Jorge Riani

El senador provincial Julio Majul habló y tembló el escenario político. Asegura que simplemente dijo lo que escuchó de boca del diputado Oscar Grilli. “Me dijo que la oferta del gobierno para votar a favor de la reforma constitucional era de medio millón de pesos”, narró el senador de la Concertación Entrerriana. Grilli intentó desmentir la conversación, mientras la primera línea del oficialismo -con el gobernador Jorge Busti a la cabeza- amenazó con pedir la destitución del representante del departamento Gualeguaychú. Así, Majul se quedó desprotegido dando explicaciones de un diálogo que existió y del que sólo asomó una parte. ANALISIS reproduce el contexto en que el diputado Grilli dijo lo que hoy niega y los motivos que lo expusieron a una supuesta oferta tentadora para levantar la mano en la Cámara de Diputados. Lo que sigue es una historia de desconfianzas cruzadas, de trabajos de inteligencia y de internas en los partidos de las minorías legislativas.

Resulta paradójico, pero así es la política. La enredada novela de la reforma constitucional, que tanto desvela al Gobierno provincial, ha generado un tembladeral donde menos se lo esperaba: en las fracciones minoritarias con representación legislativa.

Sus propias declaraciones sobre lo que había escuchado de boca de un diputado, le dibujaron al senador Julio Majul (Gualeguaychú), único representante de la Concertación Entrerriana en la Cámara Alta, la posibilidad cierta de un planteo de destitución. El tiempo dirá si se trata de una amenaza o de algo más serio.

En rigor de verdad, Majul no dijo nada que suene a música desconocida, nada que no se haya escuchado antes públicamente. Pero sin embargo, esta vez sus dichos molestaron más de la cuenta, y se ha generado una situación institucional delicada en torno al futuro de un legislador. “(Oscar) Grilli (Bloque Integración-Uruguay) me dijo que la oferta del gobierno para votar a favor de la reforma constitucional era de medio millón de pesos”, dijo el senador al encender la mecha que hizo estallar el escándalo. “Me dijo que a él y a (Antonio) Mainez (Bloque Integración-Concordia) les ofrecieron medio palo a cada uno”, agregó.

Los dichos del legislador generaron la inmediata reacción del oficialismo. Pero el ingrediente extraordinario es que desde el Bloque Integración desestimaron, o apenas insinuaron, una desmentida, de que sus diputados hayan hablado en tales términos. Por si fuera poco, atribuyeron todo a una supuesta movida de la Concertación Entrerriana para desprestigiar a su bloque, que tenía -en este caso- a Majul como ejecutador.

Hay que decir que el tándem Grilli-Mainez -que precisamente en la nomenclatura legislativa se identifica como Bloque Integración- ya se había expresado en términos similares a los dichos que Majul afirma haber escuchado. En una entrevista publicada en ANALISIS el 10 de marzo de 2005, el diputado Mainez se mostraba “terriblemente preocupado y con miedo” al ver “que hay como cheques tirados en el pasillo de la Casa de Gobierno y están al portador”. No hablaba el legislador de otra cosa que del pretendido proceso de reforma constitucional y el modo en que el oficialismo construye consenso. ¿Qué reacción hubo del gobernador o del ministro político en esa oportunidad? ¿Por qué el tema no se judicializó, como sí se hizo con la presentación de la fiscal Claudia Mizawak para que evalúen los dichos de Majul?

La fiscal Mizawak encuentra diferencias sustanciales por las cuales los dichos del senador por Gualeguaychú ameritan ser llevados hasta Tribunales, y no así la aventada sospecha de intento de soborno que lanzó apenas hace unas semanas el diputado oficialista José Allende (Nogoyá), cuando dijo que desde el sector interno de Julio Solanas intentaron comprar el voto negativo de Lucy Grimalt (La Red-Paraná) a la reforma constitucional. Según argumentó ante una consulta periodística, el hecho de que Majul no haya identificado a los supuestos sobornadores es motivo para pedir una investigación ante la Justicia. No pasa lo mismo con los dichos de Allende, “que acusaron al intendente Solanas”, diferenció Mizawak.

Hay que recordar que el presidente municipal encaró una querella contra el legislador. En la lógica de la Fiscalía de Estado, los dichos del diputado Mainez, que ve “cheques tirados, al portador”, hubiesen encuadrado para que merezca una presentación similar, y sin embargo no ocurrió de ese modo.

Las interpretaciones para tan diferente reacción son disímiles, y algunas hasta aventuradas. Pero se dice con insistencia que hoy el oficialismo ve con menos tolerancia, con la reforma constitucional definitivamente caída, dichos de este tenor. Pero lo verdaderamente importante de esta historia no está en los motivos del oficialismo para dar batalla judicial por unas declaraciones, sino en la historia de un diálogo entre los legisladores de la oposición.

Una de Majul

El debate en torno a lo que asoma como una grave situación institucional quedó reducido a la conveniencia y modo del manejo de los datos que en la jerga periodística se denominan off the record: aquella información que generalmente tiene como destino poner en conocimiento de algo a un cronista, y no para su publicación.

Un tema central de la política quedó limitado a una discusión de dimes y diretes, y con un oficialismo que pareciera que logró enfrentar a dos sectores de la oposición que se dispensaban mutuo respeto y buen diálogo. “Si Grilli me quiere desmentir ahora es un problema de él. Ahora dice que no lo dijo; quiero suponer que (este cambio de parecer responde a que) Grilli me lo dijo en un tono confidencial y le molesta que lo haya hecho público. Pero en última instancia, me hubiera dicho que no lo repita”, se defendió Majul.

(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)