-¿Cuánto lo ha impactado en estos últimos años el crecimiento del narcotráfico en la provincia y la región?

-Fui fiscal federal entre 1990 y 1993 y recuerdo que, en esos tres años, de cierta importancia en materia de estupefacientes, tuve tres causas. Una por una detención en el hotel Mayorazgo de un estudiante con un cigarrillo de marihuana, otra por una plantación que los hijos de un productor habían hecho en medio de un maizal y la tercera por una plantación pequeña que hizo un dealer en San Benito. De esa realidad a la realidad actual hay una gran diferencia, ya que las estadísticas muestran que el Tribunal Oral tiene actualmente 300 personas detenidas y el 95 por ciento es por temas de estupefacientes. De esa cantidad, 50 están presos fuera de la provincia y el resto acá. Hay casi 100 en la Unidad Penal Nº 1. Hay algunos casos de trata, pero la mayoría es por estupefacientes. Esto muestra el crecimiento exponencial que ha tenido el narcotráfico.

-¿Notó esa especie de regeneración que se va dando cuando muere, se va o lo encarcelan a un jefe narco y automáticamente aparece un hijo sobrino pariente al frente del negocio?

-Las distintas causas permiten visualizar que la actividad muchas veces se trata de una fuente de recursos de la familia, como una pequeña pyme, con el dueño de casa, la esposa, los hijos, las abuelas. Participan todos en el negocio. Esto no es sólo en Paraná, sino en todos lados. He integrado tribunales en Rosario, Posadas y otros lugares y puedo ver esas realidades.

-¿Cuan lejos estamos de lo que pasa en Rosario?

-En la medida en que las ciudades tienen más población y otra realidad económica, la magnitud del comercio de estupefacientes es proporcional. Lo que sucede en Entre Ríos es que, además del consumo, que se da en todas las localidades, ya que hasta en las más pequeñas hay causas, es la provincia lugar de tránsito de la droga que llega a la Argentina. En la frontera con Uruguay se da un tráfico generalmente en meses previos al verano, hay una vía de contacto directo con Santa Fe, muchas veces la droga que va a Rosario pasa por acá. Es decir que a la venta, hay que sumar este tráfico.

-¿Hay algún caso particular que lo haya impactado?

-Recuerdo causas que en algún momento fueron impactantes porque eran novedad, pero hoy hablar de 2.000 kilos de marihuana es algo caso común. Sí puedo mencionar una causa bastante inédita para nuestra jurisdicción, que es de hace poco, y tiene que ver con la detección en la aduana de una cantidad importante de pastillas de éxtasis por una cifra millonaria. La droga se producía en Holanda, se despachaba en Alemania y llegaba a Parana. Una pastilla vale 500 pesos y en cada envoltorio había 50.000.

-¿Nota que la gente tiene más miedo?

-La gente que vive en los barrios en los que se comercializa droga y que no está comprometida con estas organizaciones tiene que convivir con estas circunstancias. Tiene que ver, que sus hijos vean que se compra droga y que, eventualmente, sus hijos terminen comprando droga allí. Esto genera una cuestión social importante y reclamos. Se está viendo mucho la denuncia anónima.

-¿Qué porcentaje son los juicios por droga?

-Mas del 90 por ciento. Debe ser 95 por ciento droga y 5 por ciento trata. Prácticamente no hay otras causas. Por ahí aparece alguna falsificación monetaria o una estafa.

-¿Y cómo era hace 10 años?

-Hace 10 años hubo un alud de causas por documentación adulterada de vehículos y algunos delitos de estafa. El tema estupefacientes tuvo un desarrollo exponencial.

-¿Para cuándo están fijando fechas de juicio?

-Estamos fijando fecha a dos años vista. Nos alivia que esté constituido el Tribunal de Uruguay, pero no como pensábamos. Creímos que, por la ruta 14, el grueso de los expedientes irían a Uruguay, pero hoy queda demostrado que es 50 y 50.

-Usted fue crítico de la desorganización entre las fuerzas de seguridad que intervienen. ¿Nota que con Macri esto se modificó? ¿Hay una buena calificación del accionar del gobierno respecto del narcotráfico?

-Son sensaciones. Por ahí me da la impresión de que se está haciendo un poquito más que antes en la lucha contra el tráfico de estupefacientes. Hay más causas y más detenidos. Lo muestran las estadísticas. Y se empezaron a visualizar investigaciones respecto de organizaciones, pero se hace un corte a nivel local y acá el problema es la droga que ingresa a la Argentina. Hay que hacer una barrera en la frontera para que no entre la droga. En Posadas la cruzan caminando por el río. Y las fuerzas siguen investigando por su cuenta, se pisan, aparecen celos profesionales que no deberían existir ya que hay un enemigo y todos debemos trabajar por eso. Si cada uno lo hace por su lado, el esfuerzo se diluye. Todavía no hay una política de Estado firma y unidireccional que agrupe a todas las fuerzas.

-¿Ayuda la Ley de Narcomenudeo?

-Cuando concursé por mi cargo, en el Senado de la Nación, ante una consulta del senador Yoma, que había presentado un proyecto para la represión de la tenencia simple, dije que no creía en la efectividad de esta medida. Cuando se divide la jurisdicción actúa uno, actúa otro y se depende de la cantidad. ¿Cuánto es, un gramo, dos gramos? Pero con los años uno tiene que volverse un poco más abierto. Si se ha fracasado en otros intentos, probemos por esta vía. Se que se han hecho muchos procedimientos, pero para evaluar los resultados hay que esperar dos o tres años.