Por Ayelen Waigandt
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—¿En que se avanzó desde la puesta en marcha de la Fiscalía hasta hoy?
—Una ventaja del nuevo sistema es la modalidad de trabajo, porque antes había ocho Juzgados de Instrucción y las distintas denuncias de una mujer entraban en distintos Juzgados sin mucha conexión entre ellos. Una de las bondades de la Unidad es que acá hay una sola boca de ingreso en la Fiscalía y una vez que tenemos asignada una víctima, todas las denuncias de esa mujer ingresan al mismo fiscal. Eso está bueno porque permite tener una perspectiva de porqué a esa mujer le está pasando esto y una caracterización de la situación.
Además hubo más intervenciones de otras agencias estatales y se armó la Mesa de Violencia en Paraná que se está replicando en otras localidades de la provincia. También la llevé a la Mesa Nacional de Fiscales de Género en Corrientes donde quedó como situación de buenas prácticas y fue propuesta para la actuación de otras provincias.

—¿De qué se trata esta Mesa?
—Cuenta con participación de las Subsecretarías de Mujer provincial y municipales; el Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf); Educación; Dirección de Atención a la Víctima; Ministerio de Salud; los jueces de Familia; las áreas de Niñez, Adolescencia y Familia (ANAF). La idea es que la problemática atraviesa al sistema judicial y cuantas más agencias abordemos la temática es mejor, para no dar solo respuestas aisladas.
Tenemos reuniones periódicas para coordinar el trabajo y les fuimos explicando el trabajo a los demás organismos y porqué llegamos hasta cierto punto y dónde el tema ya no es judicial desde la cuestión penal. El ámbito de trabajo es la denuncia de la mujer que en principio ha sufrido un delito, más allá de otras situaciones de riesgo en las que también intervenimos. En esto ha llevado tiempo que se entienda que una desestimación o un archivo de una situación no significan que no vamos a trabajar más o que nos lavamos las manos sino que hay otras agencias del Estado que pueden intervenir.

—Es necesario un abordaje integral…
—Claro, porque la mujer que hace la denuncia luego necesitará una primera intervención, un seguimiento y hasta una contención al llegar a juicio, y eso lo logra la Secretaría de Atención a la víctima. Pero también requiere muchas veces de tratamiento psicológico que lo pueden brindar los centros de salud.
En esto hay que mirar al Estado como un pulpo: en todas las localidades hay un centro de salud, una escuela, una comisaría. Hay que utilizar todos los estamentos porque en este barco estamos todos y la problemática de la mujer es compleja y amplia.Todo esto hizo que se trabaje de otra manera y ojalá que la conclusión sea que estamos trabajando mejor.

—¿Siente que se trabaja mejor?
—Estamos trabajando distinto y se han logrado resolver muchas situaciones. Se lograron, en números, muchas respuestas. El año pasado se alcanzaron 104 sentencias condenatorias en delitos de violencia de género y abuso sexual en Paraná. Eso habla de dos condenados por semana y es un número importante.

—¿Hace falta avanzar todavía más?
—Sí. Comparativamente, otras provincias tienen equipos técnicos de las propias Fiscalías, con abogados, trabajadores sociales, psicólogos. Nosotros no tenemos eso y trabajamos con equipos de otras agencias estatales y eso sería un salto cualitativo importante. Hoy cuando tenemos la denuncia y necesitamos la intervención del equipo técnico la pedimos en las distintas agencias mientras que, si lo tuviéramos acá, podríamos hacer otro tipo de trabajo. De todos modos, hay que destacar que las agencias trabajan muy coordinadamente y con compromiso.

(Más información en la edición gráfica número 1085 de la revista ANALISIS del jueves 13 de septiembre de 2018)