Claudio Cañete
A un año de ser publicado y lanzado al público, el libro Peronismo, su historia y origen en Paraná 1945-1980, de Estela Alloatti, sigue dando que hablar. En estos días, más allá de su carácter político, es una de las primeras publicaciones que algunas bibliotecas populares de Paraná han sumado a su patrimonio por el rescate que hace la autora de las prácticas populares de una etapa singular de la vida argentina. ANALISIS dialogó con Edelmira Amanda Retamar de Alloatti, su madre y la esposa del fundador de lo que se considera la primera Unidad Básica de la capital entrerriana, antes del proceso eleccionario de febrero de 1946, que lo dio como ganador a Juan Domingo Perón.
“Fueron tiempos de mucha pobreza y a la vez de esperanza. Viví una época tan linda pero triste también por los revanchismos”, evoca con sus casi 84 años Edelmira Amanda Retamar de Alloatti. Le cuesta desplazarse por eso se siente cómoda en el living de su casa para dialogar; afuera el bullicio de la avenida contrasta con la serenidad de la mujer que a pesar de sus años demuestra una gran vitalidad en el brillo de sus ojos. Ojos que han visto muchas cosas, tantas como las que ha vivido su alma. “Sabiendo de su carácter solidario, Héctor Domingo Maya (que luego sería gobernador de la provincia), junto a otros amigos, el doctor Capriotti, Gamboa y Fausto Pajares, entre otros, se acercaron a mi marido, Luis Juan Bautista Alloatti, para acercar a la gente a la propuesta de coronel Perón. Con mi esposo teníamos un almacén en la esquina de Rocamora y Racedo y al lado un bar, por allí entró este grupo de hombres que lo convencieron para la causa. Al poco tiempo, el bar era un lugar de afiliación a la causa del coronel, y realmente iba mucha gente a afiliar. A mi esposo le decían: ‘Usted no puede hacer que me den una changuita don?”, recuerda Amanda, nombre por el cual le gusta que la llamen sus hijos.
Se casó con don Alloatti teniendo 16 años y él 20, cuando pusieron el negocio en esta esquina barrial que aún conserva en buena parte la fisonomía de ese tiempo. Y tuvieron varios hijos, entre ellos Estela. Poco después del 17 de octubre del 45, en Entre Ríos se llevaron a cabo distintas reuniones con el solo fin de crear un centro político que definiera la dirección de los destinos del país. La primera de ellas, según la publicación de Alloatti, se produjo el 26 de octubre de ese año, precisamente en el local de Rocamora y Racedo, por la noche. En el encuentro se resolvió la denominación del centro: Centro Vecinal Independiente Hipólito Irigoyen Pro Candidatura Coronel Juan Domingo Perón. Una verdadera paradoja el nombre, pero una gran realidad: Perón se presentaba a elecciones dentro de la estructura del Partido Laborista y faltaba todavía un tramo para hablar de Partido Peronista y Partido Justicialista. Luis Alloatti fue su primer presidente, secundado por Pedro Osuna, Martín Kosaros, Pedro Ángel Alloatti, Juan Kosaros, Alfredo Romano y Antonio Chimento. Ésta fue la primera Unidad Básica, que afilió gente y la convocaba para distintas actividades. En ese bar y su cancha de bochas se fue gestando una cadena de puntos de encuentro que más tarde derivaron en la creación de la Unidad Básica 26 en La Floresta y también de la 27.
“En ese tiempo él era muy solidario, ayudaba a la gente que se acercaba con comestibles, a veces el almacén quedaba casi vacío, o les sacaba las zapatillas a sus hijas y se las daba a quienes pasaban por su casa y que no poseyeran este elemento. Ahí fue cuando varios radicales dejaron de acercarse al lugar”, contó Amanda. Con la asunción de Maya como gobernador, a Alloatti primero y luego a su esposa les ofrecieron ser senadores nacionales, pero rechazaron las propuestas ya que no se consideraban idóneos para tal cosa. Alloatti profesaba un perfil bajo, que le dio poco a poco el reconocimiento y el cariño de la gente del llano político, inclusive de sus adversarios. De esta forma, aceptó otros ofrecimientos, como por ejemplo ser jefe de Suministros en la Caja de Asistencia Social y director administrativo de ambas cámaras de la Legislatura (ya en tiempos del tercer gobierno de Perón, tras su retorno).
Con la caída de Perón, los militares intentaron ensuciarlo pero no pudieron probar que esos lugares le sirvieran de alguna forma para enriquecerse. Fue arrestado, aunque al poco tiempo liberado y seguido de cerca; ya no tuvo posibilidades de trabajo, lo que sumió a su familia en una difícil situación. “Él tenía fe de que Perón volvería y nada más. No tenía miedo a nada. Al poco tiempo de que la denominada Revolución Libertadora estaba en el poder, salía con un grupo de amigos a pintar paredes con un molde de aluminio que tenía la silueta de Perón en formato de efigie, con una leyenda abajo que decía ‘Pronto volverá’, no le tenía miedo a nada. Una vez a esas incursiones nocturnas la llevó a Estela, siendo muy chiquita, esa vez tuve miedo de que pasara algo, estaba en vigencia el decreto del gobierno que prohibía con penas graves nombrar a Perón o cualquier manifestación de su partido”, comentó la esposa de Alloatti, el militante ya fallecido. Un fragmento del libro grafica las angustias del grupo familiar: “En esos días mi familia y yo nos trasladamos a casa de un vecino, que les dieron a mis padres mucha contención y respeto. Todavía me parece escuchar el ‘ruido del silencio’ que todos trataban de instaurar en esa casa, apenas sí se escuchaba al periodista de Radio Colonia que transmitía lo que sucedía. Hasta que todo aparentemente se tranquilizó y volvimos a nuestra casa. Mi padre fue preso, pero gracias a Dios lo liberaron en poco tiempo. A mi madre la citaron, pero sólo para hacerle un comentario: que no comprendían que un hombre que tenía una familia tan bien constituida fuera peronista. A lo que mi madre respondió: ‘Es peronista porque no hubo hasta el momento un gobierno que hiciera tanto por su pueblo”.
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