sorprende mucho, porque nos conocemos todos. Estamos siempre en contacto con la Subsecretaría de Turismo, el intendente nos conoce, sabe que nuestros negocios están cerrados, sabe de nuestra dramática realidad y no ha salido ni una sola ordenanza con diferimiento de vencimientos, ni con reducciones o exenciones. Absolutamente nada. En este sentido la verdad es que me sorprende y no puedo dejar de decir que me molesta porque el Municipio necesita de nuestros negocios para recaudar. Más adelante, si se encuentra con una enorme reducción del cobro de impuestos debido al cierre de negocios, ya será tarde para todos. Incluso conocimos de parte del intendente que a los no puedan pagar no se le cobraran intereses, pero en la práctica no es así”, denunció la empresaria.

 

Futuro

 

La pregunta clave parece unívoca y cae de cajón ante la realidad que describen los empresarios: Cuánto pueden sostenerse en estas condiciones y cómo se imaginan el regreso a la actividad.

Para esto, como si se hubiesen puesto de acuerdo para responder, la respuesta también tiene una sola dirección: incertidumbre.

“Si te diría te estaría mintiendo”, se resigna Svetliza. El joven empresario no mira cuánto tiempo puede sobrevivir en estas condiciones, sino cómo y en qué condiciones van a volver a trabajar los hoteles. Hoy estamos cumpliendo con todos nuestros colaboradores apelando a la espalda, es decir que el respaldo que mi padre y mi madre pudieron formar en muchos años de trabajo y yo no tengo ninguna responsabilidad en eso ni la quiero asumir. Pero mientras más pase el tiempo menos posibilidad tendremos de volver con la misma estructura, pero de verdad no queremos disminuir los servicios o la calidad, que es por lo que gente viene y no queremos perder. Tras la pandemia, vamos a necesitar que estemos lo mejor posible para competir y que la ciudad reciba visitantes”, asegura el hijo varón del “Benjo”, consignó Dos Florines.

En los tres casos, y como sucedió con la mayoría de las empresas del sector en el país, debieron recurrir a los ahorros para cubrir salarios y gastos de estructuras, pero aseguran que estos no son infinitos. 

A su turno, Albamonte, que gestiona por el sistema de licencia o administración directa unos 43 hoteles, todos en la Región Centro del país, incluido el hotel Mayorazgo de Paraná que funciona una licencia otorgada por una sociedad que controla el instituto del Seguro de Entre Ríos, analiza la estrategia de las empresas. Más allá si la ayuda del Estado llega o no, si se utilizan ahorros limitados o no, los hoteles han pagado los sueldos como forma prioritaria -aplaude esta decisión- y luego verá cómo se pagan los otros compromisos que se van postergando. “No sabemos cómo vamos a volver al mercado. No lo sabemos. Lo que ha sucedido es de impacto global, y nosotros veníamos acostumbrados a manejarnos en crisis económicas, no en crisis sanitarias. Estamos ante un parate casi total. Esta crisis nos agarró muy mal parados, porque recordemos que la hotelería venia en crisis al menos de los últimos dos años y medio. Hace muchos meses trabajamos casi sin rentabilidad y la crisis llevó a que muchas empresas recorten sus gastos de viajes corporativos y esto afectó mucho, aunque el turismo interno mejoró por el incremento de los costos de viajar al exterior. Pero el turismo interno es de fines de semanas, feriados y vacaciones, y eso no alcanza a compensar la caída del pasajero de toda la semana que llegaba al hotel por trabajo. Nuestra rentabilidad venía cayendo en los últimos años”, describió el empresario.

Escenarios

 

En Paraná existen hoy unas 2.500 plazas disponibles desde el sector turístico, de las cuales unas mil son consideradas de tres estrellas para arriba, que son las utilizan los visitantes del turismo corporativo y de congresos y convenciones.

En el marco de la gran incertidumbre, los empresarios no quieren ni hablar del valor de libro de sus empresas ni de la rentabilidad.

Lila Yañez cree que sus hoteles han perdido un 30 por ciento de sus valores medidos en dólares, pero que, sin embargo, la devaluación que se sufre desde diciembre, compensa la caída. Donde hay coincidencia es en cuanto a la rentabilidad. Todos acuerdan en que, si venía mal antes de la pandemia, esto es un golpe de nock out. Todos dan por perdido el año y aspiran a volver a trabajar para tratar de no perder por goleada en los ingresos.

