“Estoy respondiendo de este modo a una fundamentada y emotiva propuesta presentada por vecinas y vecinos de la urbanización Los Álamos, de la zona sur de nuestra ciudad”, remarcó la edil.

Fueron los propios vecinos los que quisieron cambiar los nombres de esas calles que actualmente se las mencionan a través de números y fundamentaron en la elección de esas tres mujeres porque “han dejado valiosas enseñanzas y ejemplos de vida, y merecían ser destacadas”.

Laura Ariza fue la primera conductora ciega de un programa de televisión, en el mundo. Su programa se llamó El colmo de los colmos, un ciclo que se transmitió por canal Once de Paraná. A ella le gustaba decir que “televisión no rima con ceguera” pero sin embargo no bajó los brazos y continuó durante mucho tiempo al frente de ese programa de emisión semanal, que no tiene otro antecedente ni siquiera en el orden internacional. Por eso se constituyó en un ejemplo.

Por su parte, Zulma Geller nació el 24 de octubre de 1937 y desde pequeña le detectaron un mal congénito: cataratas y ojos microftálmicos, por lo que su visión estaría reducida toda su vida. A pesar de que a los tres meses le practicaron una operación, no pudo dejar de ser una discapacitada visual. Más tarde, gracias a unos anteojos telescópicos que le fueron enviados desde Estados Unidos, logró mejorar su percepción.

“En toda la historia de la humanidad existieron seres que aún sufriendo enfermedades o deficiencias, se destacaron en la realización de obras gracias a su voluntad. Zulma Geller pertenece a ese grupo de privilegiados, que desde la adversidad, demuestran cómo la energía humana es la más fuerte de todas las energías”, remarcó la concejal Sosa en los fundamentos del proyecto. Geller dedicó su vida a la literatura infantil y su carrera artística y humanitaria tuvo trascendencia nacional.

Finalmente, Emma Barrandeguy nació en Gualeguay, el 8 de marzo de 1914. Fue maestra, aunque no ejerció la docencia, salvo a través de clases particulares. También fue periodista del diario La Verdad de Gualeguaychú. En 1937 se estableció en forma permanente en Buenos Aires, donde trabajó en el diario Crítica, como archivista y redactora, entre 1938 y 1956, gracias a la convocatoria de Salvadora Onrubia de Botana, de quien posteriormente se convertiría en secretaria privada.

Además trabajó para el Instituto del Cáncer, fue traductora para las editoriales de El Ateneo y Emecé, vendió alhajas, publicó artículos sobre astrología y comenzó la carrera de Filosofía, a los 50 años. Vivió durante un tiempo alternando quincenas en Gualeguay y en Buenos Aires, hasta que a mediados de los 80, se estableció definitivamente en la provincia. Durante casi 20 años dirigió la página cultural de El Debate Pregón, el diario de Gualeguay. Obtuvo en dos ocasiones el premio Fray Mocho, la mayor distinción otorgada por el gobierno de Entre Ríos a la literatura: en 1970, por la obra teatral Amor saca amor, y en 1984, por la novela Crónicas de medio siglo. Murió de cáncer, en su ciudad natal, el 19 de diciembre de 2006”.