Tachuela González.
Por José Carlos Elinson
(Especial para ANALISIS)
Tachuela querido, no sé cómo serán los tiempos celestiales pero imagino que ya estarás calentando la garganta para integrar tu voz inconfundible de tenor en el coro que te esperaba aunque quiero creer que sin tanto apuro.
¿Cuántas noches fueron las que nos vieron caminando las madrugadas dejando canciones y poemas en los años de oro del folklore? ¿Cuatro décadas, cinco? Porque hay que decirlo, la calle bohemia nos abrió las puertas muy temprano y no dejamos pasar la oportunidad junto a la voz personalísima del Tato con el que formaron un dúo inolvidable.
Tachuela hay una infinidad de nombres que se me vienen a la memoria cuando te pienso, pero el sujeto del final de esta historia sos vos.
¿Cuántas noches en esquinas cualquiera afloraba la bronca en tiempos de festivales cuando los artistas de cartel nacional e internacional se llevaban el grueso del caché y ustedes esperaban turnos interminables que nunca llegaban, pero eso sí, a la hora de convocarlos para un beneficio los primeros de la lista eran ustedes, los locales que, como se trataba de un beneficio, no les pagaban ni el remis.
Hay tanto para hablar y recordar, pero el tiempo dirá cuando retomaremos la charla.
Te dejo el abrazo que nunca nos negamos, el afecto que siempre nos profesamos y la esperanza de escucharte otra vez.