Memoria Frágil y el violento intento de asalto al tesorero de la Cámara de Diputados

Archivos periodístico.

De ANÁLISIS

Ese mediodía del viernes 15 de agosto de 2003, transcurría con normalidad en la capital entrerriana. Era un día de sol y las aguas algo se habían empezado a calmar a partir del nuevo gobierno nacional encabezado por Néstor Kirchner, asumido tres meses antes. Le quedaban las semanas finales de gestión al radical Sergio Montiel, después de haber esquivado el juicio político a través de una burda maniobra en la Cámara de Diputados de la provincia, donde aún había demasiada ebullición, una profunda división y peleas que marcarían para siempre a muchos de los legisladores.

Eran no más de las 11.30 cuando en calle Corrientes, la intersección de Rosario del Tala enmudeció por una banda de asaltantes y un grupo de policías que querían detenerlos cuando trataron de interceptar a un funcionario que había salido de un banco con 400 mil pesos de esa época. El objetivo un maletín que llevaba el tesorero de la Cámara de Diputados de Entre Ríos, Arnaldo Abramor. El tesorero iba en un automóvil Seat Córdoba rojo junto con un empleado y dos policías que lo custodiaban. Recién salía de la casa central del Banco de Entre Ríos, y se dirigía a la Legislatura para pagar los sueldos del personal. Pero a 400 metros de la sede bancaria, el hombre escuchó que algo raro estaba pasando.

“Estaba cortando el pelo de espaldas y me di vuelta. Me pareció ver tiros y le dije al cliente que se esconda. Me fui al pasillo y él no se escondió. Eso duró dos minutos y él me pidió que le termine el corte. No alcancé a ver qué pasó”, recordó Rubén Sulmaisdter, peluquero.

Su vecina, Alejandra Sarno acotó que su papá y su nene de 2 años estaban jugando en la vereda. “Mi papá me comentó que sintió disparos y se metió con el nene para adentro. Me dijo también que los disparos no eran tan estruendosos y pensaba que las armas tenían silenciador. Fueron muchos tiros pero no tanto el ruido que se sintió”.

“Había un muerto en Corrientes antes de llegar a Colón”, apuntó Sulmaister. “Supe que una persona quedó gravemente herida, cuadripléjico”, agregó Sarno y señaló: “En el barrio hay pocos que recuerdan porque la gente se fue renovando”. “Yo no estaba cuando fue le tiroteo. Pero justo llegaba y me dejaron pasar. Se veía por el pasillo que una persona entró con el maletín. Había policías que lo calmaban. Estaba el auto con vidrios rotos, muchas vainas y mucha gente. Comentaron que había un ladrón herido, que hubo una persecución”, dijo Adrián Sulmaister.

El auto del funcionario fue interceptado en la esquina de Corrientes y Rosario del Tala, a pocos metros de la Municipalidad. Una camioneta Renault Kangoo frenó delante del Seat y se bajaron al menos tres personas encapuchadas y armadas. Los ladrones comenzaron a disparar con Itakas y pistolas 1125, los vidrios del auto se rompieron de inmediato y Abramor sólo atinó a tirar el maletín. Los custodios que iban con el tesorero también empezaron a disparar y a ellos se sumó un policía que pasaba por el lugar en un colectivo y un patrullero que estaba en la zona. Fue entonces que Omar Mosqueda de 25 años, empleado de la Municipalidad pasó por el lugar caminando. Uno de los balazos le dio en la espalda y el joven cayó en la calle herido de gravedad. La tragedia pudo haber sido peor. Por esa zona siempre caminan cientos de alumnos de la Escuela Normal, la más antigua de Paraná, ubicada a solo tres cuadras de donde fue el tiroteo.

“Fue una situación dramática. Nosotros veníamos de septiembre de 2001 donde se emitieron los Bonos Federales, de la crisis de diciembre de 2001. De todo el año 2002 con una tensión social enorme y un conflicto entre el Poder Legislativo, en particular Diputados con el Ejecutivo. En ese momento era gobernador el doctor Montiel, el doctor Pauletti era vicegobernador. Yo era presidente de la Cámara de Diputados. Y eran situaciones de juicio político, tensión y crisis permanente. En 2003 la situación empezó a normalizarse pero se mantenía una situación política muy crítica. Recuerdo que estaba en Tribunales ese día y el secretario de la Cámara, Mario Joannas, vino a avisarme que se había producido este hecho. En aquel momento los haberes todavía se pagaban en efectivo. Ahí me enteré y fue dramático porque hubo mucha violencia, disparos, intervención de un policía que venía en un colectivo y se bajó e impidió que el hecho se concretara. Sin duda que fue una operación con inteligencia porque había que saber día, hora, vehículo que iba a buscar los fondos. Fue una situación muy fea, de las peores”, relató Julio Rodríguez Signes.

