Peltzer insiste en que su casa se puede derrumbar. El motivo del reclamo es un edificio construido en el terreno lindante a la vivienda. La casa en cuestión está ubicada en calle Feliciano al 400, entre Yrigoyen y Pascual Palma.
Luego de presentar los expedientes y esperar alguna respuesta, escribió un documento al Ejecutivo municipal.
En la misiva, enviada el 24 de octubre, redactó: “Atento a que al día de la fecha y con el agravamiento de los problemas de mi única vivienda hasta condiciones deplorables para su habitabilidad, no ha habido respuestas de soluciones a dichos problemas ampliamente denunciados ante el municipio, solicito a usted disponga las medidas de sanciones”.
La misma carta fue enviada a Rosa Alcain, presidenta del Colegio de Profesionales de la Ingeniería Civil de Entre Ríos (Cpicer). Peltzer esgrimió que el Cpicer “ha sido notificado de la situación existente y de las intimaciones efectuadas a los responsables de los daños causados sobre mi vivienda, ello a causa de imprevisiones y vicios constructivos del edificio en construcción de calle Feliciano Nº 538”.
Luego de tres años de reclamos, el jefe de la familia no tuvo contestación alguna a sus planteos. En enero de este año, Peltzer, le dijo a Uno: “Hay dos informes y el estudio de suelo que me dan la razón a mí”.
Espera
En la última carta que mandó a la comuna, Peltzer aseguró que él realizó las inspecciones técnicas -es maestro mayor de obras- y alertó que “a simple vista se observan las serias deficiencias de ejecución”. Por eso, le pidió al Ejecutivo municipal que “en forma urgente (disponga) una nueva y específica inspección de las estructuras de la obra”, reiteró.
La historia comenzó hace más de tres años, cuando comenzó la construcción de un edificio en calle Feliciano, pegado al domicilio.
En ese mismo momento, la pared de su casa que linda con la nueva edificación comenzó a mostrar grietas que el propietario fue marcando con la fecha de “nacimiento”. En forma meticulosa fotografió cada una de las huellas que iban apareciendo para sumar a los expedientes que siguen durmiendo en los cajones.