“Vivimos en una gran incertidumbre. Estamos esperando noticias, pero nadie nos dice nada. Si hasta nos enteramos de la muerte de mi padre por los medios. Oficialmente nadie nos dijo nada”, dijo en una conversación telefónica con Clarín Rafael Videla, hijo del dictador.
La autopsia para confirmar la causa de su muerte fue concluida este sábado y el informe se elevó al juez federal de Morón, Juan Pablo Salas, según informaron fuentes del Cuerpo Médico Forense, que también confirmaron que el cuerpo de Videla continuaba en la morgue. El pedido de autopsia había sido realizado por el juez Salas para constatar si, efectivamente, su muerte había sido natural y no por alguna otra razón. “Fue un trámite de rigor para despejar cualquier tipo de sospecha”, contaron cerca del juez. Salas le devolvió la ropa y los efectos personales de Videla a sus familiares pero se quedó con la documentación.
Videla murió el viernes a las 8.25 cuando se encontraba en su celda de la cárcel de la localidad bonaerense de Marcos Paz, donde cumplía pena de cadena perpetua por múltiples crímenes de lesa humanidad perpetrados durante su dictadura. Estaba sentado en el inodoro, sin pulso ni reacción pupilar.
La familia de Videla se mantiene en absoluto silencio, al tiempo que fuentes del Estado Mayor General del Ejército informaron que el militar no recibirá “ningún honor militar” en sus funerales. No se le brindarán honores, dijeron fuentes del Ejército, porque Videla fue destituido del Ejército y, además, está vigente desde 2009 una resolución firmada por la entonces ministra de Defensa, Nilda Garré, que prohibe honras en los funerales a los miembros de las Fuerzas Armadas que hayan estado involucrados en causas relacionadas con violaciones a los derechos humanos.
Videla fue el símbolo de la dictadura que gobernó entre 1976 y 1983 en Argentina, que dejó miles de desaparecidos. El rol de Videla fue clave para torturar, matar y hacer desaparecer personas.
La muerte de Videla generó que desde todo el arco político se repudiara su accionar durante los años del gobierno militar. Es el mismo repudio social que lleva a sus familiares a intentar un cerco mediático para enterrar sus restos sin manifestaciones.