Silvio Méndez
El abandono y la desidia sobre la situación del Volcadero de la ciudad vuelven a ser noticia. Esta vez, luego de que fuera detectada por parte de la Asamblea por el Problema de la Basura la peligrosa situación mediante la cual se arrojan desperdicios en la zona de bañados, ahora se ha puesto el alerta sobre la situación de las torres y red de energía que cruza por el lugar.
Tras corroborar a campo que continúa extendiéndose la superficie donde se deposita la basura –ya sobre los humedales-, se constató que se estaría afectando la zona de seguridad por donde se extiende una red de cableado eléctrico de 132 kilovatios, que va en dirección norte – sur y que se encuentra a unos 200 metros de los bañados y 1.600 metros de distancia del río Paraná.
De acuerdo a lo comentado por los vecinos, analizando los registros fotográficos del terreno donde se viene documentando el preocupante desplazamiento del vertedero a cielo abierto de la ciudad hacia las orillas mismas del cauce costero –en los bañados del oeste-, se puso la atención en que esta situación estaría infringiendo la línea de servidumbre que poseen reglamentariamente como zona de seguridad el tendido de cables de alta tensión a través de postes que se emplazan en ese lugar.
Como se recordará, en un informe que no inmutó a las despreocupadas autoridades municipales, los autoconvocados advirtieron sobre el peligro en que se encuentran los humedales del oeste. En un documento hecho público, consignaron que ya a principios de abril de este año se verificaron denuncias de lugareños porque “el municipio estaba volcando la basura urbana al borde de los anegadizos”, se indicó.
Durante el relevamiento en el lugar, los vecinos recorrieron los tres niveles, en forma de terrazas, donde se arrojan los desperdicios de toda la ciudad, que se encuentran entre calle Ameghino al final, el antiguo playón de vuelco detrás de la Dirección de Limpieza de la Municipalidad sobre calle República de Siria y la barranca que linda con Don Segundo Sombra. Allí, comprobaron el trabajo de los camiones recolectores de residuos “volcando su carga al borde de la barranca baja que da a los bañados”, así como “una máquina topadora esparciendo residuos para el lado del río”.
A partir de un informe confeccionado sobre la base de la exploración y registro a campo, desde la Asamblea se llamó la atención sobre las nefastas consecuencias que podría conllevar esta situación. “El hecho de que el basural de Paraná se haya desplazado hacia los bañados del oeste implica la más que probable caída al agua de parte de la basura domiciliaria y peligrosa que allí se vuelca y, sin lugar a dudas, la filtración de los líquidos residuales (lixiviado) hacia los anegadizos, y por consiguiente al río Paraná, de cuyas aguas se sirven para beber los entrerrianos y otros argentinos que viven costas abajo”, advirtieron.
Fue precisamente cuando se realizó un nuevo análisis del terreno que, tomando como punto de referencia espacial las torres de electricidad que se hallan en ese sitio, se observó que la basura misma que se vertía comienza a vulnerar la seguridad del cableado de alta tensión.
Servidumbre violada
Ante la inquietud presentada, los autoconvocados elevaron un pedido de información a las autoridades del EPRE con fecha 7 de junio. En la solicitud al organismo se precisó que dentro del predio en el que funciona el Volcadero, “funciona hoy como Playón de vuelco en un sector bajo de la barranca”, que justamente comenzó a comprender el tendido eléctrico en cuestión, “abarcando la franja de servidumbre para el lado del río”. El ingreso a este nuevo espacio de depósito de basura “está enmarcado por los postes de energía cuyos números son 12 y 13. Entre medio de ellos, hay un camino sin asfalto por el que ingresan y egresan diariamente camiones recolectores.
Cabe agregar, como datos no menores, que en este playón se vuelcan residuos domiciliarios (orgánicos e inorgánicos, entre ellos, plásticos) y peligrosos (pilas, patológicos, etcétera), y que un grupo numeroso de trabajadores informales realiza allí tareas diarias de recolección manual de desechos”, se enumeró en la misiva dirigida a la asesoría letrada del EPRE. Además, se argumenta que “las razones de seguridad ambiental y sanitaria nos llevan a requerirle información. La existencia de basura (entre la que puede haber elementos combustibles) sobre la franja de servidumbre de la línea eléctrica en cuestión, y el hecho de que personal municipal y trabajadores informales trabajen diariamente sobre dicha franja o cerca de ella, con riesgos para su salud en caso de que tal línea genere problemas de electromagnetismo, indudablemente ameritan el pedido de datos”.
Entre la serie de detalles sobre las características de la línea de transporte de energía en la zona del Volcadero, los vecinos solicitaron precisiones técnicas, usos y alcances de las medidas de protección según las normativas. Del mismo modo, inquirieron sobre las posibles consecuencias ambientales para la salud humana y los riesgos de seguridad del caso que se viole la franja de servidumbre de línea eléctrica. Por último, también se preguntó al EPRE sobre las precauciones y medidas que se pudieran adoptar desde el ente en forma inmediata.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)
