Por Juan Cruz Butvilofsky

(De ANÁLISIS)

Tras la declaración del testigo de la Policía Federal Argentina, Gustavo Mendoza, el imputado Cristian Silva decidió realizar una acotada declaración indagatoria con los fines de aclarar parte de su involucramiento en la causa. El pedido lo realizó su abogado, Augusto Lafferriere.

“Tanto Celis como Silva estuvieron buscando bidones de gran tamaño para cargarlos con combustible. Buscaban alrededor de 100 bidones y también estuvieron buscando nafta con un mayor octanaje para que aumente el rendimiento. Supuestamente ellos hablaban que era para un karting, pero esto fue descartado porque las personas que hicieron nuestro trabajo de campo no encontraron vinculación alguna con respecto a dicha actividad”, expresó Mendoza.

Esto provocó el pedido de la defensa de Silva, quien aseguró ante el Tribunal Oral Federal (TOF): “El señor Mendoza dijo que yo no tenía actividad automovilística. Dijo que no había kartings en la investigación. Yo tengo karting, yo tengo la licencia de la Asociación de Corredores de Turismo Carretera (ACTC), la presentó en el TOF mi abogado anterior. La participación sobre el tema del combustible era únicamente sobre el karting y tengo motos de carrera. Yo plantee que se nombre a un perito para que diga si la avioneta puede volar con los alcoholes que yo nombraba (en las escuchas), ya que son octanajes que no sirven para volar una avioneta”.

Pero Chanenko hablaba de aeronafta, le espetó el fiscal José Candioti: “Una avioneta no puede volar con aeronafta, sino que puede usarse con aviones o autos de competición”, respondió Silva.

Silva nombró a tres mecánicos para que pueda corroborarse su injerencia en el ámbito de las carreras de kartings.

Respecto a la pregunta de Celis, en una conversación, en referencia a la necesidad de comprar bidones para nafta, Silva aseguró: “Yo creo que Celis me preguntó dónde podía comprar bidones, pero no eran 100 bidones, no puede haber una escucha donde me haya pedido 100 bidones. No existe ese número. No me acuerdo cuantos bidones, porque también se usaba nafta para el sindicato de Suoyem. 100 bidones era un disparate”.

Sin embargo, la tesis de la acusación expresa que la banda de narcotraficantes estaba buscando combustible para que la avioneta pueda recargar el tanque y retornar hacia Paraguay. Celis aseguró que consiguió los bidones que buscaba, pero la compra del combustible estuvo a cargo de los propietarios del campo Omar y Raúl Ghibaudo.

Así lo aseguraron los tres testigos, entre los cuales se incluyó Iván Rocha, agente de la PFA: “Compraron los hermanos Ghibaudo junto con una tercera persona joven, creo que (Luis) Céparo. Cargaron $10.000 de la premium de una estación de servicios Shell de María Grande”. Cabe aclarar que la compra se hizo dos meses antes de que la avioneta aterrice y fue guardada en uno de los ampos de los Ghibaudo. La distancia entre la compra y el aterrizaje tuvo que ver con las dificultades climáticas para llevar a cabo el ilícito, por eso en un primer lugar el combustible se guardó en María Grande para luego trasladarse a Colonia Avellaneda.