Daniel Enz
“No pasa nada; esto lo arreglamos políticamente, más allá de la cuestión judicial. El Pato en eso no falla”, repite una y otra vez, tratando de minimizar las denuncias en la justicia o el rechazo público. Hace un buen tiempo que chapea con su porción de poder en el oficialismo, de la mano de su cuñado ex gobernador, pero casi no se le conoce la voz en ámbitos públicos. Ya no es aquél humilde muchacho de General Campos; hoy es millonario y su única preocupación es ver cómo sigue generando acuerdos comerciales con dineros públicos, pese a contar sobre sus espaldas con una causa por enriquecimiento ilícito y seguramente otra más que se le sumará próximamente, por negocios incompatibles con la función pública. “Lo que no mide todavía, porque confía ciegamente con la palabra de su cuñado o de su hermana, es que de avanzar firmemente las causas, puede ser el primero en caer”, indican quienes siguen sus pasos.
Juan Pablo Aguilera es el secretario de la Cámara de Senadores de la provincia, un cargo que ya ocupó y del cual salió casi eyectado en la anterior administración, después de aparecer en algunos episodios poco claros de manejo de fondos legislativos, en una especie de mesa de dinero, en la propia Legislatura -sí, aunque resulte increíble-, donde se cambiaban dólares y se hacían otros negociados, con gente de dentro y fuera del Estado entrerriano. Al tema lo sabía mucha gente -quizás demasiada-, pero todos prefirieron mirar para otro lado para que no les hiciera de boomerang y terminara en una causa en la justicia. En el medio hubo amenazas, mejicaneadas y hasta actos intimidatorios, por lo cual alguno de los componentes de ese mecanismo espurio tuvo que abandonar Paraná e incluso estar por un tiempo fuera del país. Claro que no estaba solo para llevar adelante esas fechorías: siempre lo secundó su sobrino Mauro Urribarri, que era el prosecretario del Senado y ahora es ministro de Gobierno de la provincia, tras la asunción de Gustavo Bordet.
Juampi Aguilera, hermano de Ana Lía Aguilera, la esposa del ex gobernador Sergio Urribarri, en el 2014 pasó a cumplir funciones en la Casa de Entre Ríos, pero desde diciembre último recuperó su cargo de secretario coordinador del Senado, aunque nadie se entera muy bien qué es lo que hace allí. “Lo único que le interesa es la plata y por eso siempre está poco y nada en la Legislatura”, indicó un experimentado empleado. Ni siquiera se paralizó con una causa abierta por corrupción tras el artículo de ANALISIS de diciembre del año pasado. No obstante, tomó algunos recaudos, como, por ejemplo, disponer el cierre, a fines de 2015, de la librería “familiar” de la intersección de las calles Gualeguaychú y Monte Caseros de Paraná. No les fue tan mal: entre el 2011 y el 2015 facturaron 16 millones de pesos y el mayor porcentaje fue al Estado entrerriano. En ese período desplazaron a todas las librerías de la competencia y se ocuparon de ser los proveedores casi de manera absoluta de las diferentes reparticiones del gobierno provincial y la Municipalidad de Paraná. El resto de la facturación son solamente minucias, con respecto a sus principales clientes. Cada operación la hicieron a través del sello Next SRL, donde los socios que aparecen son Maximiliano Romeo Sena, de General Campos y amigo personal de Aguilera y Alejandro Luis Almada, oficial de la Policía de Entre Ríos desde 2006 y ahora uno de los custodios personales de Sergio Urribarri, aunque también suele acompañar a algunos lugares al ministro Mauro Urribarri.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS del jueves 17 de marzo de 2016, en un artículo de cuatro páginas)
