Sofía Arnaudín
Es portadora de una de las voces más potentes de la región. Compartió escenario con las y los más grandes de la música popular argentina, a los cuales pertenece. En un diálogo íntimo con ANÁLISIS, la cantora entrerriana, recorre su historia desde el lugar que la vio nacer; los proyectos; los cariños; la convicción y la ternura de estar cantando lo de su tierra.
La vida es, para María Silva, paranasera. Tiene el ritmo del río en la boca; con su calma y fuerza demoledora nos reclama el gusto por las buenas cosas. “Hay canciones que son muy simples y tienen la belleza de lo simple. Si me para los pelitos de acá -señala su antebrazo- está todo bien”, dice, entre risas.
La referente de la música popular argentina se encuentra trabajando en nuevas canciones escritas por Antonio "Toyi" Bouzada, junto a Gustavo Reynoso, en bandoneón y Juanjo Cáceres, en la guitarra. Su último concierto fue junto al músico Juan Martín Caraballo, en el marco de la presentación del libro “Escritos sobre teatro entrerriano”, de Guillermo Meresman, el jueves 6 de mayo. “Tengo una invitación de Casa Argentina en Málaga (España), para cantar allá”, cuenta la cantora entrerriana a este medio; situación que la lleva a rememorar sus 18 años “Tuve una invitación parecida, hace muchísimos años. Yo era la única representante del país en un Festival Internacional de Folklore, en Francia, y no conseguí los pasajes. Tenía todo pago y no conseguí ese dinero. Ahora tengo esa invitación que está vigente, pero está frenada por la pandemia”.
De todos modos, no hacen falta demasiadas excusas para detenerse a escuchar a María Silva.
María, la niña que canta
Abre las puertas de su casa con el mismo corazón con el que canta. Simple, directa, tímida, de a ratos; habita el silencio entre sus palabras con la misma potencia de su lengua. “Yo era una niña muy vergonzosa, pero para cantar no”, sostiene.
“Me recluí en mi casa, encontré otros tiempos, otras cosas. Me puse a pintar las paredes. Me hice otros tiempos de cuestiones cotidianas. El tiempo del mate, empezar a hacer algunos panes que no me salieron nunca “, relata, con amplio sentido del humor, sobre los meses más crudos de la pandemia.
-¿Encontraste en ese tiempo algo inesperado en vos?
-No, lo inesperado fue esa fuerza de querer pintar la casa, transformar algunas cosas, lo pequeño; cosas que también me gusta mucho. Extrañé mucho, eso sí, a mis amigos.
-¿Dónde te criaste?
-Acá, en esta misma casa. Acá nací y acá me voy a morir. Un tiempo me fui a Buenos Aires, estuve cuatro o cinco años, pero después me volví porque mi lugar estaba acá.
-¿No te hallaste allá?
-Sí me hallé, me iba lindo. Estaba teniendo algunas apariciones en televisión, notas en revistas. Pero a mi me tiró mi gente, encontrarme con mi familia y mis amigos, si bien allá yo tenía un círculo artístico muy lindo y había logrado incluirme en un grupo muy selecto de músicos, no podía soportar mucho esa lejanía.
(Más información en la edición gráfica número 1122 de la revista ANALISIS del jueves 8 de julio de 2021)