Daniel Enz
Gustavo Rivas estaba demasiado tranquilo el jueves cuando llegó personal de la justicia entrerriana para allanarle su domicilio de Mitre 7, a escasos metros de Tribunales de Gualeguaychú. “Me enteré por ANÁLISIS DIGITAL a la medianoche, cuando se publicó la tapa en el sitio”, dijo, muy suelto de cuerpo, cuando algunos periodistas lo encararon en la puerta de la casa; él, apareció sonriente. “Estoy muy tranquilo, porque es puro humo”, acotó. Hasta la llegada del fiscal coordinador Lisandro Beherán y personal policial, habían pasado once horas de la publicación, que fue exhibida en el sitio web, a las cero, de ese jueves, como sucede desde hace muchos años. Es decir, tuvo casi la mitad de un día para organizar sus cosas.
Rivas intentó no cometer errores. Dejó un álbum de viejas fotos cerca de su cama y no quiso ocultar algunos de sus objetos sexuales. Dando a entender que prefería que los policías lo encontraran fácilmente. Pero su psicopatía y perversidad no le dio para tanto. Uno de los policías encontró la mayoría de las imágenes dentro de un cilindro de plástico, escondido en un compartimento oculto en un sector del placard de la habitación. Tuvieron, de alguna manera, que forzarlo para poder dar con él. El policía golpeó el cilindro hasta que una tapa cedió y dejó al descubierto las casi 200 fotos que lo comprometen seriamente en la causa, porque son una clara demostración de cómo manipulaba a cientos de menores de Gualeguaychú.
En las imágenes aparecen chicos desnudos de entre 12 y 16 años, porque en el barco Frenesí, que Rivas tenía, había adolescentes de corta edad, en diferentes posiciones. Pero también hay imágenes de su casa en calle Mitre; de la casa de su madre; de la casa quinta en Urquiza al oeste, como así también fotos en un campo, donde los jóvenes se muestran sin ropas, posando frente a una tranquera. No se sabe si ello ocurre en un campo cercano a Gualeguaychú o bien es en alguna finca en Fray Bentos, donde Rivas llevaba, los fines de semana, a contingentes de estudiantes.
Y algo parecido se puede observar en los videos VHN secuestrados al abogado en su propiedad. En algunos cuadros se lo ve a Rivas totalmente desnudo, conduciendo el barco, rodeado de pibes; en otras, aparece masturbándose junto a otros jóvenes, también en la misma embarcación. Siempre con adolescentes de entre 13 y 15 años. O sea, rodeado de menores, a los que corrompía todo el tiempo.
El desafío de la justicia
Los fiscales Beherán y Martina Cedrés tienen un particular desafío. Algunos testigos y víctimas que declararon reconocieron por lo menos a 40 jóvenes de las imágenes secuestradas a Rivas. Pero también en el propio palacio tribunalicio se reconocieron a otro lote importante de ex adolescentes de Gualeguaychú. Muchos de ellos son empresarios, otros son directivos de entidades y también aparecen familiares directos de propios integrantes del Poder Judicial de la ciudad, cuya responsabilidad -para estos últimos- es mucho mayor a la hora de que se tomen decisiones, en función del compromiso que exige esta causa.
(más información en la edición número 1064 de la revista ANALISIS del jueves 10 de agosto de 2017)