“Si bien el proceso investigativo no estaba en el área de la Secretaría de Justicia sino del Ministerio de Gobierno, nos afectó a toda la plana de gobierno. Recuerdo que el director de Tesorería de Diputados había concurrido al banco como todos los meses. Fueron interceptados por una Kangoo con gente encapuchada y armada. Requieren el dinero. Había personal policial y se genera un intercambio de disparos, eso frustró el robo. Uno de los delincuentes fue herido. Hubo una persecución. Los delincuentes se desprenden de la persona que estaba herida. También cayó gravemente herido un transeúnte. Esa gente intercambió vehículos en el Thompson y desaparecen. Paraná no estaba acostumbrada a este tipo de hechos”, recordó Hugo Gemelli, ex secretario de Justicia.   


Omar Mosqueda.

El abogado contó que Montiel se vinculaba mucho con los hechos graves que ocurrían. Dijo que “la investigación generaba continuas reuniones de Gabinete ampliado porque fue un golpe muy grande por la forma de delinquir”. “La investigación estuvo truncada por el obrar de la banda delictiva. Se trataba de gente foránea de la provincia y el vehículo tenía pedido de captura de la Ciudad de Buenos Aires y las armas habían sido robadas en Córdoba. El fallecido era un delincuente con prontuario muy importante de Santa Fe. Había estado preso. La investigación cayó en Juzgado de Instrucción N°3 a cargo del doctor Héctor Toloy y después siguió el doctor Maldonado”.

El comisario retirado Emiliano Balbuena, relató cómo fue la investigación inmediata al hecho. “Trataron de sustraer un monto significativo de dinero que era para pagar sueldos de empleados de Casa de Gobierno. El momento fue rápido y elocuente. Hubo una persecución policial pocas veces vista en Paraná. Cuando se produjo el asalto hubo un intercambio de disparos. Hubo dos heridos. Uno perdió la vida, una persona oriunda de Alto Verde, de apellido Ábalos. Otra persona que no tenía nada que ver quedó con lesiones gravísimas”, contó. El comisario contó que Ábalos fue arrojado intempestivamente de la camioneta y el resto de los delincuentes continuaron fugándose.

En el tiroteo con la Policía también resultó herido uno de los ladrones. Pero igual sus compañeros de banda lo subieron a un auto y lo sacaron de la zona. Sin embargo se desprendieron de él y lo tiraron a la calle. El asaltante había recibido un disparo en la espalda, pese a que llevaba un chaleco antibalas. Fue trasladado al Hospital San Martín donde murió pasado el mediodía de ese día. Los que iban en la camioneta lograron escaparse y abandonaron el vehículo en calle Pablo Llorens al 2800, en el barrio Thompson, cercano al Túnel Subfluvial. Por la forma en que se movieron los ladrones, fuentes policiales atribuyeron el hecho a personas con experiencia. Estaba claro que tenían relación con estructura policial y un importante apoyo logístico, con filtración de información en diferentes lugares para obtener datos que sólo manejaban unos pocos.

 

“Yo estaba en mi despacho. Se comentó que no se pudieron llevar el dinero que se había ido a buscar para pagar los contratos. Abramor arrojó el maletín con dinero pero estaban en plena balacera. Ellos escaparon. Entiendo que uno delos ladrones falleció y una persona que andaba por la zona fue alcanzada por disparo y tuvo un problema grave. Pudimos en conocimiento al presidente de la Cámara que era el doctor Rodríguez Signes y tomó intervención la Justicia”, dijo Mario Joannas, ex secretario de la Cámara baja.

La Policía se movilizó con la persecución. “El vehículo de los ladrones quedó abandonado. Sé que hubo varios vehículos con roturas producto de la balacera, armas encontradas, hasta ametralladoras, celulares. Se procedió al secuestro, a citar a los testigos y dar intervención al juez de turno”, apuntó el comisario retirado Balbuena. “se recabó que se fugaron en un Fiat Uno blanco. Se hicieron allanamientos. Se encontró un auto, se lo rastrilló. Creo que había casquillos y rastros”.

“No puede existir que vengan a pegar un golpe así no más. Evidentemente hubo una investigación previa y gente de la ciudad conectada. Se investigó una cadena de responsabilidades respecto de la data que pudo haber venido del banco o internamente. Ocurrió que estábamos al final del gobierno y después la investigación quedó netamente en la Justicia. Hubo una inteligencia previa, una conexión en Paraná”, valoró Gemelli.

El empleado municipal Mosqueda trabajaba en la Secretaría de Turismo de la Municipalidad y al salir a llevar un encargo a una imprenta de Colón y Corrientes, fue herido en el hombro y lesionó la médula espinal. El trayecto de la bala le perforó el pulmón derecho, la médula espinal, el intestino grueso y delgado y le dañó la séptima y octava dorsal. Ahí quedó alojada la bala. Como consecuencia, Mosqueda quedó en una silla de ruedas de por vida. La causa judicial quedó en manos del juez de Instrucción Héctor Eduardo Toloy que dispuso algunas medidas.

