Sobre la exposición, el arquitecto Marcelo Olmos expresó que “para entender los laberintos de Albanece hay que referirse al primero de una larga serie de exploraciones: La casa de Asterión resumía todo cuanto tememos de un laberinto o todo lo que deseamos de él. Después vinieron otros en una larga búsqueda de espacios encadenados que llenamos con prolija obsesión de cosas nuestras y ajenas. Y de pronto los laberintos se convirtieron en visiones casi lejanas, casi aéreas, casi fugitivas que se nos escapaban hacia horizontes otros. Con colores cambiantes, con planos en fuga, con gruesos muros, el laberinto se convirtió en un mundo más temible, más cerrado. Una incógnita que esta ahí pero no sabemos como llegar. Juego de visiones en diferentes fugas, en colores cambiantes, otra manera de hacer más insondable un laberinto, más misterioso, más desafiante, algo que Albanece se plantea en un constante explorar en vertiginoso itinerario sin fatigas”.
Sobre el artista
Raúl Albanece, nacido en Gualeguaychú donde reside actualmente, es escenógrafo egresado de la Universidad del Salvador y expone en forma permanente en muestras individuales y colectivas en el país y el exterior desde 2001; y se desempeña como curador desde 2006. Sus obras figuran en Museos y colecciones privadas de Argentina, Brasil y Grecia.
En una de sus más importantes series, La letra con sangre entra, utilizó su propia sangre para pintar gran parte de las obras. Asimismo se destacan su serie de laberintos y de clonación humana, en las cuales parece llamar la atención sobre la incertidumbre del hombre masificado.