Albamonte brinda una cifra: con el 30 por ciento se cubren los costos operativos. Por otro lado, Yañez prescribe que el sector hotelero podría perder un 30 por ciento de las camas en este estado, y hablando de gastronomía entiende que sería mucho más, ya que restó, bares y restaurantes tienen una dinámica más lábil, y hasta se podría perder hasta el 70 por ciento de los negocios, con más posibilidad de recuperarlos cuando la economía repunte.

 

-¿Cómo cree que será la recuperación y cómo reaccionará la demanda?

-Yañez: Todos sabemos que la gente va a viajar muy poco, pero también sabemos que hay gente que necesita viajar. En este escenario, al estar cerradas las fronteras de la provincia, deberíamos estar haciendo una buena promoción para que los entrerrianos viajen dentro de la provincia. Eso de alguna manera ayudaría, por lo menos los fines de semana a la hotelería. De todos modos tenemos algunas consultas y estamos contacto continuo con nuestros clientes, la mayoría son clientes corporativos de empresas que algunas ya no están, otras no estarán y otras se han acostumbrado a la modalidad home office. Todas tienen hoy como objetivo bajar costos, y dentro de sus estrategias ahorrarán pasajes, hotelería, gastronomía, viáticos. Tenemos claro que en un principio sería así, y tal vez lleve un año llegar a una ocupación que nos permita lograr algo de rentabilidad. Yo calculo que antes del año no vamos a tener rentabilidad, pero entre lo que estamos perdiendo hoy con el negocio cerrado y lo poquito que podríamos facturar con algo de ocupación, sería un poco menos de pérdida.

 

-Svetliza: En Paraná tenemos ciertas ventajas en cuanto a estar cerca de las grandes ciudades de Argentina. Con mucho verde, mucho río y mucho espacio, que es un valor para los viajeros y en la post pandemia es lo que gente va a salir a buscar. Del otro lado, de parte del Empatur, Agustín Clavenzani está trabajando para presentar un paquete de acciones, como así también la Asociación Hoteleros Gastronómicos como en el Boureau de turismo de convenciones para contar con un plan para cuando se abran las fronteras. A mí no me queda otra opción que mirarlo con optimismo, porque si lo miro desde el otro punto de vista, estamos ante el peor de los escenarios. No sabría decir si habrá o no una reducción fuerte de camas. Dependerá cómo será la oferta que podamos presentar. Sí estoy seguro que la gente no saldrá masivamente a pasear en Paraná. Será un proceso muy lento.

 

-Albamonte: Uno trata de ser optimista ante esta situación especialmente por un punto: tenemos mucha información de cómo está reaccionando el mercado asiático después de la salida de la cuarentena. Allí se está levantando y lo primero que se reactivó fue el turismo interno, el turismo de cercanía. Somos optimistas que siga el recorrido y aquí suceda lo mismo. En nuestro caso estamos muy cerca de las ciudades más poblabas. La gente saldrá cerca, a menos de dos horas, y nosotros tenemos ubicaciones estratégicas, y los centros urbanos son los que más turismo generan.  Va a ser una incógnita cómo reaccionará la parte corporativa. Se supone que habrá cambios. El viaje del día va a desaparecer. Si vos tenés que ir a Córdoba o Entre Ríos por una sola reunión, no lo harás. Usarás Zoom o cualquier otra plataforma. Distinto es con los viajantes que llevan mercadería. Se va a retraer un poco. El tema de eventos y congresos tendrá cambios operativos; se va a limitar mucho la cantidad de gente por salones. Habrá cambios muy drásticos que generarán mayores costos a los hoteles. Si hay pagar cabinas de sanidad y poner menos mesas por metro cuadrado será un costo financiero. Los hoteles siempre tuvieron costos altos, porque demandan mano de obra intensiva muy calificada, pero también de energía, de materias primas, etc. Es una actividad que la rentabilidad es a largo plazo, con lo cual cuando te toca un cimbronazo como esto te desacomoda mucho. Un hotel vive del 70 por ciento del mercado corporativo, y el 30 restante del turista.

