El secretario de Salud de la provincia, Mario Elizalde, está y no está en el cargo. El mismo día de la nota de tapa de ANALISIS, el propio gobernador Sergio Urribarri le pidió que se alejara del cargo y, a cambio –como siempre ha venido sucediendo en los últimos años en esta provincia– le ofreció otro lugar en la estructura gubernamental. Pero Elizalde no se fue nunca de su despacho y sigue cumpliendo funciones, tratando de resolver las cuestiones burocráticas de las que debía haberse ocupado. Mientras tanto, aparece otra preocupación: el exorbitante gasto en viáticos que hacen algunos funcionarios dependientes del Ministerio de Salud y Acción Social, mientras no se le da prioridad a otras cuestiones más urgentes.
Según el gobernador Sergio Urribarri y el ministro de Salud y Acción Ángel Giano, el secretario de Salud, Mario Elizalde, tendría que haber dejado su despacho el jueves pasado, apenas fue informado de que debía abandonar el cargo para trasladarse a otro que, al parecer, aún no existe. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición –ayer al mediodía–, Elizalde seguía en su lugar de trabajo, esperando quizás alguna notificación oficial. “Lo que sucede es que no tienen reemplazante”, dijo una fuente.
El jueves, cuando Elizalde volvió a ser tapa de este semanario, fue convocado de inmediato por Urribarri y allí recibió la información de parte del gobernador, justo cuando había organizado una reunión de todos los directores de los hospitales de la provincia, para juntar filas. Tras ser informado, la jornada con los directores de los hospitales provinciales sirvió de marco para que el ex secretario de Salud, improvisara una despedida junto a sus directos colaboradores: el subsecretario de Gestión, Edgardo Graf; el director de Atención Médica, Mario Tizzoni, la directora de Atención Primaria de la Salud, Claudia Filliastre, y hasta se permitió pedir una foto para retratar el momento de su despedida. Si bien Elizalde fue el primero en salir a los medios de comunicación a confirmar la versión, intentó dejar bien en claro que –como se dice en la jerga– “no lo habían renunciado”, sino que sostuvo que el gobernador le había ofrecido un “cargo superador”.
Ese “desafío” –como también lo denominó– correspondería a la Secretaría de Lucha contra las Adicciones, estructura que debe montarse, y donde el ex secretario llevaría a varios de sus huestes.
El desplazamiento de Elizalde es el corolario de las diferencias que se marcaron ni bien comenzó la gestión de gobierno. El gobernador Urribarri y el ministro Giano empezaron a recibir signos visibles de la falta de gestión que traía sobre sus espaldas Elizalde, designado en los últimos meses del gobierno de Jorge Busti. Cada reunión de gabinete en la interior administración, era la ocasión para que los directores del área y de hospitales y centros de salud, legisladores e intendentes, presentaran quejas, números de expedientes y manifestaran su malestar por la demora reiterada. La falta de coincidencia en las pautas en torno a la política de salud del gobierno fueron determinantes para el desenlace que, de alguna manera, hacía varios meses que se venía barajando. Y la decisión la tomó finalmente el gobernador para terminar de despejar dudas.
Lo que no estaba previsto es que el desplazado funcionario se resistiera a la medida. Durante los primeros días de esta semana, Elizalde concedió más notas que en toda su gestión, para asegurar que él seguía al frente de la Secretaría de Salud, y que estaba pensando y analizando el “desafío” propuesto por Urribarri. La actitud del depuesto funcionario pareció, cuanto menos, una desprolijidad, lo que quedó reflejado en una frase lanzada al aire por un estrecho colaborador y asesor del gobernador que sentenció: “Éste se pasó de la raya”. En sus diferencias con Giano, Elizalde creyó que de esa manera socavaba la imagen del ministro, cuando en realidad la resistencia fue considerada de gravedad institucional por desconocer la autoridad del mismísimo gobernador.
En su itinerario, Elizalde recorrió cuanto medio de comunicación pudo e intentó demostrar que, a pesar de todo, continuaba firmando expedientes y sacando resoluciones, lo que molestó a varios legisladores e intendentes, quienes señalaron que “hubiera sido excelente que en todos estos meses sacara los expedientes que duermen en la Secretaría”. Por ello, la repartición recibe el mote de “Triángulo de las Bermudas”, donde se terminan “perdiendo los expedientes”, otra forma de decir que duermen la siesta lenta de una burocracia alimentada por la falta de gestión de quien ha estado al frente de la repartición.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
