Pablo Rochi

Ulises Cloroformo López recibió a ANALISIS en su casa con la emoción y el orgullo a flor de piel. Horas después de haber conseguido su gran resultado, el flamante campeón de las Américas del Consejo Mundial de Box habló largo y tendido sobre sus sensaciones y sus comienzos, contó anécdotas de su infancia y reconoció la alegría de haber alcanzado esta corona. “La primera noche dormí con el cinturón a mi lado, lo tenía acostadito junto a mí. Ahora lo tengo colgado, no lo quiero doblar para que no se marque el cuero”, dijo Ulises, el deportista del momento. “A la filmación de la pelea ya la vi como seis o siete veces y cada vez me emociono más. Se me pone la piel de gallina ver la cantidad de gente que fue a Echagüe y cómo coreaban mi nombre y el de Roque (Romero Gastaldo). Fue algo increíble”, admitió.

-Una vez contaste que de chico eras muy peleador. ¿Qué piña te marcó más, la que metiste por primera vez en Villa Clara siendo muy pibe, o la del sábado ante El Torito Mariño?
-La del sábado fue más linda, fue más satisfactoria. Significó mucho para mí. Esa mano fue la que decretó el knock out de Mariño y la que me dio el título de campeón. Apenas vi que entró esa mano por encima mío volaron varias toallas blancas de su rincón. Fue un momento muy lindo.

-¿Los días después de esta pelea son iguales a los otros que tuviste en tu carrera o hay algo diferente?
-Después de esta pelea no me saqué una mochila pesada, como muchos dicen. Para mí le puse más piedras y ahora la mochila pesa más. Pero es un peso muy agradable. Igualmente este resultado no me hace creer un mejor boxeador, sino que me siento igual que siempre, un boxeador que debe seguir aprendiendo. Lo que sí noto en estos días es que tengo más responsabilidades. Ahora soy campeón continental, no soy Cloroformo López, el que está tercero en el ranking nacional. Seguramente esta corona más adelante la voy a tener que defender y sé que hay muchos que quieren el título que yo conseguí. Muchos se van a preparar para ganarme, por eso lo más importante es saber prepararse para el próximo desafío. Ojalá que mi mochila pesada, el día de mañana sea mucho más pesada.

-En tu casa tenés el cinturón de campeón. Lo mimás como a un hijo…
-La primera noche dormí con el cinturón a mi lado, lo tenía acostadito junto a mí. Ahora lo tengo colgado, no lo quiero doblar para que no se marque el cuero. Tengo el cinturón y lo veo con mucho orgullo, con mucha satisfacción, el de saber que gané algo. Lo cuidó mucho, pero sé que si se puede tener uno mejor también voy a luchar duro.

-Antes de la nota me mostraste la filmación de la pelea del sábado, ¿cuántas veces viste esa grabación?
-Ya la vi como seis o siete veces, y cada vez me emociono más. Se me pone la piel de gallina ver la cantidad de gente que fue y cómo coreaban mi nombre y el de Roque (Romero Gastaldo). Igualmente, también vi el video porque me quedaron dudas del cabezazo que según Mariño le provocó el corte en su rostro. Miro esa parte y busco el cabezazo, que para mí no fue. En el momento de la pelea pensé que sí, que le había cortado con la cabeza, pero después no me pareció, fue una mano que lo rozó.

-¿Y buscás errores también o lo hacés sólo para emocionarte?
-La gente me hace emocionar, es impresionante. Después sí, algo la analizo para ver en qué falle. Seguramente más adelante vamos a ver el video con Roque para encontrar más detalles por corregir. Roque apenas terminó la pelea vino y me dijo que fallé en esto, en lo otro y que tenía que mejorar.

-¿En estos momentos de satisfacción de qué cosas te acordás?
-De mis comienzos como boxeador. En realidad siempre me acuerdo de mis primeros pasos, de cómo se fueron dando. Me acuerdo del primer día cuando fui al gimnasio y lo vi a Roque armando el ring que tiene en Ministerio. Lo vi y le dije que tenía ganas de entrenar para el día de mañana si él podía me hiciera pelear. Me acuerdo que Roque me miró de arriba abajo, se río y me empezó a dar consejos, que no fume, que no tome y que me cuide. En aquel entonces yo estaba bastante gordito, pesaba 82 kilos (N. de la R.: hoy pesa 72). Me decía El Gordito o El Negrito zurdito. En realidad no me daba mucha bola…

-¿No te veía condiciones?
-No, no era por eso, en aquel entonces él tenía otros boxeadores profesionales y se dedicaba más a ellos. A los cinco o seis meses recién me hizo pelear como amateur. Fue en Peñarol me acuerdo, pero no tengo en mente los momentos de la pelea, fue una ráfaga. Gracias a un video que tengo por ahí sé que gane en el primer round. Me acuerdo también cuando perdí por primera vez por nockout. Esa pelea me marcó mucho. No me gustó verme en el suelo, fue muy duro. A partir de ahí me empecé a preocupar por la defensa y eso me ayudó mucho. Hubo peleas que gracias a esos entrenamientos ni siquiera me han tocado la cara. Me sirvió mucho.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)