“La Cámara de Diputados mandó a retirar dinero para pagar sueldos y en el camino había una Kangoo con los delincuentes que cruzaron el vehículo, se bajaron con armas, rompieron el vidrio del conductor y pidieron el dinero. Justo bajó un policía de un colectivo y se cruzaron disparos entre los delincuentes y los policías. Un cruce de disparos donde resultó lesionado Mosqueda. Los delincuentes se fugaron. Uno de ellos estaba herido y lo descartaron un par de cuadras más adelante. Se sacaron huellas, ADN, se recuperaron armas. Se supo que era gente de Santa Fe. Trabajamos con la Policía de Santa Fe pero no pudimos llegar a los autores. No eran ladrones comunes. Cuando se secuestraron armas, encontramos miguelitos. No eran perejiles”, recordó el ex juez de Instrucción Toloy. “Fue un hecho estrepitoso. Causó un estrépito”.

El ex magistrado consideró que hubo inteligencia previa al hecho. “La investigación fue buena, muy buena. Sé que hubo detenidos pero no se pudo conseguir un cúmulo de pruebas suficientes para desvirtuar el estado de inocencia”, aseveró Toloy. “Se secuestró una ametralladora y otras armas. Capuchas y otras cosas. Llegamos hasta donde pudimos. Felizmente no se concretó el hecho”.

En la investigación judicial, cuando se revisaron los automóviles de quienes participaron en el intento de asalto, se encontraron armas de guerra y dos celulares. En la investigación telefónica, se hallaron comunicaciones previas con uno de los números de un ex comisario domiciliado en Paraná. Y una persona declaró en el expediente que en días previos al hecho hubo dos celulares con prefijo de Paraná que se los había vendido otro ex comisario vinculado a diferentes hechos delictivos en los 80 y 90. Estaba claro que hubo una banda de policías que hizo apoyatura logística en Paraná para que el intento de asalto no tuviera errores, pero en los hechos fueron demasiados y con un alto costo.

“Recuerdo haber conversado con él y me comentó que vio cuando se cruzó la camioneta, que bajaron los delincuentes, que el chofer pidió que se  tiraran al piso. Que sintió miedo y atinó a tirar el maletín para salvar las vidas. Quedó conmocionado, con mucho miedo”, narró Joannas. “Seguro que los que entendían más de legales habrán tenido reunión con presidente de la Cámara y deben haber definido qué hacer. Pudo haberse filtrado algún dato de la Cámara, queriendo o sin querer y también pudo haber venido por el lado del banco”. “Seguro que hubo varias hipótesis. Se hablaba de gente de Santa Fe y habrán estudiado, sabido cuándo cobraban los empleados de la Cámara”.

“Seguro hubo una inteligencia previa. Pudo haber sido empleado del banco de la cámara, cualquiera de los que cobraba lo que llevaban, el espectro es muy grande. No recuerdo si había un servicio telefónico como el de hoy”, dijo Toloy.

A los pocos meses, el administrador de la Cámara de Diputados de la provincia durante los últimos 15 años previos al hecho, Arnaldo Abramor, fue reemplazado en el cargo por Abel Benedetti, ligado al ex diputado provincial justicialista Eduardo Marín. Abramor estuvo a punto de ser herido o perder la vida ante el ataque de los delincuentes. No obstante, quedó fuera de la Tesorería y falleció en 2013.

“Hubo gente detenida en 2005 o 2006 y allanamientos. Se esperaba que surgieran nuevas líneas investigativas pero esta persona en 2008 o 2009 quedó sobreseída”, recordó Gemelli. “Depende de una investigación judicial este tipo de hechos, de los jueces. Era muy distinto en el Código Penal viejo. Hoy tenemos fiscales avocados exclusivamente. Antes estábamos con un sistema arcaico, viejo”, contrastó.

“Yo creo que no se manejaron tan bien con toda la inteligencia común a ese tipo de bandas. Un atraco en zona céntrica puede ser bueno, pero hay mucha gente, tráfico. Pero eso ya escapa al razonamiento policial”,  dijo Balbuena.    

Toloy contó que hubo una persona detenida. “No hubo más pruebas y el principio de inocencia lo respeté a rajatablas. Uno tiene que ser honesto y no meter a una persona conociendo lo que es la cárcel y las posibilidades de resocializar. Si es inocente, eso pesa muchísimo. Hay que tratar de evitar eso. Cuando hay pruebas sí, aplicar la ley”.

El hecho que tanto conmovió a la comunidad paranaense, no tuvo condenados. Hubo un plan de asalto, una banda con conexiones en Paraná que nunca se pudo determinar de modo fehaciente, un muerto y heridos y una víctima como el empleado municipal Mosqueda a quien el episodio le arruinó la vida para siempre. Toloy se jubiló y la Justicia jamás avanzó en la investigación. Fue un hecho más que quedó impune, como tantos otros.

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