Jorge Riani
Al Gobierno de Entre Ríos le gusta hacer anuncios. El anuncio de una obra se ha convertido en un hecho político que garantiza aplausos, prensa –aunque al oficialismo nunca le falta–, discurso y una razón para pedir el voto bajo el argumento de que hay que continuar “con lo que falta por hacer”.
Hay que admitir que el anuncio es un esfuerzo extraordinario del que el oficialismo está hoy en condición de prescindir. No necesita el Gobierno hacer anuncio, porque pareciera que no le faltarán manos para aplaudir, colectivos llenos de militantes, conferencias llenas de periodistas, diarios, radios y canales cargados de buenas noticias. Cursivas al margen, hay que admitir que el Gobierno se toma el trabajo del anuncio. “Mentime que me gusta”.
Hubo anuncios al por mayor, pero sin embargo, con todo lo que el Gobierno viene diciendo que realizará desde hace seis años, se tornará imprescindible multiplicar los montos de coparticipación federal, y cuadruplicar los presupuestos que le quedan por gastar a esta gestión y trabajar día y noche sin descanso los siete días de la semana para poder cumplir con todo lo prometido. O al menos intentarlo.
Los anuncios tienen grandes espacios en los medios, pero cuando las palabras naufragan, esas promesas quedan en el lecho profundo del olvido. Una observación en el portal del Gobierno provincial permite ver que hay una relación de tres y medio a uno entre anuncios y realizaciones de esos anuncios.
Los anuncios nunca son obras menores, de modo que las realizaciones verdaderamente ejecutadas muchas veces carecieron de anuncio. Es decir: si el Gobierno entrega fondos a cooperativistas, eso se publica cuando el gobernador o algún funcionario ya puede aparecer en la foto entregando un cheque. Pero no hubo anuncio informativo de ese evento.
Es que al Gobierno no le gusta anunciar cosas chicas: por eso, cuando lo hace, lo hace a lo grande. El 17 de diciembre de 2010, el gobernador Sergio Urribarri juntó a todos sus funcionarios y buena parte de los empleados públicos y militantes para hacer un anuncio faraónico con nombre muy caro en el glosario peronista: un plan quinquenal. El anuncio se realizó en el centro cultural del urribarrismo de Paraná, llamado Vieja Usina, y allí se permitió hablar de los planes quinquenales de Juan Domingo Perón. Aunque el parte de prensa oficial no dio precisiones de cifras, algunos medios alcanzaron a transcribir el volumen de inversión que, según se dijo en el acto, demandaría la construcción de todo lo proyectado: 80.000 millones de pesos. La campaña por la reelección de Urribarri estaba en pleno desarrollo.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS del 11 de julio de 2013)
