Silvio Méndez
Huyendo del maltrato familiar, con la esperanza de poder escapar de un infierno, buscando a sus familiares maternos que creía vivían en Concepción del Uruguay, un día Matías Causso, de 15 años, se fugó de su casa asentada en los suburbios del noroeste de la capital santafesina. Algunas hipótesis conjeturan que previamente hizo una escala en Paraná ese 28 de diciembre de 2009, adonde había venido algunas veces con su padre y hermana mayor a vender flores. Ése era su oficio, por el cual era conocido y querido por la gente que suele ganarse un sustento en tareas que tienen la calle como escenario de la vida. Matías finalmente llegó a Concepción del Uruguay, cuando terminaba su conteo el año 2009.
El 30 de diciembre, a las 17.40, fue interceptado por personal de la Policía de Entre Ríos en la Plaza Ramírez, el paseo público central de La Histórica. Según se reconstruye a través de relatos de testigos, Matías fue derivado junto a dos agentes femeninos a la División Minoridad y, de allí, trasladado al Hogar La Casa de San Francisco. Una vez en el albergue, se habría aseado y alimentado. En el lugar tuvo contacto con otros menores, que reconocieron haberlo visto, pero inesperadamente, luego de esas primeras horas en las que habría descansado, la información sobre sus movimientos parece ingresar en una nebulosa difícil de disipar.
Nadie sabe fehacientemente cómo o quién aparentemente decidió que fuera trasladado hacia la capital provincial, en colectivo, sin compañía alguna, en las primeras horas de la madrugada del 31. En esta medida habría intervenido Virginia Olivera, operadora del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf). Según su versión, habría llevado a Matías a la Terminal, en donde aparentemente abordó el coche de la empresa San José que partía a las 1.15 con destino a la capital provincial, lugar donde nunca arribó, y hasta hoy se desconoce su paradero.
Falso testimonio
Malvina Cabrera es la tía de Matías Causso. A ella y a su marido, Andrés Barrena, buscaba el joven que se aventuró hacia Concepción del Uruguay, huyendo de los golpes y maltrato por los cuales se ha iniciado una causa judicial contra su padre biológico. Pero Malvina y Andrés hacía algunos años no vivían más en La Histórica, información con que el adolescente no contaba. Tras ese desencuentro y desaparición de su sobrino, Malvina se ha lanzando a una intensa búsqueda que a lo angustiosa se suma una serie de puntos oscuros y la falta de competencia de los organismos gubernamentales dedicados a la materia.
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