Por Natalia Buiatti,
de ANALISIS DIGITAL

Se desarrolló una nueva audiencia en el juicio por el hallazgo de la cocina de cocaína en un campo del Acceso Norte a Paraná, en agosto de 2011. Este viernes fue la quinta jornada oral del debate y por el estrado pasaron diez testigos: Lisandro José Reyes, Roberto Darío Bournicen, Eduardo Severo Villagra, Carlos Giménez, Fabián Chimento, José Leonardo Santuchi, Gastón Aparicio, José Carlos Morillo, Edgar Isaías Villaverde y Luciano Geuna. Todos son policías y participaron de los operativos de vigilancia en la estancia de Vicente Bioletti o de los rastrillajes.

El expediente se ventila en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de la capital entrerriana desde el lunes pasado, y los magistrados a cargo son Lilia Carnero, Noemí Berros y Roberto López Arango. El fiscal y José Ignacio Candioti.

Los imputados son tres: Vicente Bioletti, dueño del campo; Ramón Palavecino, cuidador de la estancia; y Roberto Sterz, un comerciante que ya estuvo detenido por infracciones a la ley de estupefacientes. La defensa de Bioletti es ejercida por Julio Federik y Leopoldo Lambruschini; Palavecino es representado por José Velázquez; y Sterz por Daniel Antico. En tanto, hay un cuarto acusado al inicio de la causa que hasta el día de hoy permanece prófugo: Claudio Pascual Luna.

El debate se reanudará el lunes a las 9.30. En la oportunidad estará presente personal de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar); y de la Procuración General de la Nación.

“Fue la primera vez que vi algo así”

Lisandro José Reyes es subcomisario y en agosto de 2011 se desempeñaba en la División de Toxicología de la Policía. El día que cayó la avioneta en la quinta de Vicente Biolerri, Reyes estaba escuchando la radio y oyó que vinculaban el accidente con los sobrevuelos de narcos en un campo particular de Islas. “En la radio incluso llamaron al señor Migliore”, acotó. “Como nosotros contábamos con información de que en el Acceso Norte había una plantación de marihuana pero no habíamos podido probarlo, pedí a mis superiores autorización para inspeccionar la zona del accidente. Cerca de las 18.30, cuando me estaba retirando, fui hasta la tapera a orinar y tomar agua porque había un molino. Ahí observé que estaba todo cerrado. A un costado de la edificación, del lado oeste, casi me caí porque había un pozo negro con dos postes de eucaliptus cruzados. Miré había un envoltorio con bolsa de consorcio y una botella con acetona, que es un precursor químico. Entonces llamé a mis superiores y notifiqué del hallazgo”, contó.

“Cuando me estaba yendo, todavía no había subido al auto, vi que Palavecino estaba pasando por el lugar. Iba en moto. Supongo que me vio”, agregó el deponente. “Después volví a Paraná y di la novedad personalmente a mis superiores. Ellos recibieron la orden del Juzgado de darnos los medios para iniciar tareas de vigilancia”, indicó. El 9 de agosto, mientras el hombre de la fuerza permaneció apostado en las inmediaciones, observando los movimientos, no vio nada extraño. Sin embargo, algunos de sus compañeros ya habían interceptado a Luna en el Peugeot 206 gris. Horas más tarde, sí vio pasar un Renault 9. Era el remís que fue a buscar a Sterz a la estancia. “Dio vuelta en U. Tocó bocina y salió una persona de la casa. Subió al vehículo y el auto se retiró”, precisó.

Reyes pasó el resto de la noche, hasta las 8 del 10 de agosto, sobre calle Walter Grand y la ruta, pero allí tampoco observó movimiento de interés para la investigación. Al día siguiente participó del allanamiento en la tapera. “Palavecino estaba presente”, destacó, y afirmó que el empleado de Bioletti no se sorprendió con el hallazgo en el lugar. “Esa fue la primera vez que vi algo así”, marcó. “Al otro día -después del allanamiento en la precaria edificación-, estuve en los rastrillajes. “En la calle encontramos cocaína, un molde y una balanza”, indicó y advirtió: “Los vecinos del lugar nos dijeron que el día anterior andaba gente desconocida, que no era del lugar, quemando pastos en las banquinas de Grand, donde empieza el campo de Bioletti”.

Por último, y respondiendo a las preguntas de los jueces, Reyes descarto que el accidente de la avioneta haya estado vinculado a la fábrica de droga. “En el lugar hay una línea de alta tensión. Los cables tienen unos sensores, pero nosotros verificamos que el sensor de esa zona estaba apagado”, manifestó y planteó que debido a esa particularidad, el avión “podría haber tocado los cables” antes de caerse.

“El valor de todo lo incautado era de 1 millón de pesos”

“Cuando Reyes encontró precursores se lo hice saber a la Secretaría en turno y nos ordenaron hacer vigilancia. El 9 de agosto dispuse que se realicen esas tareas y el estado de sospecha que nos movió se plasmó el día 10: a las 20 me avisaron que se produjo la interceptación de un vehículo que salía por calle Walter Grand. Luego de eso, yo fui al campo. Llegué al lugar a las 23.30 y me fui cerca de las 2 de la madrugada, luego de que se realizara la segunda interceptación -es decir, cuando pararon a Sterz en el remís-”, declaró José Carlos Morillo.

