Álvaro Moreyra
El paranaense Juan Pablo Taleb experimentó algo que pocos rugbiers tienen el privilegio de vivir en cualquier parte del planeta: entrenar a lo largo de un mes en la New Zealand Sports Academy, un centro que se dedica a reclutar jóvenes jugadores de rugby para promoverlos luego a los principales equipos de Nueva Zelanda y, por qué no, a los poderosos All Blacks. El jugador de Rowing, que por estas horas atraviesa un momento duro en su carrera deportiva, charló con ANALISIS de esos inolvidables 30 días en la tierra de uno de los principales seleccionados del deporte de la ovalada en el mundo entero.
Nueva Zelanda fue desde siempre una de las potencias del rugby internacional, aunque paradójicamente ostenta una sola Copa del Mundo en sus vitrinas y es la que consiguió en el Mundial de 1987, justamente organizada por el país oceánico. De todas maneras, el poderoso seleccionado All Blacks es uno de los más respetados en el mundo de la ovalada, sucede que en aquella parte del planeta el rugby es el deporte nacional y, estableciendo una comparación, si en la Argentina se respira fútbol, en Nueva Zelanda lo mismo pasa con el deporte de los 15 hombres dentro de la cancha.
Para que el seleccionado del Helecho plateado continuamente aparezca en el podio del ranking que mes a mes elabora la International Rugby Board (IRB), mucho tienen que ver las especializaciones que realizan las escuelas (primarias y secundarias) o algunas academias en esta disciplina. Una de ellas es la Academia Deportiva de Nueva Zelanda (New Zealand Sports Academy) y en este prestigioso ámbito deportivo, tuvo la chance de entrenar por 30 días un paranaense.
Se trata de Juan Pablo Taleb. El jugador de la categoría Menores de 19 años del Paraná Rowing Club estuvo perfeccionando su nivel rugbístico en esta casa del rugby, que desde 1999 se dedica a la formación de rugbiers y que se ubica en la ciudad de Rotorua, en el centro de la isla oceánica.
El fullback de la entidad albiceleste está en Paraná desde hace varios días y en diálogo con ANALISIS contó sus vivencias en tierras oceánicas: “Fue una experiencia inolvidable. Desde el punto de vista deportivo sirvió para perfeccionarme en la parte física y al mismo tiempo en el aspecto técnico. Además, desde el plano humano sirvió para que abriera mucho la cabeza, ya que tuve la chance de conocer gente de diferentes países, experimenté por un mes lo que fue vivir en una cultura diferente a la nuestra, y al mismo tiempo estar en Nueva Zelanda me ayudó a valorar mucho más todo lo que tengo”.
-¿Cómo surgió la chance de realizar el perfeccionamiento en Nueva Zelanda?
-No es algo que busqué, sino que todo se dio de casualidad. Todo comenzó debido a que el hijo de una amiga de mi mamá realizó un intercambio cultural a lo largo de un año en Nueva Zelanda y en ese tiempo estuvo entrenando en la Academia. Según lo que nos comentó al regresar, lo vivido allí fue increíble y quedó muy conforme. Cuando mi papá (Cristian) se enteró de esa experiencia fue que empezamos a informarnos sobre el tema, lo hicimos vía mail o a través de la página que posee en Internet. Después de mucho indagar y averiguar sobre la cuestión, nos embalamos junto con mi viejo hasta que un día me preguntó si tenía ganas de viajar y entrenar allí, de más está decir la respuesta que le di, no lo dudé ni un instante.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
