Entre Ríos empezó bien atrás y esto quedó en claro cuando Santa Fe no estuvo cómodo para vulnerar el aro, inclusive, frente a las segundas opciones, cuestión para reprochar en el elenco dueño de casa, que en ofensiva no eligió los mejores caminos.
Agustín Carnovale fue el hombre del gol en el conjunto de la vecina provincia, convirtiendo siete de los 10 tantos con los que su equipo, a 3.40 de cerrar el primer cuarto, ganaba 10 a 5. Martín Amden probó un cambio en la conducción y Pablo Jaworski entró por Adrián Forastieri; y en la ayuda Nicolás Lauría reemplazó a Eduardo Villares.
Las penetraciones de Sebastián Vega empezaron a surtir efecto, y con un triple Daniel Hure empató el marcador (12-12). Ricardo De Cecco volvió a apostar a una zona 2-3 y Santa Fe se fue al mini descanso al frente. Mejorar el control sobre Carnovale sería la deuda a saldar para el futuro (hizo nueve de los 13).
Doble de Jeremías Acosta, triples de Lauría y Jaworski. El inicio del segundo parcial fue el mejor para Entre Ríos que todo esto lo hizo valer gracias a una óptima tarea atrás (20-13). Si bien el Panza Verde funcionó bien colectivamente, párrafo aparte para el Flaco Acosta que anuló a Alejandro Reinick en la pintura.
La reacción santafesina no tardó en llegar y desde los 6.75 metros hubo respuestas como para estar cerca. Por esta vía, Entre Ríos transitó por una racha negativa que, igualmente, no atentó contra su superioridad y que al final pudo romper con el Chuzito González, de destacado cuarto.
El elenco dueño de casa cerró 20 minutos de gran rendimiento. La concentración, la defensa y la movilidad de la bola fueron clave. El dato: 41 por ciento (14/34) en cancha para Entre Ríos contra 27 por ciento (9/33) de Santa Fe.
Exactamente 2.31 minutos del tercer periodo pasaron para que se abriera el tanteador nuevamente (doble de Brussino). Pérdidas, recuperos, todo menos puntos. Al menos hasta la segunda parte del parcial, cuando un bombazo de Hure volvió a abrir el camino del gol y Entre Ríos, en un parpadeo, sacó 20 (52-32), señala El Diario.
Lejos de relajarse, los mesopotámicos continuaron con su solidez defensiva, repartieron más su goleo y minutos en cancha, ya que Amden pudo mover su banco pensando en el último partido del campeonato, y sólo fue cuestión de que pasen los segundos, y festejar no sólo una goleada sino también el hecho de cumplir el segundo objetivo de estar en una nueva final.