“Con todo esto se formalizó estado de sospecha y se pidió una orden de allanamiento. Toda la solicitud estaba perfectamente fundamentada”, aseguró, ante la pregunta de los defensores de Bioletti, y aclaró: “Se hacía referencia a la edificación precaria cerrada con candado, a la conexión de luz...”

El policía señaló que presenció el allanamiento que se hizo en la tapera. “Si mal no recuerdo era muy precaria. Tenía dos habitaciones. Había una mesa con elementos de secado, mascarillas, barbijos. En otro sector, en el baño, había cajas con polvo blanco. Recuerdo que no sabíamos si estábamos en un lugar donde se producía o sólo se fraccionaba y estiraba pasta base. La cantidad de pasta encontrada fue de 27 kilos. Además, había prensas, un anafe”.

También dijo que en el pozo había frascos de acetona. Todos estaban sin número de lote menos uno, del cual Morillo indicó que pidieron a Sedronar la partida correspondiente.

Ante la insistencia de la defensa de Bioletti, el hombre recalcó que “en todo momento” se comunicó con el Juzgado Federal. “La última llamada fue cerca de la 1 de la mañana”, apuntó. El objetivo de los abogados parecía estar encaminado a advertir algún acto improcedente por parte de los policías, sin la debida notificación y autorización por parte de la Justicia.

“Se actuó en conformidad del artículo 230 bis -para proceder a interceptar personas en la vía pública-, y de acuerdo a las órdenes emanadas del Juzgado”, reafirmó Morillo cuando se le preguntó por las detenciones momentáneas de Luna y Sterz, durante las tareas de vigilancia.

Por último, dijo que actualmente no conoce el precio de la pasta base y el clorhidrato cocaína para la venta. “Desconozco precio hoy”, asentó, “pero en aquel momento, todo lo incautado rondaba el millón de pesos”.

El testimonio del oficial que manipuló los materiales

José Leonardo Santuchi participó como buscador en uno de los allanamientos realizados en el campo de Bioletti. “Llegamos entre las 9 o 9.30 a una tapera. Fuimos en un móvil no identificable. Notamos que al fondo de la edificación había un tractor manejado por un masculino (Palavecino) y le dimos las novedades. La construcción tenía una puerta principal, una ventana al frente y otra al fondo. Además, en el lugar había un pozo, un tanque de agua y un molino”, describió.

“Adentro, en una de las salas encontramos dos celulares que no estaban funcionando y no tenían chip, una mochila gris y negra con una especie de queso en su interior, tres tachos: dos con agua y otro vacío. En la otra sala había un tablón con caballetes. Cajas con polvo cristalizado. En el baño también había tachos de residuos con bolsas y una sustancia blanca en su interior. En una caja hallamos alargadores y lámparas ultravioletas… había varios tachos de residuos, en uno de los tantos había una manta que envolvía paquetes rectangulares. Yo no puedo precisar qué tenían esos paquetes. También encontramos barbijos, máscaras, cucharas, cuchillos tramontina, un ventilador, una hornalla”, enumeró el oficial.

Además, contó que ingresó al fondo del pozo. “Sacamos bolsas de consorcio y botellas marrones con la palabra acetona impresa”, narró. “Palavecino estaba presente durante esas actuaciones, pero nunca dijo nada. Después también llegó un abogado””, recordó.

Rastrillajes

Roberto Darío Bournicen es un oficial principal que participó de los rastrillajes que se hicieron en la zona, después de los allanamientos en el campo de Bioletti. Este viernes contó que en calle Walter Grand encontraron “un envoltorio que contenía cocaína, una pieza mecánica, royos de cinta de embalar, una balanza, bolsas con un material más cristalino que dieron negativo para cocaína”. El hombre dijo que “se avisó a las autoridades policiales y luego de los peritajes se secuestraron los elementos”.

Días antes estuvo haciendo vigilancia. “Sólo tuve un punto de referencia. Estaba sobre la ruta, en la entrada de Walter Grand. Fue de noche, pero no vi nada”, acotó.

Por otro lado, el sargento Fabián Chimento, refirió que el 11 de agosto, a la tarde, integró el equipo de rastrillaje. “Fue sobre calle Grand. Recorrimos de sur a norte. En la zona de un cañadón encontramos, a la vera del camino, unas bolsas con metales y hierro cuadrados -moldes-. Contenían alrededor de 20 paquetes de distintas dimensiones. Después se dictaminó que tenían cocaína.

Allanamiento en el casco principal

Por último, Edgar Isaías Villaverde y Luciano Geuna contaron que participaron de los allanamientos en el casco principal de la estancia. Refirieron que se halló una escopeta en la casa principal. En tanto, en la vivienda de Palavecino encontraron “una prensa hidráulica, un quemador industrial y un rifle. Afuera en un garaje había un Renault 12 y en otro galpón vieron otra prensa hidráulica. También identificaron municiones, y proyectiles marca FM (Fabricación Militar). A Palavecino se le secuestró celular”, apuntó Villaverde.

Por último, Eduardo Severo Villagra, Carlos Giménez y Gastón Aparicio también dieron su testimonio este viernes. Los tres participaron de las tareas de vigilancia, pero ninguno de ellos pudo aportar alguna novedad en el juicio.