En el comienzo del partido a Unión le costó acomodarse y tenía menos la pelota, pero a los ocho minutos tuvo la primera situación de gol, cuando tras un pase profundo a espaldas de los volantes, Rosales remató desde la derecha del área, fue fuerte y al medio, tiro que tapó el arquero y, en el rebote, Quiroga se pasó de largo.
A los 16’ apareció nuevamente el coscoíno en acción para habilitar a Magnín, que remató incómodo y desviado por el segundo palo, por donde apareció Quiroga que, esta vez, no llegó a empujar la pelota.
Y los de Kudelka volverían a estar muy cerca enseguida, con dos chances claras a los 17’. En pocos segundos, primero Magnín quedó solo ante López pero el arquero tapó su remate, y luego el propio Magnín apareció habilitado y metió un centro para el Flaco Quiroga que, sin marca y por el medio, no pudo darle al balón.
Tras ese inicio dubitativo, Unión se había adueñado del partido. Le sacó la pelota a los tucumanos, los defensores se afirmaron, y aparecieron Rosales y el paranaense Fausto Montero para crear juego y asistir a los delanteros. Era lo mejor que se vio de Unión en las últimas fechas. Sólo faltaba el gol, y llegó a los 21’, de manera extraña y producto de dos errores espantosos del rival, pero llegó, y el 1 a 0 era merecido. La apertura se produjo tras un tiro de esquina, el arquero salió muy mal, lejos, no alcanzó la pelota, y el volante Bustos en su afán por despejar cabeceó mal y, con suspenso y de emboquillada, mandó la pelota al fondo de su propio arco.
El Tate siguió dominando con claridad y a los 32’ estampó el 2 a 0, con un penal ejecutado por Matías Quiroga. El arquero adivinó la intención del pateador, pero la precisión del remate del delantero, que puso la pelota pegada al palo derecho de López, hizo imposible el esfuerzo del guardavalla.
Con esa ventaja el local se relajó un poco y cedió el control del partido. Aunque recién a los 40’ la visita exigió la primera intervención seria de Limia, que se quedó con una pelota muy difícil tras un tiro libre frontal, con mucha “rosca” y que nadie alcanzó a desviar.
Y la más clara para los tucumanos fue sobre los 45’: Bustos remató desde fuera del área y su disparo dio en el travesaño, Ibáñez tomó el rebote y su tiro defectuoso terminó siendo un pase para Oreja, que apareció por el segundo palo y mandó la pelota a la red. Sin embargo, el asistente levantó la bandera y cobró una posición adelantada inexistente, ya que el lateral de San Martín estaba habilitado por varios metros.
El segundo tiempo comenzó equilibrado, pero de a poco y obligado por el resultado San Martín comenzó a adelantarse en el terreno, hasta que a los diez minutos tuvo una inmejorable oportunidad para descontar, cuando el árbitro cobró penal por una mano de Cárdenas dentro del área. Sin embargo, el delantero Miguel Fernández remató fuerte, al medio y su disparo dio en el travesaño y salió por arriba. En las tribunas se festejó casi como un gol.
Unión no se desesperaba y controlaba los tiempos del partido tratando de tener la pelota, haciéndola correr y jugando por abajo. Hasta que a los 19’ apareció Quiroga, que arrancó cerca de mitad de cancha, ingresó al área y remató desviado, informa El Litoral.
Pero San Martín llegó al descuento. A los 20’ un cabezazo de Fernández obligó a Limia a mandar la pelota al córner, y desde ese tiro de esquina vino un centro que el mismo delantero, anticipándose a Correa, remató fuerte y al medio, disparo que Limia no pudo contener.
Con el 2 a 1 el Ciruja se fue decididamente a tratar de conseguir la igualdad, arrinconó al Tate en su campo y comenzó a dominar con claridad el trámite del encuentro, exigiendo a Limia en un par de oportunidades.
No obstante, Unión reaccionó. Ya Kudelka había rearmado la defensa con línea de cuatro y el medio comenzó a recuperar más la pelota, por lo que la balanza comenzó a inclinarse nuevamente en favor del dueño de casa. Pero eso duró un rato, porque en que los minutos finales el conjunto tucumano fue a “quemar las naves”. Ese fue el peor pasaje del partido para el rojiblanco santafesino, que estuvo contra las cuerdas hasta el pitazo que le bajó la persiana al encuentro.
El Tate volvió a ganar, se sacó la mufa y, lo más importante, sigue dependiendo de sí mismo para conseguir el merecido ascenso a sólo cuatro fechas del final.