Luciana Dalmagro
Sabe que se retiró en medio de un enorme desgaste, pero no se hace cargo y manda a leer a los que lo cuestionan por sus vínculos con el poder político. Sobre la cantidad de casos sin resolver que dejó como legado, el ahora ex juez de Instrucción Héctor Toloy explica que nunca procesó sin pruebas y que es imposible investigar casos de corrupción. Revela que votará a Sergio Urribarri y a José Carlos Halle, mientras atiende su estudio jurídico y brinda impresiones personales sobre hechos que no logró esclarecer como magistrado.
Una secretaria rubia y flaquísima mira televisión en una sala de espera moderna y pequeña. Sin volumen, la pantalla emite una serie yanqui. El ex juez de Instrucción de Paraná, Héctor Toloy, despide a la joven con amabilidad y manda a decir que está un poco demorado. Casi media hora más tarde de lo previsto, recibe a ANALISIS explicando que estaba chateando con un amigo que se fue a Suiza a operarse la próstata. Admirado, cuenta detalles de la intervención quirúrgica, toma asiento en la cabecera de una mesa larga rodeada por seis sillones de cuero y se dispone a charlar.
Evadirá algunas respuestas, asumirá cuestionamientos en su contra y dará explicaciones sonriendo pero con cierto tono de fastidio. A lo largo de la hora de diálogo, tomará varias veces un largo cigarrillo Benson & Hedges y lo sostendrá entre los dedos sin encenderlo. Atenderá el teléfono una sola vez para responder al requerimiento de una voz femenina. Y explicará que lo esperan en un asado en homenaje de un amigo fallecido hace poco tiempo. La reunión, realizada por pedido expreso del difunto, será en El Plumazo, para recordar el médico Mario Lódolo.
Toloy usa ropa de marca, el cabello canoso con raya al costado y bigotes. Parece descansado, está bronceado y su figura delgada se destaca contra la pared pintada de violeta. Tiene delante una agenda de cuero y enfrente más de 20 litros de whisky importado, botellas y cajas dispuestas en semicírculo en un enorme estante.
“Son todos regalos de gente que no sabe que no tomo”, comenta, como para justificar tan curiosa decoración en un lugar de trabajo. Sólo remite a su despacho en Tribunales una inmensa carabela de madera que llevó al estudio cuando se jubiló. “La hizo un preso y me la regaló el juez Miguel Retamoso”, explica.
Juez estrella
Toloy tiene 59 años y recurre a la muletilla del fin de una etapa para indicar los motivos de su jubilación, producida hace casi un año, el 31 de marzo de 2006. No se hace cargo del desgaste de su figura, de la poca credibilidad que tuvo en su carrera como magistrado ni de la larga lista de cuestionamientos en su contra. “He asumido muchos costos en mi trabajo. Y no resolver algunas causas fue uno de ellos, pero siempre preferí bancar que se dijeran cosas y no procesar sin pruebas que me convencieran. Nunca negocie en este sentido”, justifica.
Desafiante, a los que cuestionan sus vínculos con el poder político, los manda a leer: “Recomiendo un libro de Eugenio Zaffaroni que se llama Estructura judicial. Allí expresa que los jueces son gente política, que el Poder Judicial es político, que no hay poder que no sea político. Y nada de eso es criticable”, argumenta. Y va más allá: “Los jueces con ideas políticas diferentes ayudan al proceso de impartir justicia. Si personas con diferentes concepciones llegan al Poder Judicial no hay que asustarse. Al contrario: hay que temer si un hombre que se dice apolítico se convierte en magistrado. Obviamente hay que sacarse cualquier camiseta, pero no se puede renunciar a las ideas”, añade.
-Hablemos de las causas que no logró resolver. Le enumero la lista...
-No. Pasa que nunca quise ser un juez estrella. Nunca lo fui.
-¿A qué llama “juez estrella”?
-Al que cree que va a poder resolver todo. Y esto no es así. No se puede.
-¿Algún ejemplo?
-De acá no voy a nombrar a nadie, pero hubo jueces estrella, que resolvían todo y vaya uno a saber en qué condiciones. De los procesamientos que yo firmé, en el 90 por ciento de los casos terminaron en condena. Sin pruebas, no hay procesamiento. Más vale 100 culpables en libertad que un inocente preso. Yo me doy cuenta de lo que significa la prisión.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
