Sus hijos llevaron al Chaco la idea de poder plasmar toda esa poesía y ese testimonio de vida escrito. Allí tuvieron eco y editaron en marzo de este año el libro Amanda, Dolor y Esperanza, título casi robado de uno de sus murales.
Amanda fue una luchadora con doble ciudadanía, la entrerriana y la chaqueña, y es por esto que su familia cree que su memoria merece que un reconocimiento a su trayectoria, presentando este libro en Paraná, la ciudad que la vio crecer y que amó profundamente.
Arista y luchadora
Su currículum no sólo se nutre de estudios en Artes Visuales, sino que se recibió de Maestra Normal Nacional, Maestra de Inglés y Profesora de Italiano. Tiene en su haber 90 exposiciones colectivas y 20 individuales en Entre Ríos, Santa Fe, Chaco, Buenos Aires y Suiza.
Obtuvo numerosas distinciones entre las que se pueden mencionar el pergamino Por los valores humanos y su lucha en pos de la verdad y la justicia de la Universidad del Nordeste, plaqueta Al mérito artístico y Huésped de Honor por el Honorable Concejo Deliberante de Paraná y de Resistencia y Ciudadana Ilustre en ambas ciudades, entre otros.
Fue co-fundadora de la Asociación de Familiares y Amigos de Desaparecidos Entrerrianos y en Entre Ríos (Afader) en 1995, cuando esculpió el hermoso y valioso testimonio histórico Monumento a la Memoria que se encuentra en la Plaza Sáenz Peña.
Hasta su final batalló por justicia para cada uno de los otros familiares de las víctimas de la Masacre de Margarita Belén. Fue de las primeras personas que se puso al frente de la causa judicial en el Chaco.
Fue noticia nacional cuando se le ocurrió pintar un mural en el aula magna de la Universidad del Nordeste, en Resistencia, llamado Argentina, dolor y esperanza, donde estudiaba Fernando. En dicho mural plasmó y denunció la masacre y lo que estaba ocurriendo en el país. Pintó en él una imagen con un cura presenciando una sesión de tortura, lo que provocó la inmediata reacción de la Iglesia, que lo envió a borrar clandestinamente. Luego de varias pujas judiciales logró dejarlo definitivamente pintado en diciembre de 2004.
En sus últimos años se pasó buena parte de sus días en la provincia del Chaco, peleando por justicia, sin poder ver a los asesinos con una condena justa, ni haberse encontrado con los restos de su hijo.
Finalmente, este jueves se inició en Resistencia el juicio por la masacre, de la cual fueron víctimas una veintena de presos políticos durante un fusilamiento.
A la presentación del lunes invitaron los organismos de derechos humanos Afader, HIJOS y La Solapa.