
En el microcentro de Paraná, Tierra Bomba cumple diez años como punto de encuentro para la música en todas sus formas. En esta casona cultural confluyen artistas consagrados, emergentes y fuera del circuito comercial, en noches inolvidables que cruzan sonidos, historias y encuentros.
Por Gabriela Gómez del Río
Tierra Bomba es punto de encuentro para quienes eligen la casona, ubicada en calle Urquiza 1214, como refugio para disfrutar de buena música, tragos y alguna comida del fogón del patio.
El espacio cultural surgió en junio de 2015 por iniciativa de un grupo de hermanos y amigos, que solía organizar peñas. La primera gran noche que organizaron tuvo a Canciones de Luca y Sumo y Factor Fun. Con volantes caseros, boca en boca y redes sociales, lograron colmar la casa. La cita superó todas las expectativas y dejó satisfechos a los asistentes, que han conformado una comunidad que acompaña cada una de las propuestas.
Sostener Tierra Bomba no ha sido tarea sencilla. Pero sus hacedores siguen poniendo el cuerpo, la pasión y el esfuerzo, convencidos de la importancia de contar con un centro de arte, donde la música sea la principal protagonista y el encuentro, una forma de resistencia.
En el mes de su décimo aniversario, ANÁLISIS conversó con Martín Chemez, uno de los referentes del proyecto, para repasar la historia, los desafíos y las apuestas futuras de este espacio autogestionado de Paraná.
Los orígenes
El origen de Tierra Bomba fue gestándose a lo largo de muchos años, como un juego entre hermanos. “Crecimos en una casa donde la música siempre fue protagonista. Nuestros viejos, jóvenes estudiantes en plena dictadura, fueron grandes consumidores de música. En los años de la primavera democrática, la casa se llenaba de una gran diversidad de música: Mercedes Sosa, Zitarrosa, Jorge Cafrune, Charly García, Fito Páez, la trova cubana, Violeta Parra, entre tantos otros. Un abanico amplio y potente de música latinoamericana y del mundo”, narra Chemez.
Y añade que “con los años, cada uno fue personalizando sus gustos, investigando, adquiriendo nuevos Norte musicales, y también compartiéndolos. Estudiamos instrumentos, formamos bandas, y fuimos cultivando una sensibilidad en común.Tierra Bomba no nació de un día para el otro. Fue el resultado de todo ese recorrido, esa escucha compartida y de las ganas de crear un espacio donde la música no sea un fondo, sino el centro de todo”.
Un viaje y un nombre
Los viajes, a veces, son el punto de partida de grandes ideas. Así fue para Tierra Bomba, que empezó a gestarse tras unas vacaciones en Colombia.
“La idea tomó forma después de un viaje que hicimos con mi hermano y un amigo —recuerda Chemez—. A la vuelta, empezamos a buscar espacios para concretar algo propio, y fue ahí cuando apareció el nombre Tierra Bomba. Al principio armábamos peñas donde la música era la protagonista”.
(Más información en la edición gráfica de la revista ANALISIS, edición 1161, del día 26 de junio de 2025)