Por FernyKosiak
Como extensión de las actividades del taller y por la propia pujanza independiente de Marita el próximo viernes 29 a las 20:00, en el Club Social de Paraná, presentará su flamante sello editorial: Caballo Verde. En esta ocasión se presentarán cinco libros de cinco mujeres, realizados con un trabajo artesanal y una tirada exclusiva que incluirá el agregado de una obra de arte diferente en cada tapa de los libros realizada por Flavio Cortés.
Dialogamos con ella sobre estos proyectos y los nuevos desafíos para este nuevo año recargado de letras.
—¿En qué cambió el taller con respecto a 2017?
—El año pasado comencé a dar el taller en el Juanele y era complicado coordinar con los horarios de la gente que iba, por eso decidí “mudarme” al Club Español. Terminé el 2017 ahí y este año me ofrecieron seguir con este proyecto. Hablamos con el Chapu García para buscar un lugar donde realmente se necesitara un taller para poetas, quería localizar gente que no tuviera posibilidades de ir y venir hasta el centro, quería ir a encontrarme con los poetas. Entonces me ofreció trabajar con la Biblioteca Pedro Lemebel. Charlé con Nora Aracil, la coordinadora del espacio, para contarle sobre el proyecto. Pregunté si necesitaban un taller y consensuamos un horario por la tarde para que a las chicas trans que asisten les resulte conveniente. No ganamos en cantidad de personas pero sí en calidad, porque al taller asisten dos chicas trans por ahora, porque se trata de ir construyendo un espacio desde la confianza. Hay que trabajar con personas que por ahí te dicen “yo nací en un cuerpo equivocado”, que no han tenido que hacer una reestructuración de un poema sino de sus vidas, de sus lenguajes, de la manera de comunicarse. Son chicas a las que les encanta escribir pero que sienten la marginación de la sociedad, que no consiguen trabajo o que por ahí no vienen al taller porque le robaron las zapatillas, por ejemplo. Para ellas todo es cuerpo, entonces que puedan elaborar las palabras es un proceso de la puta madre. Me contaba una de las chicas: “yo leo y escribo, pero si yo pongo una palabra como trinar la gente no sabe qué es, mí público no entiende lo que yo digo”. Y te lo dicen así, ellas ya tienen un público, seguidores que a veces no entienden, entonces hay que decirles que sí hay un montón de personas que sí saben qué significa esa palabra y a las que se podría llegar desde la forma en que ellas escriben, porque lo genial es que ya tienen la forma y lo único que hay que hacer es nutrir esa escritora que ya está.
—¿Cómo encarás estas dificultades de la lengua?
—La primera vez que fui yo misma tuve mis dificultades con el lenguaje. Terminamos hablando de la letra E, por ejemplo en todes. Y una de las chicas me decía que en realidad hay que decir todos porque con la e seguimos cercenándonos nosotros, con la e los heterosexuales no se integran; somos todos, somos personas, no nuestra orientación sexual ni nuestro cuerpo, somos seres humanos.A partir de ahí me di cuenta de que tenemos un lenguaje súper machista, me sentí colonizada por el lenguaje español.
(Más información en la edición gráfica número 1080 de la revista ANALISIS del jueves 21 de junio de 2018)
