Natalia Buiatti
Marcelo Kurpeta trabajó durante siete años en negro para el Club Libertad. El 15 de enero de 2010, a las 12, llegó un cargamento de botellas de cerveza y, cuando Kurpeta estaba guardando la bebida en el freezer, uno de los envases estalló. Los pedazos de vidrio volaron y algunos de ellos se incrustaron en su ojo derecho. “Fui de urgencia al Hospital San Martín, me sacaron y me limpiaron el ojo. Al lunes siguiente volví al club a trabajar. Pero el miércoles vino Koch a decirme que tenía que dejar el club, porque con la cara así no podía seguir atendiendo a la gente”, recordó en diálogo con este medio.
Desde ese momento, Kurpeta se fue del club. “Traté de vivir de lo que podía, salí a ‘remisear’ y a pelearla como pude”, contó. Pero casi dos años después del tremendo accidente laboral, el muchacho se encontró en la calle con alguien que le preguntó si era cierto que Koch lo había “cagado a trompadas” por las cosas que supuestamente Kurpeta le robó del club. “Faltaban días para que se termine el plazo de reclamo judicial por el accidente, pero eso que me dijeron en la calle me activó. Presenté la demanda el último día antes de que venza el plazo”, marcó.
Kurpeta ganó una demanda que presentó en el Juzgado Civil y Comercial 1 de Nogoyá. En diciembre pasado salió su sentencia favorable, que ya está firme, contra el club que preside Daniel Antonio Koch. La denuncia que impulsó el abogado Claudio Firpo fue porque su representado estaba trabajando sin aportes patronales desde hacía siete años, y porque el accidente de trabajo lo dejó con una discapacidad grave de por vida.
“En el juicio hubo hasta testigos falsos”, resaltó Kurpeta. “Yo, a los compañeros de trabajo no los quería encausar porque es gente de laburo. Pero por ejemplo, hubo un camionero que declaró que ese día, mientras él tomaba una copa en el club, yo llegué de la calle con el ojo en la mano. Menos mal que el juez no creyó nada de eso, porque yo era el encargado del club, no sé cómo iba a estar abierto el lugar si yo no estaba ahí. Además, según esos dichos yo habría llegado en moto al club con el ojo en la mano”, describió y agregó: “Incluso cuando estábamos en proceso desapareció el expediente del Juzgado. Figuraba como que lo había sacado mi abogado pero no era así. Alguien de adentro nos hizo el favor de buscarlo y terminó apareciendo. Estaba cajoneado en otro Juzgado”.
Hasta hoy, Kurpeta no pudo cobrar ni un solo peso de su sentencia. Sucede que en la provincia existe la Ley de Inembargabilidad de Bienes de Clubes que protege a estas entidades. Como la demanda de Kurpeta fue contra el club y no contra el responsable del club, Daniel Koch, es muy difícil que pueda cobrar la indemnización que le corresponde, que ronda los 2 millones de pesos.
La casa prometida
Sandra Martínez sólo quiere tener su propia casa. Cuando falleció su mamá, ella y sus tres hermanos vendieron una propiedad que heredaron y repartieron el dinero. En enero de 2014, la mujer entregó -contrato firmado ante la escribana María Gabriela Berruhet- una suma de 40.000 pesos al constructor y actual diputado provincial. El documento establece que Koch debía edificarle una casa a Martínez en el complejo “Terrazas de Libertad” -ubicado sobre calle Hipólito Irigoyen 450 de esa ciudad-, en un plazo no mayor a los 11 meses. Una vez construido el departamento, Martínez podría habitarlo y quedaría con “150 cuotas equivalentes a 35 bolsas de cemento, ajustables cada seis meses del mercado local”.
(Más información en la edición gráfica número 1059 de la revista ANALISIS del miércoles 24 de mayo de 2017)
