De ANALISIS DIGITAL, desde Gualeguaychú

La principal fiesta carnavalera en suelo entrerriano comenzó como pocas veces anoche en Gualeguaychú. El Corsódromo congregó a cerca de 25 mil personas, lo que se considera un récord para una noche inaugural del Carnaval del país. El espectáculo empezó tarde –como siempre sucede, lo que es un tema recurrente, que evidentemente los organizadores no pueden resolver- y por ende esa demora se fue trasladando a la continuidad del espectáculo. Por ende, la gente de O´ Bahía terminó bailando con la mitad de la gente que había ingresado poco después de las 22 y con las primeras luces del amanecer.

El corte de cinta se produjo cerca de las 23, en una ceremonia presidida por el intendente Juan José Bahillo y sin ninguna autoridad provincial o nacional, pese a la importancia que tiene el carnaval de Gualeguaychú en todo el territorio. El otro gran ausente fue el senador nacional Pedro Guastavino (PJ-Entre Rïos). Previo al corte de cinta se realizó la lectura del decreto por el cual el municipio designó a esta edición con el nombre “Carlos Dahuc”, un reconocido dirigente del Centro Cultural Sirio Libanés y un gran apasionado del carnaval.

Pasada la medianoche, comenzó a sonar la banda de Martín Irigoyen, Toque de samba, pero recién a las 0.40 salió a la pista Marí Marí, para mostrar su nuevo trabajo, “Nun, guardián de las aguas”, ideado por Adrián Butteri. La comparsa campeona de Central Entrerriano volvió a impactar en su faz inicial -con la siempre destacada tarea de Titi Riciutto, aunque todavía no se lo ha podido ver en su dimensión, como sucediera con Fobo el año pasado-, pero poco fue mostrando imperfecciones -muchas de ellas, propias de todo debut- que se fueron profundizando en la parte final de la puesta en escena, observándose gruesos errores de coordinación, producto quizás también de los cortocircuitos internos de semanas previas al inicio del carnaval. La comisión de frente volvió a descollar (aunque tiene cierta similitud con el trabajo del año pasado), como así también otras escuadras (una en particular, de diez bailarinas, conducida por Silvana Ferrari), pero quedó claro que Marí Marí llegó con un escaso porcentaje de su potencial y seguramente, como ha sucedido en otras instancias, su trabajo irá de menor a mayor. Lo má saliente: la carroza con diversas canillas gigantes, donde van chicas jugando bajo la ducha e incluso arrojando algo de agua a los espectadores. La carroza es muy creativa y lograda. Fue brillante la perfomance de Estefanía Rivas, en su vuelta al rol de pasista y el mismo laurel se lo llevó la batucada de Mauro Andrada, a quien se notó más profesional en lo suyo. La banda de Irigoyen volvió a marcar la diferencia: en ritmo, en letras, en contundencia musical y en lo pegadizo del tema, aunque sorprendió lo básico de la carroza, en esta edición 2012, en que, erróneamente, quedó fuera de puntaje tal segmento. Pero anoche fueron los más afectados; tuvieron que padecer los sucesivos cortes del sonido, lo que determinaba que desde el control estuvieran atentos todo el tiempo para colocar en los parlantes la grabación del tema musical y en varias instancias hubo superposiciones, como así también desencuentros que generaron notables baches en las escuadras finales. Marí Marí depende de Marí Marí si quiere retener el título; no hay demasiado secreto.

Papelitos, la comparsa del Club Juventud Unida, mostró un trabajo homogéneo y coordinado, en esta nueva tarea de Joaquín Arias, buscando rendirle un homenaje al corso barrial. No obstante, más allá de la tarea creativa en caretones y carrozas, lo de Arias no provoca sorpresa e incluso llega a mostrar algunas cuestiones que se reiteran, en eso de meterse como siempre en lo social y la crítica, esta vez hacia el propio carnaval. Algo parecido sucedió con la letra de la música de Titi Pauletti, quien insiste con “el corso popular” y “del pueblo”. Resulta un hallazgo el segmento milonguero de la banda, que incluso frente al jurado se transformó en algunos pasos de baile de una pareja, lo que constituye un interesante detalle. De cualquier manera, el jurado pudo observar, seguramente, una interesante puesta en escena. A la hora de hablar de algunas individualidades, fue muy sobrio –como siempre viene sucediendo en los últimos años- el trabajo de Pamela Martínez como pasista, abriendo la comparsa y ocupando un lugar que por años llevó adelante Evangelina Carrozo. Se vuelve a destacar Germán Farabello –en su retorno a Papelitos- y son muy buenos los trabajos de Noelia Mouzo, junto a la batucada que conduce Martín Piaggio, con toda esa dosis creativa y pasión carnavalera que le pone al espectáculo.

O´Bahía, la comparsa del Club Pescadores, fue la encargada de cerrar la primera noche de Carnaval, cuando habían pasado las cuatro de la madrugada, la temperatura había bajado ostensiblemente y ya no estaba la mitad de la gente en el Corsódromo. En ese marco, los dirigidos por Ruth Zárate y Jorge Rodríguez fueron la revelación de la noche, con el tema “Golpe de suerte”, relacionado a las tentaciones, debilidades y vicios en que cae gran parte de nuestra sociedad. Esta madrugada, O’ Bahía demostró que está a la altura de los mejores años y se puso en la línea de largada para competir por el título. Mostró un excelente trabajo en trajes, carrozas y mascarones; una tarea creativa y coordinada en sus escuadras y tuvo algunas figuras que se destacaron por sobre otras, en este arranque. Tales los casos de la chica mediática Jésica Hereñú (ex Gran Hermano, quien ya había bailado en la anterior actuación de O’ Bahía), que pasó a ser una de las sorpresas en la actuación que hace o de la brasileña residente en Gualeguaychú,Yolanda Reis, como pasista de la batucada. La bella y esbelta morena se robó buena parte de los aplausos del Corsódromo, más aún cuando hizo topples durante varios metros, a raíz de un supuesto malentendido, que tuvo que subsanar ante el palco del jurado. O’ Bahía terminó de desfilar pasadas las 5.30 y es como que retornó aquella brillante comparsa que ganó varios títulos. Pero es también la primera noche, lo que no es un dato menor.