Por A.S.
Colaboraron Valentín Bisogni y Jorge Díaz
Hasta este lunes era Adriana Cosentino. Desde entonces, es (además) la hija de Garnier. Y ya se presenta con su nueva identidad: “Soy Adriana Garnier”. Es la hija de Violeta Ortolani y de Edgardo Garnier. Es la niña nacida en cautiverio en 1977, cuya familia la buscó durante 40 años, hasta que Adriana supo por alguien de su entorno familiar que en realidad no era hija biológica de sus padres –ya fallecidos– y se acercó al Área de presentación espontánea de la sede de Abuelas, la organización que preside Estela de Carlotto. Adriana quería asegurarse: “Me enteré un sábado y el lunes siguiente ya estaba preguntando si era hija de desaparecidos, más que nada por mi fecha de nacimiento”.
El lunes pasado la propia Estela llamó a la casa familiar de calle Alberdi, ubicada a pocas cuadras del histórico Colegio del Uruguay, fundado por Urquiza, donde estudió Edgardo. Ahí mismo, hace poco, le pusieron su nombre al aula número 23 de la planta alta del edificio. Estela escuchó la voz y creyó que la había atendido Silvia, la hija de Blanca, por el tono juvenil. Cuando le contó por qué había llamado, Blanca solo dijo: “Menos mal que estoy sentada”.
Blanca Díaz de Garnier es jubilada como empleada de comercio, tiene 86 años y vive en la misma casa desde hace años. “No esperaba esta alegría. Veía recuperar a otros nietos y me preguntaba por qué a mí nunca me toca. Hoy, más gozo no puedo pedir… Tuve 40 años de espera. Estamos con una alegría que no cabemos en nuestra persona”.
(más información en la edición gráfica número 1072 de la revista ANALISIS del jueves 7 de diciembre de 2017)