"Siempre dije públicamente que el mejor dirigente, el más preparado para esta etapa, porque fue gobernador tres veces, tiene trayectoria y visión de futuro, es José Manuel de la Sota, el líder de la provincia más grande que quedó en manos del peronismo", sostuvo Massa.

Entre todas las críticas que recibió por esa frase se destacó la de Juan Manuel Urtubey. ¿Por qué? Porque el gobernador salteño no sólo comparte vínculos, ambiciones y hasta el perfil político del tigrense, sino que, junto al ex titular de la Anses, Diego Bossio, fue uno de los pocos peronistas con la oblea kirchnerista aún vigente que se animó a participar del asado que Massa organizó el 7 de enero, en Pinamar, para empezar a mostrar los rostros de un "nuevo peronismo".

"Yo no tengo el peronómetro para decir quién es peronista y quién no lo es, pero Massa no está trabajando en el PJ. No es parte de nuestro espacio", dijo Urtubey, quien desde hace meses se mueve buscando apoyos para ganar protagonismo en la convulsionada estructura del PJ, con vistas a las elecciones presidenciales de 2019.

Ayer, sin abandonar esa agenda, Urtubey promocionó al diputado y ex gobernador de San Juan José Luis Gioja para que tome las riendas del partido este año, cuando se venza el mandato de las autoridades del PJ. Si el partido no sanea su situación, quedará a tiro de la intervención judicial.

Lo paradójico es que no sólo Urtubey y un coro de dirigentes kirchneristas salió a desautorizar a Massa, sino que el propio De la Sota puso entre paréntesis sus dichos.

"Los peronistas no debemos discutir hoy quien será nuestro líder", escribió el cordobés en su cuenta oficial de Twitter. "Estamos preocupados en transformar nuestro partido en un movimiento plural, federal y organizado sobre reglas claras", agregó. Para evitar confusiones, en su entorno precisaron que se refería al Frente UNA, y no al PJ.

"Aprendimos el costo que tiene para nosotros como fuerza política y para el país como República, confiar en el dedo de un hombre o una mujer", fue el último tuit de "el Gallego". En ese punto, ya nadie se animó a aventurar si se refería a la postulación que le hizo Massa, a la que Macri hizo con el tigrense, o, como creyó la mayoría, a las derrotas que cosecharon los candidatos elegidos por Cristina Kirchner.

Lo que se daba por entendido ayer en el Frente Renovador era que Massa, al postular a De la Sota para el PJ, buscó sortear varias encrucijadas. La primera, mantener a salvo el acuerdo alcanzado el año pasado con el cordobés y, sobre todo, tomarse una ansiada revancha con el kirchnerismo.

Aunque lo divierte el revoltijo en el que se convirtió el PJ desde la derrota (y está al tanto de sus movimientos internos), Massa se muestra poco interesado en encabezar él una disputa en la que sólo podría perder.

"Nosotros vamos a hacer todo para proteger nuestra relación con De la Sota, que jugó con lealtad después de perder la PASO con Sergio", repetían ayer en el Frente Renovador. Dejaban de lado un detalle: mantenerse leales a De la Sota es cuidar también a Córdoba y sus votantes, que vienen de mostrar cuán determinantes pueden ser en una elección presidencial.

Quienes mejor leen los movimientos del tigrense y Urtubey en los últimos meses se animan a deslizar que el espadeo entre ambos dirigentes continuará en los próximos meses. Y no tendrá nada de casual, informó La Nación.

"Con Urtubey hay una relación de conveniencia mutua. Él tiene el peso de una provincia detrás y respaldos en el peronismo, pero está lejos en las encuestas de Sergio, que ya tiene encima una campaña presidencial que lo llevó a todo el país. La rivalidad es conveniente para ambos. Vamos a volver a derrotar al kirchnerismo en 2017 y en 2019 la disputa será con Juan Manuel", señaló un massista.

La supuesta simbiosis repite, de alguno modo, la que Massa y De la Sota entablaron el año pasado: el cordobés estaba lejos de Massa en las encuestas y el tigrense necesitaba un rival peronista que lo potenciara.

No les alcanzó, pero les fue mejor de lo que esperaban.