 

Angustia

 

Finalmente, luego del repaso de las perspectivas de los tres principales empresarios hoteleros de Paraná, y quizá de la región, dos otras coincidencias se encuentran en el lastimoso relato: a) la gran angustia que sobrecoge a todos los colegas de la hotelería y la gastronomía, y b) la necesidad de continuar haciendo esfuerzos conjuntos para mantener el empleo.

 

Lila Yañez lo define en forma meridiana: “El problema más grave que tenemos es el personal. Van dos meses de cuarentena y no se ha trabajado y hay que pagar los sueldos igual, y hay que ser justos y ellos no tienen por qué cobrar 25 por ciento menos. Todos deberíamos colaborar para mantener las fuerzas de trabajo. Los empresarios del sector nos hemos mantenido activos y estamos en la lucha continua. Nos reunimos por zoom todas las semanas. Hemos enviado notas y esta semana tenemos una nueva reunión con el ministro Bahillo. No es que no nos movemos, sino que chocamos con una pared a la que le decimos todo lo que necesitamos y no hay respuesta. Ni siquiera nos consuelan diciendo que tengamos paciencia, que ya vamos a ver cómo vamos liberando y cosas así. No tenemos ninguna respuesta y nos da mucha angustia. Estamos desesperados”.

 

Marcelo Svetliza refuerza el concepto de la empresaria y afirma que sus colegas están angustiados. “Estamos en estado crítico, porque veníamos a las patadas y ahora estamos todos muy complicados. Se hace todo muy difícil”.

 

Finalmente, Albamonte, pone el ojo en la post pandemia, porque será muy largo el proceso de recuperación y allí también habrá riesgos para las empresas.

 

“Este año el nivel rentabilidad está perdido, sólo con tres meses de no operar hay que olvidarse de la rentabilidad. Todo el mundo buscará cubrir los costos y es posible que algunos tampoco lo logren.  Porque el tema será cómo volvemos, y que pasará con los servicios complementarios. Este fin de semana reabría un hotel muy grande, con 400 habitaciones, en Gramado, Brasil, que tiene aguas termales. Pero sólo abrirá las habitaciones. También será un signo de interrogación muy grande saber qué pasará con los otros servicios teniendo en cuenta que la mayoría de nuestros hoteles tiene el atractivo de los complementos. Qué interés tendrán si abrimos sin ellos”, se preguntó el empresario.

Como suele decir la humorada popular, es muy difícil arriesgar pronósticos, sobre todo si se trata del futuro. Lo cierto es que, con altibajos, desaciertos e interrupciones, desde hace dos décadas Paraná viene trabajando con el objetivo sostenido de imponer un nuevo perfil turístico a la ciudad, de una población más comprometida con este concepto, interesando a inversores grandes y pequeños. La inauguración del Centro Provincial de Convenciones pareció darle un fuerte impulso hace apenas dos años y medio.

Todo ha quedado en estado de latencia, a la espera de ver cómo se comportará la demanda, y qué parte de la oferta quedará en pie para plantearse una planificación que atraiga algo del tímido impulso al turismo que se verá cuando el virus ya no genere miedo.

Es otra manifestación de la batalla entre el deseo y el miedo. La arena de esta batalla es la inasible psiquis social.

Lo que es seguro que cuando baje la marea nos encontraremos con una realidad distinta a la de diciembre. No estaría mal que imaginemos el futuro desde el peor de los escenarios. En ese caso, la peor consecuencia de un pesimismo cerrado y errado será estar mejor de lo que creímos.

Aquí hay un punto en común con la estrategia sanitaria conservadora del Gobierno, que le ha dado buenos resultados desde el punto de vista de los casos detectados.

En algún cajón de la burocracia habrá quedado guardado el manual que escribió Juan Carlos Guarnieri sobre “Cómo construir una ciudad turística” y revisar todo lo que se ha hecho bien, que no es poco, y desglosar aquello en lo que se ha fracasado.  Si es así, enhorabuena la cuarentena.

Porque al final, todo es como decía el poeta: de vez en cuando hay que hacer una pausa / contemplarse a sí mismo, sin la fruición cotidiana/ examinar el pasado / rubro por rubro / etapa por etapa / baldosa por baldosa… / y no llorarse las mentiras / sino cantarse las verdades.

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