S.A.
En Tardeagua el Río Paraná atardece en las cordilleras mendocinas. En un ir y venir constante entre Cuyo y el Litoral. Budini relata las raíces de este proyecto flocklórico melodioso y calmo: “Me fui a estudiar Música popular en 2009 a la Universidad de Cuyo en Mendoza. Ahí lo conocí a Sebestián (Narváez) que estaba buscando un proyecto propio. Si bien ya había tocado junto a otros grupos, estaba con ganas de hacer su camino. Y ahí nos encontramos, estábamos con las mismas ganas. El nombre de nuestro dúo vino muy rápido, es como un juego de palabras porque -al escribirse todo junto-nos propusimos la unión de dos cosas que supuestamente son diferentes. Y eso también se ve reflejado en las composiciones. Sonoramente las regiones de Cuyo y el Litoral son diferentes, entonces jugamos con eso todo el tiempo, ensamblándolas”.
Budini hace una pausa e invoca una frase del poeta español Federico García Lorca que, según ella, la atraviesa: “Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supo que podían juntarse, y que forman algo así como un misterio”. Y continúa: “Eso es Tardeagua. Y en cada persona despierta cosas diferentes. Hay personas que me han dicho que los lleva a imaginar una ventana por la que ven llover, por ejemplo. Y cosas así. Es muy mágico lo que se genera”.
En la noche del viernes, el grupo mitad mendocino mitad paranaense, también interpretará canciones de su primer disco, Intención, editado en 2016. En este primer material discográfico, Tardeagua marcó un estilo propio y singular. Sus canciones tienen dos conceptos que parecieran ir por separado, pero que en realidad se complementan: por un lado, la poesía; de un tono melancólico, de introspección fina, donde el hombre se encuentra cara a cara consigo mismo; con sus deseos, sus miedos, sus anhelos. Y por otro, la música que la sostiene desde lo cálido, que abraza esa cadencia y la embellece. “Justamente empecé a escribir desde la melancolía, desde el encuentro más profundo conmigo. Y en esa introspección que se niega y que muchas veces está mal vista -porque nos encontramos con cosas de nosotros mismos que por ahí no son muy lindas- está la sanación, también. El dolor se vuelve belleza en la canción”, confiesa Budini, autora de gran parte de las canciones que integran ese primer material discográfico al que, además, lo compara con Venera, el nuevo fruto de Tardeagua. “Teníamos mucho miedo cuando salimos a tocar algunas de las canciones de este disco que está recién salido del horno. Porque hay sonidos que son totalmente nuevos y eso tiene que ver con que a nosotros nos interesa la canción; y la canción te va llevando a explorar cosas nuevas. Teníamos miedo de la reacción de la gente. Pero siempre fuimos recibidos con mucho amor. Y esperamos que el público reaccione de la misma manera en nuestra presentación en Paraná”, concluye la artista.
(Más información en la edición gráfica número 1091 de la revista ANALISIS del jueves 6 de diciembre de 2018)
