-Portación de vida. Hay veces que los testimonios de vida dejan flotando en el aire como palabras sueltas y sin sentido los conceptos y definiciones que desde los distintos planos del conocimiento social se pretende abarcar. Marginalidad social, indigencia, pobreza extrema, pobreza estructural. Ahí está el relato frente al tribunal de Carina Andrea Villanueva, ex esposa de Claudio Jorobado Lencina. La mujer contó cómo El Jorobado muchas veces la golpeaba para que se prostituyera. De la declaración de Villanueva se puede reconstruir la escena de la mujer llorando atormentada por los golpes, imaginar su cuerpo ultrajado. La ex esposa del “otro” Lencina daba detalles de cómo la madre y la familia festejaban tanto los azotes como la imposición de restituirse. Se reían y festejaban, cuenta. Es que la prostitución, para los Lencina es más que un medio de vida, es la vida misma. Hasta si se quiere ver bien, debe ser la parte más liviana y decorosa de sus vidas. Por eso no hay edad para prostituirse, ni relación de filiación o parentesco. Pero no es ése el único fantasma que azota la morada de los Lencina; la muerte ronda a diario. Sida, desnutrición, peleas son los ropajes más usuales. En ese ir y venir tan frecuente con la muerte, la relación se naturaliza. Se puede abrir un escenario más amplio y así abarcar matices de vida que estremecen.

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-Imputaciones. Se dice que El Jorobado implicó a Miguel Ángel Lencina en el desgraciado hecho de Fernanda Aguirre por venganza, ya que sospechaba que los datos de la muerte de Koltunoff que lo complicaron con el crimen habían salido de la propia familia. El tema es que con estos antecedentes, en cada circunstancia donde aparece un crimen así, con características truculentas, las miradas policíacas recaen alrededor de los Lencina o de gente como los Lencina. Más que portadores de rostros, como se suele decir, a los Lencina y los muchos como ellos, la propia vida que llevan los vuelve sospechosos, son portadores de delincuencia o crimen. Pero resulta que en esta primera definición es donde aparece el fallo y el curso equivocado de la investigación que se fue haciendo sobre la desaparición de Fernanda Aguirre. En un momento de la investigación y cuando los baldíos y aljibes habían sido dados vuelta en innumerables rastreos, el abogado Julio Federik tuvo un momento de reflexión espontánea. En esas circunstancias señaló que a esa altura lo que se estaba investigando no era la obra de un psicópata. En otras palabras, Federik desechaba que se estuviera frente a una persona que simplemente violaba, mataba y se sacaba de encima el cuerpo de la víctima como mejor puede. En ese acto de sinceridad el abogado de la familia Cabrol advertía que se estaba frente a un accionar delictivo mucho más complejo y en consecuencia difícil de investigar. Con la brutalidad que caracteriza a los Lencina, la víctima hubiera aparecido en los alrededores. En los dos casos de homicidio que tuvo como protagonista a Miguel Ángel Lencina, la localización de las víctimas fue trámite sencillo. Eran hechos ocurridos 10 años antes, donde también siempre aparecía otra característica: Lencina se llevaba las zapatillas de sus víctimas, y ese detalle también estuvo presente en el hecho de la desaparición de Fernanda, en pleno invierno, por lo que resulta extraña esa cuestión de ubicar a una chica secuestrada en una supuesta red de prostitución, descalza y con tanto frío. En este desgraciado caso el nudo del hecho es que el cuerpo de la víctima no aparece y nada se sabe del camino que sigue Fernanda Aguirre. Sin embargo, por momentos el juicio se cierra abrazado a ese eje. Así se explican las expectativas concentradas en las declaraciones del sobrino de Miguel Ángel Lencina. Todos los abogados presentes vivían la expectativa de las declaraciones de Nazareno Casalino, sobrino de Ángel Lencina. En ese entonces este chico acompañaba a su tío en esa tarde trágica y dijo haber sido testigo del momento en que Lencina atrapó -por así decirlo- a Fernanda.

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-Régimen Jurídico. Era de esperar que en algún momento Jorge Busti removiera el Régimen Jurídico Básico que meses atrás la Legislatura aprobó pero que él nunca promulgó. La frase bien entendida expresa un contrasentido, y realmente lo es. Es que en función del tactiqueo político que tanto caracteriza al gobernador saliente, esta ley fundamental en el ordenamiento de la administración pública provincial anduvo en diferentes manos, según el sector político gremial que estuvo en danza. Cuando por influencia de ATE Entre Ríos el Senado dio media sanción a un proyecto realmente atractivo que resguardaba la estabilidad y abría las instancias de paritarias para la determinación de ascensos, categorías y escalafones, la Cámara de Diputados se vio en la obligación de aprobarlo. El gobernador en su momento no ocultó su desagrado y cajoneó la promulgación del proyecto aprobado por la Legislatura hasta que hace 10 días presentó otro proyecto por la vía del diputado provincial Miguel Ángel Tramontín (PJ-Islas).

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-Las modificaciones. No deja de ser graciosa la forma en que reaccionó el gobernador ante la denuncia de ATE. Busti se calzó el traje de profesor de una Facultad de Abogacía y se largó a hacer un análisis párrafo por párrafo, artículo por artículo, de la nueva ley. El objetivo era comparar la relación entre lo nuevo que terminaba de salir con lo anterior para demostrar que nada de lo modificado significa un retroceso. En realidad, como bien lo demuestra el escrito de Massarotti, la nueva ley más que derogar lo consagrado en el anterior proyecto, embrolla y siembra confusión.

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-Las consecuencias. Con esta nueva ley, la administración pública sigue envuelta en el manoseo punteril de los gobiernos de turno y de esa forma el trabajador estatal continua perdiendo profesionalismo y eficiencia. De igual manera, la estructura administrativa del Estado provincial pasa a prestar un servicio caro y, como ya se ha dicho, ineficiente. Este dato es grave si se toma conciencia de la inserción de la provincia en un plano de relación directa tanto con la nación, con la región del Mercosur y desde ahí con el mundo. No es una novedad que se vive una circunstancia de intensa comunicación con el mundo. Las expectativas sobre economías cerradas en sus contornos nacionales han quedado en las chatarras de la historia. Esta intensa conectividad de los nuevos materiales que pasan desde los chip hacia las personas y desde ahí hacia las cosas, imponen manejar los costos de producción y distribución con severidad y rigor. La administración pública forma parte de esos costos, tanto como los cosechadores de arándanos o de naranjas, pues en esta actualidad todo tiene que ver con todo. Luego una administración pública cara e ineficiente traslada su retraso a todo el sistema. Los primeros afectados son los propios trabajadores del Estado sometidos a sueldos sensiblemente inferiores si se toma como referencia el salario en los sectores dinámicos de la economía.

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