-Todos con todo. Cada hora y minuto que transcurren, la imaginación política se agita en el maniobreo electoral. Cada sector busca sus mejores posiciones, nadie piensa en relegar protagonismo. En todo caso, el espacio que se abandona preanuncia la disputa en un plano distinto y de mayor alcance. Felipe Solá, por ejemplo, cede el primer lugar en la lista del peronismo disidente bonaerense al poderoso empresario Francisco De Narváez. Pero previo a ceder el lugar, su socio De Narváez se compromete a sostener a Solá como candidato a Presidente en 2011. Como se puede ver, la generosidad de Solá queda de esa manera recompensada. Pero también en el juego de las posiciones se puede ver en qué medida se fortalecen algunos actores y retroceden otros. En la galería de la disputa electoral se van dibujando tres grandes bloques. El kirchnerismo y sus aliados, que dibuja en sí mismo un arco ideológico de centro izquierda; un espacio de centro derecha neoconservador que pasa por el eje Mauricio Macri, De Narváez, Solá y el duhaldismo residual, y la centro derecha de corte republicano que identifica al espacio de Elisa Carrió, el Partido Radical expresado por su presidente, Gerardo Morales, más Luis Juez con el Partido Nuevo en Córdoba. Naturalmente, este dibujo es por demás esquemático y ex profeso deja afuera protagonistas importantes. Es indudable que a la derecha neoconservadora la caracteriza fundamentalmente su apego a las fórmulas económicas que fijan su apuesta en el crecimiento del capitalismo financiero, en una suerte de nostalgia noventista. En cambio, en el espacio de la centro derecha republicana, el núcleo fuerte de la propuesta se concentra en el resguardo de la división de poderes y, sobre todo, en el control que el Poder Legislativo tiene que hacer de todo lo que hace el Poder Ejecutivo. Esta pregonada formalidad institucional seduce a determinadas identidades del progresismo, tal como lo vive e impulsa el Partido Socialista, que tiene como referente excluyente al gobernador de Santa Fe, Hermes Binner.
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-La gestión en la mira. La telaraña que se va formando en el juego electoral es de tal magnitud que por momentos se vuelve difícil desentrañar cómo influye cada cosa. Como ya se lo ha dicho, la imaginación parece no tener límites ni contornos. De todas formas hay un eje que vale la pena poner en la mira del análisis para detectar tanto su comportamiento como la influencia en el proceso electoral. En ese sentido, desde hace un rato bastante largo que quedó dicho desde estas hojas que la gestión de la Presidenta Cristina Fernández iba a tener una incidencia significativa en el proceso electoral. El adelantamiento tras la decisión de convocar a elecciones para el 28 de junio próximo en alguna manera revaloriza esta incidencia, pero no la borra. Es cierto que el adelantamiento le quita protagonismo a la gestión presidencial pues la discusión entra a girar sobre cómo se apuran las alianzas y de qué manera quedan expuestas las rupturas. También la muerte de Alfonsín hace que la polémica y el protagonismo de la sociedad se concentren en cómo se rescata la figura del primer Presidente de la recuperación democrática.
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-El justicialismo entrerriano. Era un dato bastante incontrastable que el justicialismo entrerriano venía exhibiendo una ponderable unidad frente al proceso electoral en desarrollo. En alguna medida se fue experimentando un lento proceso de revaloración del gobierno provincial que fue decantando en nuevas expectativas respecto a lo que hace o deja de hacer el justicialismo regional. Este desplazamiento larval en el pensamiento de la sociedad guardaba relación estrecha con la caída en las expectativas de la población acerca de las posturas de intolerancia social expuestas por la Mesa de Enlace entrerriana. La dupla integrada por Alfredo de Ángeli y Juan Echeverría, que componen la conducción provincial del ruralismo, en el último lockaut de ocho días de paro en la comercialización, tanto de ganado como de cereales, impregnó con tanta intolerancia sus posturas que despertó inocultables muestras de rechazo en la sociedad. Esta situación hizo a su vez que fuera notable que levantaran sin penas ni glorias los cortes tanto del Túnel como en la ruta 14. Pues bien, estos desmadres tuvieron su consecuencia en las chances de De Ángeli en su pasaje a la disputa política electoral.
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-Los coletazos. Entonces, este recorrido apunta a dar como certeza que esa armonía que se venía acuñando en la vida interna del justicialismo se fundamentaba en el dato sensible de sentirse nuevamente ganador. La situación que se entraba a recrear instalaba a un Busti que saboreaba cada una de las charlas telefónicas o personales con Néstor Kirchner y que se floreaba con declaraciones donde no se proponía como candidato pero se cuidaba de que la puerta quedara abierta. En los hilos que Busti creía manejar estaba presente marcar una clara independencia respecto al proyecto nacional del kirchnerismo. Desde ese lugar, con mucha comodidad despejaba la ruta hacia su cuarto mandato como gobernador en el 2011.
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-Ahora Urribarri. Fiel a su estilo, el gobernador no deja trascender su juego. Sin conocer su intimidad, da la impresión de que hasta no ver el momento oportuno, Urribarri no es hombre de mostrar sus cartas. Como se dice en los pueblos, “la va llevando” hasta ver el momento exacto en que, con palabras firmes y sin levantar la voz, dé a conocer sus decisiones que han sido tomadas tiempo antes. Hoy por hoy desde este lugar aflora la convicción de que Urribarri tiene puesto el traje de candidato a diputado nacional. A su vez, lo más probable es que el gobernador tenga la certeza de que Busti se enojará mucho pero de última no hará problemas mayores. Como se dice, “el agua no llegará al río”, porque desde hace mucho tiempo Urribarri ha puesto cuidado en que eso no suceda.
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