El conjunto de Leonardo Madelón arrancó con entusiasmo y movilidad en los primeros minutos del partido y generó algunas chances, sobre todo a partir de su generación sobre el sector izquierdo. La primera llegó de contra a los tres minutos, cuando Juan Manuel Salgueiro la estiró para Gonzalo Bazán y el disparo del mediocampista le sacó chispas a un palo. Luego, Leandro Romagnoli habilitó a Carlos Bueno, quien disparó por arriba. Y finalmente, el uruguayo practicó un excelente sombrero en el área y le quemó las manos a un bien ubicado Luciano Pocrnjic.
El Ciclón lejos estuvo de ser una máquina aceitada, pero fue más en la primera mitad de la etapa inicial. También contó con un centro rasante de Bazán que terminó en un despeje a tiempo de Rubén Zamponi cuando Bueno esperaba por detrás para empujarla. Sin embargo, todo le costó mucho a San Lorenzo ante un rival con varios suplentes, y su funcionamiento empezó a decaer y a tambalear con el correr del cotejo hasta el punto de no poder dar tres pases con precisión y coherencia. Enzo Kalinski fue puro error en la corta y en la larga.
Romagnoli sólo entregó una buena asistencia en esa etapa, mientras que Salgueiro no logró ayudarlo para construir de tres cuartos hacia adelante. Bueno aportó movilidad y generó lo mejor del Ciclón en ataque con su potencia. ¿San Martín? Poco por la izquierda con Maximiliano Núñez de cara a Germán Voboril y la contra del 1-0 con mucha ayuda: Adrián Martínez no logró controlar un pelotazo de Pocrnjic, llegó un centro desde la derecha, el lateral no la pudo sacar en tres oportunidades y el paceño Diego García apenas la punteó para poner a su equipo en ventaja.
Sin el lesionado Jonathan Bottinelli, San Lorenzo dejó en el inicio del segundo periodo una imagen preocupante a las espaldas de Kalinski y por los extremos. No sólo porque el conjunto de Daniel Garnero estiró la diferencia con un cabezazo en total soledad del entrerriano García a los ocho minutos, tras un centro de Núñez, sino porque se mostró quebrado desde lo conceptual y desde lo físico. Además, a los 20, Romagnoli recibió una fuerte patada de Maxi Bustos y luego se tomó revancha con un cabezazo que decantó en tarjeta roja. Era todo oscuridad, hasta que se encendió una luz, señala TyC Sports
Madelón mandó a la cancha a Ortigoza -arrastra una suspensión-, quien ordenó la mitad de la cancha, se puso el equipo al hombro y, sobre todo, entendió que había que darle la pelota a un compañero. Ese compañero fue Bueno, el único que en desventaja siguió corriendo y metiendo. El ex Argentinos quebró dos veces la línea defensiva con su precisión y el Charrúa definió de manera exquisita, a los 30 y a los 36. Parecía que la historia se daba vuelta, pero San Martín golpeó en una pelota parada: tras una mala salida de Migliore, Graf liquidó de cabeza a los 41 y decretó el 3-2.